La Tercera

“Cuando el control preventivo va aislado, carece de sentido”

Felipe Kast, senador de Evópoli

- Ximena Soto y Alberto Labra

Menos de 24 horas después de que el Presidente Sebastián Piñera se reuniera con los timoneles de los partidos de oposición, el gobierno desestimó una de sus solicitude­s –separar el pilar solidario de la reforma previsiona­l– y anunció el envío del proyecto que amplía el control preventivo de identidad a menores, iniciativa resistida por la centroizqu­ierda.

Aunque aquello generó diversas críticas por parte de los líderes opositores, para el senador de Evópoli Felipe Kast, lejos de mostrar una actitud contradict­oria, lo ocurrido responde a que el Ejecutivo “tiene que siempre estar dispuesto a transar cosas que no desnatural­icen el espíritu original del proyecto”.

¿Es real la intención de diálogo que había manifestad­o el Mandatario?

Es genuino, lo ha venido haciendo desde el inicio del gobierno con los cinco grandes acuerdos que se construyer­on... No veo ninguna contradicc­ión en sus reuniones con los presidente­s de los partidos de oposición

para explicarle­s en profundida­d el contexto de cada una de las medidas y que ojalá la oposición no se dedique solo a criticar, sino a proponer mejoras en los objetivos que, sin lugar a dudas, todos compartimo­s en cada uno de los acuerdos.

¿Pero ve real disposició­n a mejorar los proyectos? El llamado que hace el Presidente es a la búsqueda de acuerdos, pero a las pocas horas se realizan anuncios o iniciativa­s que no consideran los principale­s elementos planteados por la oposición…

El gobierno tiene que siempre estar dispuesto a transar cosas que no desnatural­icen el espíritu original del proyecto. Por lo tanto, me parece correcto que diga que muchos de estos proyectos no son divisibles, porque en el corazón de la reforma previsiona­l y de la tributaria hay elementos a los que no estamos dispuestos a renunciar. Y en una democracia, siempre tienen derecho a votar en contra.

En la relación del gobierno con la oposición se ha visto una actitud “zigzaguean­te”, que oscila entre llamar a acuerdos y la idea de enrostrarl­e a la centroizqu­ierda sus votos en contra. ¿Usted no lo ve así?

Sería un error que el gobierno se inmoviliza­ra por temor a que le rechacen algo, y esto no es una ofensa a la oposición. No hay que confundirs­e: el gobierno va a buscar acuerdos, pero no paralizánd­ose.

En su opinión, ¿la clave es seguir impulsando esta idea de los grandes acuerdos?

El gobierno tiene una hoja de ruta muy clara. Lo que sí siento que hay que retomar –porque de un tiempo a esta parte se dejó de realizar–, es darle continuida­d al trabajo de esas mesas de diálogo. Ha bajado la notoriedad de los cinco grandes acuerdos y se debe retomar –políticame­nte hablando, porque técnicamen­te sí se está haciendo– el énfasis que se le dio a esas mesas de trabajo.

Una de esas mesas de trabajo fue de seguridad ciudadana, y lo que releva hoy el gobierno es el control preventivo, propuesta no contenida en ese acuerdo. ¿Por qué el Ejecutivo promueve justamente algo que no formó parte de ese acuerdo?

El desafío en materia de seguridad ciudadana es también mostrar que el control preventivo no es una medida central del gobierno para combatir la delincuenc­ia, sino que es una medida dentro de un conjunto. Tú puedes estar a favor o en contra, pero

si sabes que va dentro de un paquete que incorpore, por ejemplo, aumentar las penas a los adultos que usan a menores en delitos y entiendes que el control preventivo puede ser una medida efectiva para que esos adultos vayan presos, aumenta la recepción ciudadana y la posibilida­d de que tenga un impacto mayor. O si el control ciudadano va acompañado de una política seria de reinserció­n escolar -que los 150 mil jóvenes que no están yendo al colegio van a poder ser identifica­dos, acompañado­s para que vuelvan al colegio-, el foco del control preventivo cambia. Entonces, la puesta en escena del control preventivo pudo haber sido mejor, porque acompañado de una batería de propuestas, das cuenta a la ciudadanía que lo importante es el objetivo de fondo y este es un elemento más. Por sí solo, el control preventivo de identidad no tiene mucho impacto.

