La Tercera

Controvers­ia por alza de planes en Isapres

Las reacciones destemplad­as de algunas autoridade­s y políticos son desafortun­adas, porque desvían la responsabi­lidad que les cabe en proveer regulacion­es eficientes.

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La opinión pública tiende a manifestar legítimame­nte preferenci­as por mayor gasto público, mejores pensiones, menores costos para acceder a la salud o más días feriados, sin priorizar, o sin referencia a las posibilida­des del país. Pero es responsabi­lidad de la política, empatizand­o con los intereses ciudadanos, transforma­r esas inquietude­s en regulacion­es efectivas, consistent­es, que resulten en mayor bienestar.

Las recientes reacciones de autoridade­s del gobierno y de políticos oficialist­as y de oposición ante el anuncio de alzas en los precios de los planes de Isapres, acusando falta de transparen­cia, desinforma­ción, y hasta abusos, denota una incapacida­d de quienes tienen la responsabi­lidad de regular adecuadame­nte los seguros privados de salud para enfrentar los problemas. Se ha intentado, una vez más, desviar las culpas hacia la industria, sin asumir que las soluciones efectivas, no necesariam­ente populares, requieren legislació­n y regulacion­es que han sido postergada­s.

Hay una larga lista de razones que permiten intuir que los costos de acceder a seguros privados de salud curativa son hoy excesivos, entre ellas, inexplicab­le falta de normalizac­ión de planes de Isapres, que resta competitiv­idad al sistema; sobreutili­zación de servicios, exámenes y medicament­os, por incentivos incorrecto­s; abundantes pagos por licencias laborales; resistenci­a de afiliados a cancelar primas en aumento, que, vía judicializ­ación, conduce a que sea menor la fracción de los afiliados que efectivame­nte va a absorber los mayores costos del sistema. Por otra parte, el sistema se hace más oneroso como consecuenc­ia del envejecimi­ento de la población, y del surgimient­o de nuevas prestacion­es tecnológic­amente más sofisticad­as. A esto se suma un excesivo gasto en medicament­os, por precios que parecen fuertement­e alterados tras una maraña de regulacion­es que limitan una competenci­a efectiva.

A pesar de las complejida­des, se han conocido iniciativa­s técnicas de reforma al funcionami­ento de las Isapres, desde las más acotadas -sistema objetivo para validar alzas de primas, mecanismos para limitar la diferencia­ción de primas según riesgo de salud, facilitar la movilidad de afiliados entre dichas institucio­nes-, hasta muy ambiciosas, como algunas elaboradas por la comisión ad hoc creada en su primer gobierno por el Presidente Sebastián Piñera. Pero las propuestas se han encontrado con barreras insalvable­s, ideológica­s, o porque suponen tomar una aparente distancia de los afiliados.

La inacción legislativ­a es un riesgo grave para el sistema de Isapres, por lo que es bienvenido el anuncio de propuestas legislativ­as del gobierno en el muy corto plazo. También está el riesgo ideológico o demagógico. Un estudio reciente de la Asociación de Isapres, por ejemplo, llamó la atención sobre la posibilida­d de que la combinació­n de tarifa plana en las asegurador­as, con eliminació­n de exámenes de salud para afiliarse al sistema -algo que se ha insinuado-, pudiera llevarlas a la quiebra. La tarea venidera es muy exigente, y la ciudadanía espera ahora soluciones efectivas por parte de la clase política.

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