La carrera de Guzmán: del caso bombas a la Cámara Alta
El fiscal jefe de la Zona Sur debió enfrentar en 2012 uno de los reveses más importantes para el Ministerio Público, para luego lograr en 2018 la primera condena por delito terrorista vinculado con la colocación de artefactos explosivos.
Raúl Guzmán Uribe, 51 años, egresado de Derecho en la Universidad de Chile en 1994, es el fiscal que en mayo asumirá como secretario del Senado, dando un giro radical en su carrera.
Nombrado como fiscal regional Metropolitano Sur en 2011, sus primeros años en ese cargo fueron complejos. Guzmán debió reemplazar a Alejandro Peña en plena etapa previa al juicio oral del denominado caso bombas I, donde los imputados fueron absueltos en 2012, condenándose a la fiscalía a pagar costas por casi un millón de dólares.
Su revancha vendría recién en 2018, al lograr la primera condena por delitos terroristas vinculado a un atentado con explosivos: el ocurrido en el Subcentro del Metro Escuela Militar, en 2014.
Más allá de fracasos y éxitos judiciales, la carrera de Guzmán en el Ministerio Público no estuvo exenta de controversias internas. Si bien fue nombrado como fiscal regional sur por el entonces jefe nacional Sabas Chahuán, quien ahora asumirá en el Senado no fue su candidato original.
La opción de Chahuán era Pablo Sabaj y solo se inclinó por Guzmán cuando se enteró de que el primero daba por descontado que sucedería
a Peña.
Las mismas fuentes agregan que a los pocos meses la relación entre Chahuán y Guzmán se congeló y los contactos entre ambos se limitaron a lo exclusivamente formal. Por esos años, tampoco fue bien recibido en el Ministerio Público que el fiscal sur arrendara vehículos marca Audi para sus traslados. Una distancia que nunca cerró, dicen quienes los conocieron. De hecho, por estos días el exjefe del Ministerio Público dijo que la postulación de Guzmán al cargo en la Cámara Alta “no le parecía una buena señal”.
En los últimos meses, en tanto, se conoció la disputa
de competencia entre Guzmán y el fiscal regional de O’Higgins Emiliano Arias, por investigaciones de presuntos abusos sexuales y encubrimientos en la Iglesia Católica. De hecho, así lo planteó Arias en una carta enviada el año pasado al actual fiscal nacional, Jorge Abbott: “Hago presente mi preocupación por las eventuales consecuencias negativas en las investigaciones al existir dos fiscales regionales investigando a los mismos imputados y, en ocasiones, a una misma víctima con cuerpos policiales distintos”.
Abbott dejó a Guzmán a cargo de la investigación contra la Congregación Maristas y a
Arias el resto de las causas.
Pero más allá de sus desavenencias al interior de la fiscalía, durante sus años como jefe de la Metropolitana Sur, Guzmán tuvo la oportunidad de forjar importantes redes políticas, como con el actual ministro del Interior, Andrés Chadwick, y parlamentarios como los diputados Tucapel Jiménez (PPD) y Leonardo Soto (PS). Además, quienes lo conocen señalan que cultivó buenas relaciones con el director general de la PDI, Héctor Espinosa; el general director de Carabineros, Mario Rozas, y los ministros de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch y Haroldo Brito.