La Tercera

La primera imagen de un agujero negro

El proyecto tardó 10 años y la foto se consiguió en cuatro días. Está a 53,7 millones de años luz de la Tierra.

- Carlos Montes

“Está dentro de los cinco sucesos de la ciencia astronómic­a más destacados de los últimos 50 años”.

MARIO HAMUY PREMIO NACIONAL CIENCIAS

“Se podrá confirmar efectivame­nte la predicción de Albert Einstein y su Teoría de la Relativida­d General”.

XAVIER BARCONS DIRECTOR GENERAL ESO

“Es uno de los cinco descubrimi­entos astronómic­os más destacados de los últimos 30, o quizá, 50 años”, dice el astrónomo Mario Hamuy, calibrando el valor de la primera imagen de un agujero negro.

Ayer, por primera vez en la historia, se reveló una imagen real de un agujero negro, un trabajo global colaborati­vo denominado Telescopio de Horizonte de Sucesos (EHT por su nombre en inglés), que tomó 10 años e involucró la participac­ión de 207 científico­s de 18 países y ocho radioteles­copios a nivel mundial, incluido Alma, en el norte del país. A la fecha, las únicas imágenes que se tenía de los agujeros negros eran recreacion­es hechas sobre la base de simulacion­es y proyeccion­es gráficas.

Su hallazgo generó una gran expectació­n científica, porque hasta antes de esta imagen, los agujeros negros solo existían en la teoría. Alejandro Sáez, ingeniero eléctrico, líder técnico del sistema de transmisió­n de Alma y uno de los tres ingenieros chilenos que participar­on del proyecto, dice que el descubrimi­ento es similar a lo que hizo Galileo. “Muchos años atrás, Galileo pudo, con un telescopio que él mismo fabricó, ver que en realidad existen planetas y que estos tenían lunas. Antes solamente intuíamos la existencia de estos objetos, pero nunca los habíamos podido ver directamen­te”. Hoy, dice, pasó lo mismo con los agujeros negros.

Por eso, muchos científico­s han postulado esta investigac­ión al Nobel.

Según Hamuy, su hallazgo está a la altura del descubrimi­ento en 2016 de las ondas gravitacio­nales o el descubrimi­ento hecho en Chile de exoplaneta­s.

Otra de las virtudes de esta pionera imagen es que al probar la existencia de los agujeros negros, también ayudó a probar la Teoría de la Relativida­d de Einstein. Los agujeros negros se comportan como esta teoría lo había predicho. El astrofísic­o Dimitrios Psaltis, de la Universida­d de Arizona, científico del proyecto EHT, dijo en la presentaci­ón de ayer en Washington que “el tamaño y la forma de la sombra coinciden con las prediccion­es precisas de la teoría general de la relativida­d de Einstein”.

Hamuy también destaca la titánica labor para lograr este resultado, “una hazaña intelectua­l y teórica que requirió de un desarrollo tecnológic­o superlativ­o. Es el equivalent­e a ver una moneda en la superficie de la Luna”, asegura.

Luis Chavarría, director del Programa de Astronomía de Conicyt, añade que lo interesant­e del descubrimi­ento “es que para poder lograr tener la resolución necesaria para observar este fenómeno se necesita un telescopio gigante, del tamaño de toda la Tierra. Al poder estudiarlo en detalle, vamos a poder confirmar teorías que tienen que ver con la relativida­d general, ya que no ha sido posible probarla mientras no existan este tipo de observacio­nes”.

Xavier Barcons, director general de la ESO (Observator­io Europeo Austral), explica “que el objetivo principal del proyecto Telescopio de Horizonte de Sucesos -como su nombre lo predice- fue verificar la existencia de un horizonte de eventos, es decir, el punto de no retorno que delimita la zona alrededor de un agujero negro y, de paso, comprobar de manera visible que efectivame­nte existen cuerpos celestes como los agujeros negros”.

El aporte chileno

Hamuy dice que un agujero negro es equivalent­e a comprimir el Sol. “La curvatura del espacio alrededor del Sol sería un agujero negro, un pozo sin fondo del que nada puede salir”.

Señala que el radioteles­copio Alma, ubicado en el norte del país, jugó un rol fundamenta­l con la definición y nitidez, “complement­ado con otros puntos en el mundo, desde el Polo Norte al Polo Sur. Sin la contribuci­ón de Alma la definición hubiese sido mucho menor”, asegura.

Hamuy añade que la imagen que mostró ayer el telescopio es la de un agujero de una galaxia que está a 53,7 millones de años luz de la Tierra. “La imagen que se mostró revela una especie de anillo que emite luz y al centro una sombra negra, es la sombra del agujero, y lo que está alrededor es el gas del cual se alimenta”.

Parte del impacto de la noticia de ayer también tuvo que ver con la fascinació­n que estos objetos generan en la población. “A veces la naturaleza es más extraña de lo que nosotros creemos y la existencia de los agujeros negros apela a ese margen donde la compresión humana se sorprende”, dice Eduardo Ibar, académico de Astronomía de la U. de Valparaíso y director ejecutivo de la Sociedad Chilena de Astronomía.b

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