“Su estilo es directo y eficaz”
Hay varios motivos por los que King sigue más vigente que nunca. Algunos se relacionan con los temas que aborda (el mal, la pérdida, los vínculos extrasensoriales); otros con su estilo narrativo directo, eficaz y sin alardes. Pocos autores logran una construcción de personajes tan sólida, en particular de los que encarnan el mal y la perversión. El mal en King tiene estrategias y envuelve a sus víctimas. Es un payaso, un padre alcohólico, un pastor, un policía, un fanático religioso. Puede incluso asumir formas inorgánicas como un auto (Christine), un hotel (El resplandor) o un celular (Cell). Es una peculiar forma de religiosidad inversa: King no cree en el Dios bueno y misericordioso del Nuevo Testamento, sino en una forma pervertida del Dios castigador del antiguo. Para King el infierno no son los otros, como diría Sartre, no está en las relaciones interpersonales, sino en este mundo material hecho de irracionalidad. Frente a las criaturas que encarnan el mal, los héroes de King son frágiles y siempre están al borde de la derrota. En este sentido cabe destacar a otro personaje recurrente: es… el escritor. Escritores que no son los que protagonizan las novelas de R. Bolaño, con su elevada autoconsciencia y sentido de su lugar en la historia de la literatura seria, la que complace a los críticos. Los escritores de King no tienen esa ambición. Son sobrevivientes de tragedias personales, alcoholismos, divorcios e inseguridades. Más que trascender, buscan ganarse la vida. Mis novelas favoritas: It, El resplandor y su secuela, Doctor Sueño. Funcionan como mecanismos de relojería balanceados en su progresión de lo ominoso y en la evolución de sus personajes desde la ignorancia/inocencia al conocimiento del horror que los rodea.