Complejo panorama para la economía mundial
El menor crecimiento global que proyecta el FMI es un llamado de atención para impulsar reformas que ayuden a sostener la actividad interna.
Varios elementos hicieron pensar al sector privado que el repunte económico del año pasado podría perdurar en el tiempo. En el plano interno, la inversión daba señales de una recuperación sostenida -luego de un cuatrienio de caídas ininterrumpidas-, que había sido antecedida de un salto abrupto de las expectativas, tanto del sector empresarial como de los consumidores. Por su parte, las señales externas habían sido positivas, impulsadas por mejores precios de los commodities, en particular el cobre.
Sin embargo, la situación económica ha ido progresivamente deteriorándose. Ayer, el FMI publicó el World Economic Outlook (WEO), informe que mantuvo la proyección de crecimiento para Chile en 3,4%, mientras corrigió a la baja las perspectivas para la mayoría de las economías de referencia. Esto, que puede aparecer como una buena noticia, en la práctica refleja un panorama más adverso. El informe revela que la debilidad que muestra la actividad reciente anticipa una contracción del crecimiento en 2019 para el 70% de la economía mundial. El organismo multilateral
advierte que los riesgos están inclinados a la baja, debido a una eventual salida desordenada del Reino Unido de la UE, una debilidad persistente en la economía mundial, una situación fiscal y económica compleja para el caso de Italia y un endurecimiento en las condiciones financieras mundiales. Hacia el mediano plazo, el cambio climático y la mayor desigualdad, con sus consecuentes efectos políticos, son factores que pueden reducir –a juicio del FMIel producto potencial mundial.
En concreto, el WEO anticipa un crecimiento mundial de 3,3% para 2019 (cuatro décimas por debajo de lo estimado en octubre del año pasado). Desde fines de 2018 se redujeron las proyecciones para la mayoría de las economías desarrolladas como Estados Unidos (de 2,5% a 2,3%), Zona Euro (de 1,9% a 1,3%), Reino Unido (de 1,5% a 1,2%) y Canadá (de 2% a 1,5%).
Este panorama más desafiante en el ámbito externo vuelca las miradas al plano local para proyectar el desempeño económico del país para este año y el próximo. Uno de los elementos que hay que mirar con cuidado es la inversión. Pese a que recientemente el Banco Central estimó que la formación bruta de capital fijo anotaría un crecimiento de 6,2% este año, la información reciente plantea válidas dudas sobre si éste es un objetivo alcanzable. Por ejemplo, durante el primer trimestre, las importaciones de bienes de capital registraron un crecimiento en valor de solo 1,5%, marcando un fuerte cambio de tendencia en relación a su desempeño hacia fines de 2018, cuando exhibían tasas de crecimiento en torno al 20%. Por su parte, la percepción económica de los consumidores se ha mantenido por ocho meses en terreno pesimista, y en el mes de marzo alcanza su nivel más bajo en 19 meses. Ayer, de hecho, se conocieron las ventas de automóviles para el primer trimestre, las que registraron una caída de 3,5% en relación con 2018.
Urge, entonces, que las autoridades políticas, en especial los parlamentarios, antepongan los intereses del país a ganancias políticas de corto plazo y permitan el avance de reformas que creen nuevos incentivos a la inversión, y se constituyan en un motor del crecimiento futuro.