NADIE PUEDE ESTAR POR SOBRE LA JUSTICIA
SEÑOR DIRECTOR
Esto quedó en evidencia después del dictamen sobre el caso interpuesto por los demandantes del caso Karadima: José Andrés Murillo, Juan Carlos Cruz y James Hamilton en contra del Arzobispado de Santiago, como cabeza de la Iglesia Católica en Chile, obligando a la institución a pagar cien millones de pesos (más costas) a cada uno de los demandantes.
Tuvieron que pasar más de 15 años para que los denunciantes recibieran algo de justicia frente a los abusos, no de Karadima como autor, sino de la indolencia que ejercieron los dos arzobispos que tuvieron los antecedentes y no hicieron correctamente su trabajo: primero, Francisco Javier Errázuriz, y luego Ricardo Ezzati.
Aquí lo importante, no es el monto que deberá pagar la Iglesia, sino la responsabilidad que le cae como institución moral, cuya principal misión es acompañar al que sufre y ponerse en su lugar.
Con esto se ratifica una arista de responsabilidades instituciones frente a la formación de los sacerdotes y religiosos en general, al proceso de selección, y principalmente a la falta de acompañamiento, que permitieron que cometieran delitos y se alejaran de su misión religiosa y vocacional.
No cabe duda que esta ventana de esperanza para las víctimas se abre de par en par, y que aquellos que aún guardan su dolor tienen una oportunidad de exponer su sufrimiento.
Marcial Sánchez Gaete Doctor en Historia María José Castillo Navasal Instituto de Historia USS