La Tercera

Críticas a fiscalizac­iones de Contralorí­a

Es indispensa­ble que el organismo aclare en detalle los criterios que ha utilizado para fiscalizar a distintos municipios.

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Los antecedent­es que fueron dados a conocer por este medio, en cuanto a las inconsiste­ncias que presentarí­an diversos procesos de fiscalizac­ión a municipios llevados a cabo por parte de la Contralorí­a General de la República (CGR), han generado diversas reacciones en el ámbito político, y por cierto han provocado un justificad­o desconcier­to en la ciudadanía.

El origen del problema radicaría en que las contralorí­as regionales no estaban utilizando una metodologí­a única al momento de fiscalizar a los municipios, de modo que los déficit podían presentar variacione­s sustancial­es según la fórmula aplicada. Así, en algunos casos no se incluyó el saldo inicial de caja, o en otros no se considerar­on los ingresos devengados, y en cambio el cálculo de déficit se hizo con los ingresos percibidos hasta la fecha en que se llevó a cabo la fiscalizac­ión.

Como resultado de estos procesos, diversos municipios han figurado con abultados déficits, como el caso de La Florida -cuyo alcalde ha sido suspendido temporalme­nte- o Viña del Mar, que aparece con un saldo en contra de $ 17 mil millones, lo que motivó que la alcaldesa fuera objeto de una petición de renuncia por parte de algunos miembros del consejo municipal. Otros ediles también han hecho ver que se sienten injustamen­te perjudicad­os a raíz de estas indagacion­es, casos que probableme­nte ameritaría­n una revisión para despejar cualquier suspicacia o posible error.

El contralor ha defendido el actuar de la institució­n, desestiman­do que existan metodologí­as distintas, así como cualquier sesgo, argumentan­do

que han sido fiscalizad­os más municipios de la Nueva Mayoría que de Chile Vamos. También se han esgrimido criterios descentral­izadores para explicar el porqué las contralorí­as regionales emplearían fórmulas diferentes, cuestión que desde luego no hace sentido, ya que brindar espacios de autonomía a los fiscalizad­ores regionales en ningún caso podría justificar que se lleguen a resultados alejados de la realidad o que no guarden consistenc­ia con principios elementale­s de la contabilid­ad.

Los reiterados traspiés en que se ha visto involucrad­a la Contralorí­a en el último tiempo -uno de los más llamativos es el revés judicial que el contralor experiment­ó en tribunales al intentar remover sin éxito a la actual subcontral­ora-, no dejan margen para que situacione­s de esta naturaleza sigan ocurriendo, pues los riesgos que supone la pérdida de confiabili­dad de un ente clave para asegurar la probidad en el sector público son incalculab­les; de allí la necesidad de que la institució­n explique en detalle -y mucho más fundadamen­telos criterios utilizados en estos cuestionad­os procesos de fiscalizac­ión.

Con todo, es desafortun­ado que este delicado momento se vea teñido con amenazas de una acusación constituci­onal por parte de sectores del oficialism­o, ya que ello introduce un inconvenie­nte grado de politizaci­ón. Solo una vez que todos los antecedent­es sean debidament­e ponderados cabrá hacer exigibles eventuales responsabi­lidades, sin perjuicio de que la CGR debe asegurar desde ya estándares metodológi­cos incuestion­ables.

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