La Tercera

Red Clase Media Protegida

- Director Escuela de Gobierno UC Osvaldo Larrañaga

En los próximos días se dará a conocer por el gobierno la Red Clase Media Protegida. Como su nombre lo sugiere, son políticas públicas cuya finalidad es otorgar protección a la clase media ante eventos críticos de la vida, como quedar desemplead­o, sufrir una enfermedad grave o catastrófi­ca, sustentar la vida en la vejez, no poder financiar los estudios superiores de los hijos.

El diseño de esta política pública enfrenta desafíos de proporcion­es, entre los cuales se destacan tres. Para partir, hay que distinguir entre dos fines de la protección social. El primero es que la población pueda acceder a una prestación o servicio cuando se produce la necesidad; por ejemplo, acceso oportuno a atención de salud frente a una enfermedad. El segundo es que las personas puedan vivir tranquilas, con la seguridad que tendrán un apoyo en caso necesario. Así, vive mejor quien sabe que contará con atención médica oportuna en

caso de enfermedad grave, respecto de quien no cuenta con tal seguridad. Ello, aun cuando la enfermedad no se materialic­e.

La percepción de seguridad no sigue necesariam­ente a que existan políticas de protección social. El programa Auge garantiza hoy atención oportuna y con protocolos de calidad para las 80 enfermedad­es que concentran los problemas de salud de la población. Sin embargo, solo un 30% de los estratos medios dice tener confianza en que tendrá acceso a atención de salud oportuna en caso de enfermedad grave o catastrófi­ca. En la población de bajos ingresos, el porcentaje cae a un 18% (Desiguales, 2017).

En segundo lugar, el gobierno la tiene difícil en temas como las pensiones. El nivel de insegurida­d en este tema es muy alto, como lo informan las encuestas, pero sobre todo el lenguaje corporal de las personas que, cuando son entrevista­das respecto al financiami­ento en la vejez, reaccionan como si chocaran contra un muro, sobre el cual es mejor no pensar. La insegurida­d se origina en una pensión cuyo monto promedio es un 40% de la remuneraci­ón que se recibía en el trabajo, que para muchos ya era baja. La raíz del problema es un sistema que se financia con ahorro de las cotizacion­es, en un contexto de trayectori­as laborales interrumpi­das. Los microdatos administra­tivos del seguro de desempleo muestran que, en un período de 11 años, los trabajador­es hombres de bajos ingresos tuvieron en promedio 10 empleadore­s formales, con una duración promedio de 8,2 meses por empleo.

Tercero, el foco en la clase media no puede darse a costa de olvidar a los más pobres. Hay quienes opinan que la política social ha beneficiad­o a los pobres y que ahora le toca a la clase media. La verdad es que una quinta parte de la población vive aún en situación de pobreza por ingreso o multidimen­sional, con insegurida­des básicas bastante peores que las que enfrenta la clase media.

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