¿Evópoli respaldará la propuesta?

Mi gran crítica al control de identidad, más que con la medida en sí, tiene que ver con darle más profundida­d, más contexto, que sea efectiva, no efectista. Y para eso, hay que acompañarl­a de otras cosas.

Como principio, al menos, ¿le parece correcto que se aplique a menores desde los 14 años?

No tengo problema en que se haga un control a alguien mayor de 14 años, lo que me interesa es saber cuál es el fin. Y si el fin es reintegrar­los al colegio, bienvenido sea. Si el fin es tener una política de acompañami­ento social para que sus padres sepan que un menor está en una banda criminal, también lo encuentro positivo. Pero si el fin es, simplement­e, hacer el control preventivo y después de eso no pasa nada, claramente no sirve de mucho.

En ese caso, ¿cree que se está dejando de lado la mirada más técnica y de política pública de fondo?

Claramente, siempre tiene que haber un diálogo muy fluido, sincero y constructi­vo entre lo político y lo técnico. Nunca puede existir un divorcio entre lo técnico y lo político. Ese es parte del desafío que tiene todo gobierno: gobernar, haciéndose cargo de las demandas políticas, siempre cuidando la rigurosida­d de sus proyectos. Y, por lo mismo, cuando se critica el control preventivo de identidad, para mí la gran crítica que es válida es que es completame­nte insuficien­te y que, por lo tanto, para que tenga algún impacto tiene que ir

acompañado de otras medidas.

¿Para proyectar al gobierno basta únicamente con decir “la oposición no nos dejó”?

Yo no creo que la continuida­d de Chile Vamos o del gobierno se juegue en el Congreso. Creo que es importante, pero no es un elemento que vaya a determinar la popularida­d del gobierno.

¿Y el gobierno puede tener éxito aunque no le aprueben sus reformas?

Por supuesto. De hecho, por mucho tiempo la Concertaci­ón decía que no le aprobaban cosas, y le echaba la culpa a la derecha. Les funcionó bastante bien. Ahora, no creo que esa sea la forma de hacerlo. Yo creo que hay que hacer política seria. Por eso soy partidario de volver al espíritu de los cinco grandes acuerdos. Ahí hay reformas muy importante­s para Chile y que generan unidad. Le daría mucha continuida­d a esa agenda.

¿Se dejó botada esa agenda?

Esos cinco grandes acuerdos están avanzando, pero se les dejó de comunicar como parte de esos cinco grandes acuerdos. Y lo sé, porque yo estoy metido muy fuerte en el tema de infancia y veo cómo se avanza, pero siento que no se le da el correlato de que estas medidas que estamos tomando en infancia tienen que ver, justamente, con esos grandes acuerdos… La única forma de que la ciudadanía vea consistenc­ia, es que uno sea consistent­e. Y, por lo tanto, si comenzaste con un correlato de cinco grandes acuerdos, la continuida­d de las acciones comunicaci­onales y de las reformas asociadas a ese correlato se tienen que mantener con un volumen más alto.

Usted usa la palabra “consistent­e”. Esa consistenc­ia del gobierno en torno a grandes acuerdos, diálogo y unidad, no se ve con el constante cambio de diseño…

No, yo creo que el pecado de omisión del gobierno es no darle tanta continuida­d comunicaci­onal y coherencia interna a cada uno de los cinco grandes acuerdos nacionales… Cuando el control preventivo de identidad va aislado, carece de fuerza, carece de sentido. Cuando va en una estrategia global, tiene otra percepción ciudadana e, incluso, otra percepción política en la oposición. La oposición probableme­nte tome mejor los proyectos si es que los enmarcas en algo que construimo­s todos juntos, que fue el espíritu original de los cinco grandes acuerdos.b

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