Diálogo y acuerdos
“En nuestro gobierno, La Moneda volverá a ser un espacio de encuentro y diálogo, donde prevalecerá ante todo la colaboración, la amistad cívica y la búsqueda de aquellos grandes acuerdos que nuestro país necesita”, decía el Programa de Gobierno del Presidente Piñera, presentado a la ciudadanía en octubre de 2017, poco antes de la elección presidencial.
Nuestro diagnóstico era claro: en Chile primaba la polarización y la crispación política, y eso tenía que cambiar urgentemente, pues cuando el ambiente se enrarece en exceso y no hay un buen clima político-social, es imposible que los países progresen. Es cosa de mirar la historia de nuestro país y de la región. En ese sentido, teníamos la convicción de que para alcanzar el desarrollo integral -que es el norte de nuestra hoja de rutanecesitábamos paz social y amistad cívica.
Por eso, en su discurso del 11 de marzo, una de las primeras cosas que hizo el Presidente fue llamar a todos los sectores de la sociedad a alcanzar
cinco grandes acuerdos nacionales.
Dicho llamado permitió llevar a cabo mesas de trabajo por la infancia, la seguridad ciudadana, la salud, La Araucanía y el desarrollo integral. Habiendo transcurrido poco más de un año de ese momento, ya es posible ver sus frutos, a través de decenas de propuestas acordadas, ya en ejecución, y el envío de 23 proyectos al Congreso, de los cuales cuatro ya son ley.
Lamentablemente, en los últimos meses, el clima volvió a polarizarse. Este fenómeno, que no está ocurriendo solamente en Chile, es abono para el surgimiento de caudillismos y populismos, producto de que el sistema político no logra procesar las prioridades de la gente.
Para hacer frente a esta situación, el gobierno ha iniciado el año impulsando una ronda de diálogos. Se reunió, en primera instancia, con los partidos de ChileVamos y sus representantes. Y en los últimos días, el Presidente lideró una serie de encuentros con los timoneles de los partidos de la oposición.
Han sido conversaciones francas y sin temas vetados, que permiten recoger opiniones y acercar posiciones en torno a las grandes modernizaciones que necesita Chile para alcanzar el desarrollo integral, y que actualmente el gobierno impulsa, como la tributaria, de pensiones, laboral, de las policías, entre otras.
Estas reformas se hacen cargo de las principales preocupaciones de los chilenos y fueron legitimadas en las urnas por una gran mayoría. Pero requieren de la colaboración del gobierno, la oposición y la sociedad civil para concretarse.
Fortalecer el espíritu y la vocación de diálogo en nuestro país, no es una opción, es una obligación, y es un trabajo permanente. Cuando el sistema político no llega a consensos básicos, entra en un declive que puede llegar a ser irreversible. Cuidemos nuestra democracia. Que las legítimas diferencias no nos impidan avanzar en la construcción de un mejor país para todos, como lo hemos hecho en buena forma la mayor parte de nuestra historia republicana.