CALLA YERKO CALLA
SEÑOR DIRECTOR
Que la rutina de Yerko Puchento, recientemente sancionada por el CNTV, hiere la sensibilidad de un grupo importante de personas, en una sociedad que sigue teniendo una identidad católica y cristiana, es totalmente cierto.
Sin embargo, eso no quita el sentimiento de profunda arbitrariedad y exceso de atribuciones que el CNTV despliega tras la sanción.
Pretender seguir regulando y castigando un medio específico, que en horario para adultos decide incluir un humorista, parece absolutamente anacrónico. ¿Se imagina un organismo controlando a la prensa escrita y las expresiones similares que publica The Clinic? ¿O programas de radio donde los excesos de lenguaje pueden alcanzar ribetes similares, como el Chacotero? Yo al menos no. No soy capaz de imaginar un organismo controlador de las diversas plataformas donde se puede acceder a contenidos tanto o más groseros e irreverentes para las diferentes sensibilidades de una sociedad moderna.
El rol sancionador del CNTV me parece fuera de lugar y empequeñece a un organismo que debiera estar orientado a aportar en el cambio cultural que requiere nuestra sociedad, como un mejor trato de las materias de equidad entre hombres y mujeres, en temas de diversidad sexual, entre segmentos discriminados por situación de pobreza, migración u otros, y que la TV puede aportar con su gran capacidad de impactar desde los diversos géneros audiovisuales que la audiencia busca.
Si muchos se sintieron ofendidos, son los tribunales, después de un debido proceso, los que deben definir si el canal debe ser sancionado o no.
El CNTV debiera revisar su quehacer y ponerse en sintonía con los tiempos y realidad de los medios de comunicación social. La necesidad de cambiar la ley de televisión digital terrestre, que nació muerta, es una gran oportunidad para revisar el rol que le compete.
Enrique García Fernández