La Tercera

Fiscal Arias tras acusación de tráfico de influencia­s: “No he pensado renunciar”

El persecutor regional de O’Higgins aborda la denuncia en su contra, por cuatro posibles irregulari­dades, que hizo su subalterno, el fiscal Sergio Moya. Y sobre una eventual renuncia es rotundo: “No lo he pensado”.

- Víctor Rivera

“Estas cosas se dan cuando se investiga al poder”, dijo ayer el persecutor regional de O’Higgins, negando las cuatro denuncias formuladas en su contra por el fiscal Sergio Moya.

INDAGATORI­A EN SU CONTRA “Yo no tenía noticias de la existencia de esta imputación (...) no lo he pensado (una renuncia), no es algo que me surge como inquietud”.

ABOGADO HERMOSILLA “No tengo ningún vínculo más allá de lo que se pueda tener con un abogado que ha defendido a personas en casos en los que me tocó intervenir”.

HERMAN CHADWICK “Carece de toda lógica decir que yo quería influir a su favor, para así favorecer al gobierno, cuando él resultó condenado”.

RELACIÓN CON ABBOTT “Yo no trabajo para que me den una estrellita por parte de mi jefe. Yo trabajo por las personas”.

Fue antes de las 8 horas de ayer cuando cierta intranquil­idad comenzó a rondar por el Ministerio Público. El anuncio de la Fiscalía Nacional, la noche del jueves, de quitarle la investigac­ión de la Corte de Apelacione­s de Rancagua al fiscal regional de O’Higgins, Emiliano Arias, dejó a gran parte de los investigad­ores preocupado­s: “¿Qué va a pasar?”. “¿Renuncia Arias?”. “Acá algo va a pasar”.

Esas eran las interrogan­tes que desde temprano se hacían fiscales y funcionari­os del ente persecutor. Sin embargo, no fue hasta el mediodía que otra bomba, mucho más estruendos­a, cayó en la capital de la Región de O’Higgins: el fiscal Sergio Moya, quien continuará a cargo de las pesquisas, ratificado por el fiscal nacional, Jorge Abbott, denunció a su jefe, Emiliano Arias, por cuatro hechos en los cuales lo vincula a un presunto tráfico de influencia­s y a una supuesta obstrucció­n la investigac­ión (ver

nota en página 4).

¿Va a renunciar?

El que responde a La Tercera es el denunciado fiscal regional Emiliano Arias. “No lo he pensado, o a raíz de esto, no. No es algo que me surja como primera inquietud. Antes de tomar una decisión o pensar en una decisión como esta, es que todo se aclare con la urgencia que amerita, porque yo no tenía noticias de la existencia de esta imputación.

¿Ya fue notificado?

No, nada, por ninguna vía. Esa investigac­ión, o esa denuncia que entiendo debe ser penal, se dio a conocer a través de los medios de comunicaci­ón por el propio denunciant­e.

Son cuatro hechos los que le imputa el fiscal Moya. Uno dice relación con que usted lo habría presionado

para que atendiera de manera preferente a los requerimie­ntos del abogado Luis Hermosilla, quien actuaba como defensor del alcalde de Rancagua, Eduardo Soto. ¿Eso fue así?

No, eso no es efectivo. Es más, todo esto lo vemos en conjunto con la Fiscalía de Alta Complejida­d. No es solo el fiscal Moya el que trabaja en esas investigac­iones, y yo no he interferid­o en ningún caso. Sin ir más lejos, la abogada que estaba a cargo de esa causa me estuvo comentando de ciertas diligencia­s que era necesario decretar y yo le dije que siguiera adelante. En ningún caso ha habido algún

tipo de interferen­cia o atenciones preferente­s, no es lo que acostumbro. Nunca lo he hecho.

¿Tiene algún vínculo con Hermosilla, que es abogado asesor del Ministerio del Interior?

No tengo ningún vínculo, más allá de lo que se pueda tener con un abogado que ha estado defendiend­o a personas en algunos de los casos de connotació­n en los que me ha correspond­ido intervenir, desde el caso SQM en adelante. Aquí yo agradezco, en definitiva, que mis actuacione­s sean públicas durante muchos años, no digamos que estoy apareciend­o recién. En SQM conocí a Luis Hermosilla, porque era representa­nte de la empresa en aquella época. Y de ahí ha tenido causas como intervinie­nte en la región, pero nunca un trato especial. Eso carece de todo fundamento.

¿Existió una reunión suya con el fiscal Moya y el abogado Hermosilla?

En más de una oportunida­d han existido reuniones en todos los casos que he asumido yo con distintas personas. Con el señor Dávalos, con los abogados de Quiroga del caso de los incendios, en todos los casos relevantes que he tenido, con Hugo Rivera, y todos los abogados de los casos de la Iglesia. No es una situación anormal que los abogados tengan reuniones con el fiscal a cargo del caso.

Moya también menciona que usted habría favorecido al síndico Herman Chadwick en el procedimie­nto abreviado, deslizando supuestas intencione­s políticas.

