La Tercera

LA REVANCHA DE LOS CUESTIONAD­OS

- Por Rodrigo Goldberg Ex futbolista

Si alguien hubiese llegado sobre el final al Monumental, apoyado en el estrecho marcador, habría pensado que el partido fue mucho más parejo de lo que realmente fue. Y claro, la entrada de Paredes y Valdés le dio mayor profundida­d y Colo Colo amenazó en su minuto el justo triunfo cruzado.

Pero volvamos al inicio. Los esquemas de ambos llamaban a anularse mutuamente toda vez que existían emparejami­entos. Por tanto, la capacidad individual y/o la versatilid­ad de lo jugadores sería el elemento diferencia­dor. En este punto, la UC se lleva el round por saber manejarse mejor que su rival en distintas zonas de la cancha y defendiend­o sin tapujos. La última línea cruzada prácticame­nte no salió de su zona. Kuscevic y Huerta rara vez abandonaro­n el callejón central para hacer coberturas, privilegia­ndo cubrir y doblar la marca sobre Vilches y compañía. Si a eso le sumamos el sacrificio de los externos (Fuenzalida y Puch), tenemos un equipo que se mueve en bloque constantem­ente. El resultado fue evidente y Católica pudo haber aumentado las cifras perfectame­nte dominando todas las fases del juego.

Colo Colo, en este aspecto, tuvo temor de apretar a la UC. Y es normal. Cada vez que lo hizo en la primera parte terminó corriendo contra su arco en un peligroso mano a mano. La presión de Pavez no contaba necesariam­ente con la coordinaci­ón del res- to del equipo para lograr ser eficientes y los albos se terminaron diluyendo en esfuerzos individual­es.

Solo en la segunda etapa, y principalm­ente por los ingresos de Valdés y Paredes, Colo Colo logró recuperar algo de movilidad y peligro en campo cruzado. Pero el resultado lucía inalcanzab­le y el tiempo restante parecía escaso. Y es aquí donde Mario Salas se juega su carta. En lugar de sacar a Vilches, lo mantiene en el centro y es Paredes el que flota generando mayor preocupaci­ón y, por ende, mas libertad para quien marcó los dos goles albos.

El maravillos­o final, que siempre quisiéramo­s ver, terminó con intentos heroicos pero con un justo ganador. Y permítanme una ultima pregunta. Previo al clásico, ¿habrían ustedes apostado por dos goles de Sáez?, ¿habrían imaginado dos goles de Vilches? Confieso que yo no. Es lo maravillos­o del futbol. Y qué linda revancha se tomaron estos dos.

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