UN TÚNEL SIN SALIDA
Deportes Antofagasta vence 3-1 y deja a los azules en la 15ª posición. Tercera derrota laica consecutiva, la crisis no frena.
Antofagasta le propina su tercera derrota consecutiva a la U. El equipo azul está en zona de descenso, en un torneo que lidera sola Unión Española.
Universidad de Chile está en zona de descenso. Es el penúltimo equipo de la tabla, con un partido más que el colista, Cobresal. Tiene apenas cuatro puntos de 18 posibles y ya acumula tres derrotas consecutivas, ante Unión Española, Universidad de Concepción y Deportes Antofagasta. ¿Qué puede ser peor que eso? Que los azules ayer mostraron avances ante los Pumas. Mejoras que a la luz de sus flagelantes números quedan en menos que nada.
Esa es la principal conclusión de otra jornada tortuosa para la U. Eso es lo que queda de la caída por 3-1 ante los nortinos.
Hay que reconocerle a Alfredo Arias que le dio un rostro distinto a la U, en lo que él describió como una mini “pretemporada” (aprovechando la ventana de la doble fecha FIFA). El técnico uruguayo logró darle otra estructura a su escuadra. La transformó en una mucho más colectiva, más clara a la hora de ir al frente. Hasta consiguió armar algunas sociedades, como la de Beausejour y Oroz. Por varios pasajes hizo ver mal a Antofagasta y transformó a su arquero, Agustín Rossi, en la gran figura del partido.
El punto es que tanto dominio sirve de muy poco cuando las opciones de gol se desperdician como si no tuvieran ningún valor. Y solo en el primer tiempo, el conjunto estudiantil tuvo cuatro mano a mano. Cuatro y los falló todos. Por eso terminó sufriendo, en la frontera con las lágrimas. Por la inoperancia de Nico Guerra y, especialmente, de Matías Campos López. No hay entrenamiento que supla la falta de temple o de confianza de un delantero, cuando enfrenta cara a cara al portero rival. La debacle psicológica es evidente.
Antofagasta recién tuvo su primera aproximación clara a los 13 minutos. Y fue gol. Blanco se metió entre los paralizados Barrios y Vittor, dos de los tres centrales que utilizó Arias, demostrando empíricamente la fragilidad mental universitaria. El golpe afectó a los capitalinos, obviamente. Sin embargo, poco a poco fueron retomando el control del partido, con una participación más que interesante del cuestionado Oroz. No era justa la desventaja y, por lo mismo, la conquista de Matías Rodríguez al cierre del primer tiempo puso las cosas en su lugar. El empate era lo mínimo que exigía el duelo.
En el complemento, el partido se hizo más parejo, aunque la pelota siempre estuvo en poder de la U. Siguiendo con la farra, Campos López falló un cabezazo frontal y el mismo Rodríguez le dio un pelotazo a un defensa contrario, cuando el arquero ya estaba fuera de foco. Ameli, el técnico Puma, notó el problema y mandó a otro zaguera a la cancha (Romo), lo que le dio más solidez a su escuadra.
Ya más tranquilos, los locales solo necesitaron dos ataques para firmar el triunfo, con las anotaciones de Balboa (penal) y Franz Schultz. A esa altura, la carencia de ideas y la desesperación victimizaban a los laicos. Arias se equivocó apostando todo a poner más delanteros. Entraron Ubilla, Benegas y Torres, para hacer nada. Se quedó en la banca Jimmy Martínez, cuando el mediocampo estudiantil lloraba por un tipo más cerebral.
Así perdió Universidad de Chile. Confirmando que no le sale nada. Que todo lo bueno que alcanza, se pudre en cosa de segundos con la crisis de fe que afecta a la institución completa. Así está la U, en el suelo, y con la tabla dándole otro impacto al mentón. Hoy, está penúltima, en zona de descenso. Impensado e imperdonable para uno de los planteles más poderosos del fútbol criollo.