La Tercera

Un invento y un castigo

Colo Colo se llevaba la victoria gracias a una simulación de Morales, pero los acereros empataron en la última jugada.

- Juan B. Marchant

La justicia llegó en el último minuto. Colo Colo ganaba hasta el 90’+4’ con un penal simulado por Iván Morales, pero un cabezazo de Claudio Sepúlveda, que se encontró solo frente a Bryan Cortés, puso las cosas en su lugar. El invicto de los acereros como locales aumenta, mientras que la irregulari­dad de los albos, así como la de Esteban Paredes, sigue acentuándo­se.

Mario Salas apostó nuevamente por los veteranos. Paredes y Jorge Valdivia contaron con la confianza del Comandante tras lo hecho durante la remontada ante O’Higgins, en la que fueron claves. No obstante, en el CAP el único que respondió al llamado fue el Mago. A Paredes no se le vio. Desconecta­do, impreciso, casi displicent­e. Como si el esfuerzo hecho en el Monumental y la presente preocupaci­ón por el duelo copero que les espera a mitad de semana, lo volviera en un jugador menor.

Pese a este notorio bajón, a los 81’pudo anotar su 212º gol en Primera División gracias a una simulación execrable de Morales, en la que creyó inocenteme­nte Francisco Gilabert. Tamaña fue la falsa caída del juvenil colocolino, que resulta incomprens­ible que un penal así se haya cobrado en la máxima categoría del fútbol profesiona­l.

Demasiado premio para Paredes, que firmó uno de sus peores partidos con la camiseta blanca. No así el Mago, que con poco se convirtió en la pesadilla de los acereros. Nunca pudieron pararlo, pese a sus típicos movimiento­s, al incesante ademán, a la gambeta conocida aunque incontrarr­estable.

El poblado mediocampo acerero parecía que lo neutraliza­ba en el segundo tiempo. Atrás quedaban las tapadas que convertían a Yerko Urra en figura —un tiro de Esteban Pavez, los ya comunes desperdici­os de Gabriel Costa— para dar paso a la presión alta del cuadro de Nicolas Larcamón.

El técnico leyó que el enroque entre Costa y Mouche, más la intrascend­ecia de Paredes, permitía adelantar las líneas defensivas y obstaculiz­ar la salida del cuadro de Macul.

Comenzaron a aparecer Barrientos y Cris Martínez asistiendo a Blondell, pero el venezolano no cumplió con su tarea principal: convertir goles. Ya para los 70’, con Martínez fuera por lesión y la inexactitu­d de cada pase siderúrgic­o, Huachipato destruyó todo lo que había logrado en el complement­o.

El Comandante hizo ingresar a Morales para conquistar los espacios muertos que estaban quedando en la cancha, ya sea por las falencia de los locales, como por la neutraliza­ción de Valdivia y el agotamient­o de Paredes. Visogol ya había arruinado la única que tuvo a los 63’, cuando Opazo lo dejó solo frente a Urra y solo atinó a mandarla al costado erróneo del arco.

Valdivia, con el partido a esa altura 0-0, también tuvo la ventaja con un cabezazo

tras centro de Mouche que se fue al travesaño. Cinco minutos más tarde, y al ponderar erróneamen­te los objetivos albos, arruinó un contragolp­e a punta de gambetas y malas decisiones. Buscó a Paredes pudiendo patear él, pero solo se encontró con un jugador local listo para quitarle la pelota.

Luego vino la insólita simulación de Morales, la injusticia en el CAP y el vendaval de la Usina, que en los cuatro minutos de descuento buscó con todo el empate. Y llegó, de la manera menos pensada: con un pivoteo del Pepe Rojas que dejó solo a Claudio Sepúlveda, estandarte y capitán de la defensa negriazul, de notable partido.

Sin marca alguna, el excruzado y su testazo impuso justicia en Talcahuano, aumentó el invicto local, y desató el descrédito en el equipo de Salas.b

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Jorge Valdivia se toma la cabeza tras desperdici­ar un contragolp­e favorable para Colo Colo, ante Huachipato.

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