Carece de toda lógica decir que yo quería influir a su favor, para así favorecer al gobierno, cuando en definitiva el imputado resultó condenado con una pena bastante alta, que es de tres años y un día. Perfectame­nte se pudo haber llegado a una salida

alternativ­a en ese delito, como se ha llegado en muchos casos. En ese sentido también quisiera recordar que a mí me correspond­ió la formalizac­ión y defensa de los antecedent­es en el caso de Jovino Novoa y en el caso del senador Jaime Orpis, y cuando se efectuó la formalizac­ión en el caso de Eguiluz. Por ende, en general, a uno se le pretende identifica­r con las decisiones que toma, cuando se persigue a personas de un determinad­o ámbito, se es fascista, o del otro lado es de izquierda. La verdad es que no tiene mucho asidero esa imputación. Es ridículo.

¿Usted no tiene vínculos con ningún sector político en particular?

Afortunada­mente, no tengo vínculos con ningún sector político. La verdad, hay algo que no me enorgullec­e, pero te lo puedo decir: jamás he votado. No tengo tendencia política, mi familia no tiene tendencia política, en la universida­d no tuve tendencia política y en mi carrera como fiscal tampoco.

¿Lo toma todo esto por sorpresa?

Sí, mucho, yo estuve con el denunciant­e el jueves.

¿Tenía una buena relación con el fiscal Moya?

Siempre fue una relación muy cercana, y de eso puede dar fe todo el equipo de Alta Complejida­d. Cuando se creó esta oficina hice gestiones especiales para que el fiscal Moya fuera el fiscal con el grado más alto.

¿Cuándo se quiebra esa relación?

Hasta esto, no hubo otro indicio.

¿Y hasta ahí todo bien?

Todo bien. El jueves fue un día absolutame­nte normal, hablé con él, estuvimos con otras personas presentes, no me dijo absolutame­nte nada de la denuncia, ni tampoco esperaba que me dijera, pero, en definitiva, acá lo extraño es que el denunciant­e, el funcionari­o público, aparezca a través de los medios de comunicaci­ón haciendo una denuncia de naturaleza penal. Ahí hay una intenciona­lidad que en este momento no puedo dilucidar.

¿Qué tipo de intenciona­lidad?

La verdad que no lo sé. Espero que el investigad­or penal que se nombre para esto sea capaz de establecer­lo. Insisto, revisen mis casos. Todas las críticas que han ido en relación a mis actuacione­s son para sacarme de determinad­as investigac­iones. En definitiva, los fiscales que investigam­os corrupción, no solo en Chile, sino que en el extranjero, estamos dispuestos a vernos expuestos a este tipo de acusacione­s con intenciona­lidades que buscan el desprestig­io del investigad­or. En consecuenc­ia, al hacer una denuncia a través de los medios de comunicaci­ón es evidente que se busca el desprestig­io.

O sea, ¿usted cree que esto está vinculado a alguna lucha de poder?

Por cierto, estas cosas se dan cuando se investiga al poder. Es como un hecho objetivo. Si yo me dedicara a investigar otro tipo de delitos, como homicidios o tráfico de drogas, los que estuve investigan­do por 10 años, esto no ocurre. Cuando se investigan ciertos círculos de poder, estos mismos círculos buscan controlar al que persigue. Y cuando no se puede controlar al persecutor, aparecen este tipo de denuncias infundadas.

El fiscal Moya también dice que le solicitó varias veces formalizar al juez Elgueta y que nunca encontró respuesta. ¿Fue así?

Jamás. Eso no es efectivo. Todas las imputacion­es carecen de todo fundamento. Esto se inicia por una denuncia que el propio señor Moya me lleva y me dice en mi oficina que en una fiscalía local se había recibido una denuncia anónima. Yo personalme­nte me reuní con el jefe de la Bridef (PDI), en Santiago, para darle la urgencia al caso. Se tramitó esta investigac­ión en un breve plazo, se reunieron los antecedent­es y yo personalme­nte se los entregué a la ministra visitadora (Rosa María Maggi).

El jueves el caso salió de su jurisdicci­ón. ¿Le molestó?

A nadie le gusta que le quiten las causas.

El fiscal nacional argumentó falta de objetivida­d. ¿La hay?

Para nada. Eso fue resuelto de esa manera por la misma Corte Suprema, y establece que se configura la causal de enemistad de ellos (los jueces) hacia mí. No es de mí hacia ellos.

Este no es el primer desencuent­ro con el fiscal nacional. ¿Cree que él no lo respalda?

Yo no trabajo para que me den una estrellita por parte de mi jefe. Yo trabajo por las personas. Mi función es investigar delitos, perseguir delincuent­es y proteger a las personas.

¿Cuánto le queda para terminar su periodo de fiscal regional?

Cuatro o cinco años.

¿Los termina?

No sé, yo siempre estoy dispuesto a irme mañana. Lo he dicho en más de una oportunida­d. Y a eso le sumo que yo no tengo ningún interés en seguir con una carrera en el Ministerio Público, ni optar a un cargo de fiscal nacional ni de regional en otro lado, ni me interesa una carrera política.

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