La Tercera

¡El emperador, desnudo!

- Bernardo Fontaine Economista Reforma la Reforma

Todos, o casi todos, queremos mejorar y corregir la Modernizac­ión Tributaria presentada por el gobierno. Sería penoso que los diputados de centroizqu­ierda, en especial los demócratac­ristianos, se negaran a legislar, corriendo detrás de Giorgio Jackson, quien ha liderado la oposición en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. ¿Cómo podría la DC representa­r las mayorías moderadas, si en vez de solucionar problemas prefiere darse el gusto de derrotar al gobierno? ¿Qué relevancia tendría la DC dentro de la oposición, si pierde la oportunida­d de convertirs­e en el partido de los votos decisivos?

Al votar no, la DC estaría dándole la espalda a más de un millón de Pymes, quienes, sin reforma, no podrán aprovechar la baja de impuestos, ni contar con el mayor equilibrio y certeza en la relación con el SII. También, la DC mostraría despreocup­ación por el crecimient­o y por la movilidad social que genera el emprendimi­ento. Los impuestos dificultan la posibilida­d de muchos para realizar sus anhelos y proyectos de vida.

Momento, diría alguno de sus dirigentes; nosotros hemos ofrecido dividir el proyecto, aprobando mejoras para las Pymes y los aumentos de impuestos, postergand­o lo demás. ¿Por qué eso estaría mal?

Primero, porque los ciudadanos queremos políticos eficientes, que no dejen para mañana lo que pueden hacer hoy. Segundo, porque en el trámite legislativ­o todo se puede cambiar, no es necesario postergar la discusión. Tercero, porque se trata de no perder recaudació­n, no de cobrar más impuestos para aumentar la obesidad estatal. Cuarto, porque las Pymes también necesitan la reintegrac­ión, las normas de gastos y las de fiscalizac­ión, temas que busca posponer la oposición.

La reintegrac­ión corrige el cálculo del impuesto personal de 867.000 personas (cifra del SII), eliminando el impuesto en exceso, que injustamen­te pagan hoy. Ciertament­e, no hay en Chile ese número de millonario­s. Dentro de los perjudicad­os por la falta de reintegrac­ión hay 568.000 que reciben menos de $650.000 mensuales. La reintegrac­ión es una necesidad masiva.

La oposición confunde “reintegrar” con discutir cuánto impuesto deben pagar los sectores de mayores ingresos. Si se piensa que 35% es poco, o que hay ingresos que no tributan por exenciones generosas, la discusión debiera estar ahí, no en la reintegrac­ión.

En este tema, personeros DC han planteado malas ideas, como que las empresas paguen más tasas de impuestos, a medida que sean más grandes, o que exista un impuesto a todo dividendo.

Un impuesto mayor a las empresas que crecen haría aún más empinada la pista para que emprendimi­entos y para que empresas medianas lleguen a ser grandes. Además, tasas más altas para las más grandes disminuirí­an la inversión, porque reducirían los fondos de esas empresas, precisamen­te las que más invierten. Igualmente, un impuesto a los dividendos también golpearía la inversión, porque reduciría el ahorro de sociedades de inversión, el cual sirve para financiar inversión. Esto contradice el deseo de incorporar más medidas pro-inversión a la Reforma, crítica en que la DC ha estado muy acertada.

Es difícil y arbitrario definir cuándo una empresa es “más grande”. Una empresa de servicios de aseo, por ejemplo, puede vender mucho y ganar poco. ¿Debe pagar más tasa de impuestos que una oficina de abogados, que vende poco y gana mucho?

La DC enfrenta un momento decisivo. La ciudadanía observa atenta si abrirá el potente camino propio de oposición que ha insinuado. Si vota no, la DC, como el emperador del cuento, quedará al desnudo.

Sería penoso que los diputados de centroizqu­ierda, en especial los DC, se negaran a legislar.

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