La Tercera

“El verdadero costo de proveer el Metro es muy superior a lo que se cobra en la tarifa”

- Víctor Cofré

El extimonel de la estatal entre 2006 y 2007 lanza una férrea defensa a la empresa de transporte metropolit­ano. “El Metro es la máxima expresión de desarrollo en Chile, está al servicio de todos

los ciudadanos, no es una riqueza concentrad­a para el placer de unos pocos”.

Blas Tomic presidió Metro entre abril de 2006 y mayo de 2007. Entre medio, el gobierno de Michelle Bachelet lanzó el Transantia­go, que transformó para siempre la operación de los buses en la capital y terminó convirtien­do al tren subterráne­o en el eje del transporte público metropolit­ano. “La gente tiene derecho a estar preocupada de que sus ingresos sean suficiente­s y el costo del transporte es un componente no menor en una familia promedio en Chile. Me parece legítimo preocupars­e por ese tema y tener una posición y pedir que (las tarifas) sean lo más baratas posibles”, dice Tomic, hoy director de Codelco, entre otras empresas. “Pero por otro lado, esa misma gente no tiene conciencia del subsidio enorme que hay tras las tarifas que se les cobra. El alza de tarifa no hace desaparece­r para nada el subsidio que está contenido detrás de esas tarifas. ¿Qué significa subsidio? Significa que el verdadero costo de proveer el servicio de transporte en el Metro es muy superior a lo que se cobra en la tarifa”.

La ministra Hutt dice que es el doble.

Es de ese orden. Tendría que actualizar­lo, porque se han construido muchos kilómetros más de línea, se han importado más trenes, en fin, hay más infraestru­ctura. Hay dos tipos de costos: los operaciona­les, es decir, todo lo que cuesta en un día determinad­o hacer andar el Metro en electricid­ad, mantención, personal; y el otro costo muy grande es la amortizaci­ón de la inversión que son miles de millones de dólares invertidos en el Metro y que todos los años aumenta. Y ese costo no se le cobra al usuario. Ese costo es puro subsidio y ese es el subsidio que hay detrás de la tarifa. La gente lo único que ve es el aumento de la tarifa.

¿El Metro es más caro que otros países? En Argentina y en México el subsidio es mayor.

Eso es verdad, pero ojo, que los subsidios a veces también se pasan de largo. Todo subsidio proviene de la caja fiscal y la caja fiscal tiene una dimensión finita. Y esa misma caja fiscal es la que tiene que utilizar para subsidiar la salud, educación, hay un montón de subsidios que está entregando el Estado permanente­mente. Lo que puede ocurrir es lo que pasó en Ecuador, que de repente el Estado no da para más, empieza a quebrar y suceden cosas como endeudarse en el extranjero y no poder después pagar los bonos, todas esas cosas que traen consecuenc­ias mucho más graves para todos. La gente no ve eso y uno no le puede pedir ni exigir que vean eso cuando hacen estas protestas. Por eso es tan importante informar, que la gente escuche de buena fe y que no haya oportunist­as que tratan de producir agitacione­s desinforma­damente, porque les convienen por razones políticas.

¿Hay un sentimient­o de malestar? ¿Bastaba una chispa para encender la hoguera?

Ese sentimient­o de malestar está desde hace bastante tiempo en Chile -yo diría que desde la crisis de los pingüinos- y desde una decena de años ese sentimient­o se traslada de un tema otro. Está detrás del No+AFP, detrás del tema de seguridad, en el aumento de ciertos indicadore­s. Es un malestar que tiene justificac­iones objetivas, pero que también está muy promovido por las redes sociales, donde se concentra un cierto tipo de personas que, vamos a decirlo de buena fe, son los más enojados de todos. Las redes sociales potencian ese sentimient­o y lo distribuye­n en la población. No significa que todo esto sea artificial y falso, pero sí está incrementa­do de una manera oportunist­a.

Metro tiene una buena imagen pública. ¿Será vista con otros ojos por la ciudadanía?

Creo que no, porque millones de ciudadanos se benefician del Metro todos los días, no solo porque se transporta­n de un lado a otro, sino porque es un servicio bien provisto, hay estaciones que son una especie de catedrales de la ciudad moderna donde la gente se reúne. Yo diría que el Metro es la máxima expresión de desarrollo en Chile. Esto es una experienci­a de modernidad que está al servicio de todos los ciudadanos, no es una riqueza concentrad­a para el placer de unos pocos, que es una de las críticas que se hace a lo que está ocurriendo en Chile.

¿Estos episodios podrían dañar la buena evaluación que tiene Metro?

Por supuesto, golpean, abollan, rayan la pintura en la medida que estas cosas no se entiendan y no se explique suficiente­mente todo lo que hay detrás de estas tarifas.

La evasión en el Metro es baja. ¿Podría perderse el respeto al Metro y trasladars­e la evasión del Transantia­go al Metro?

Por supuesto que sí. En el Transantia­go la evasión se inició como una protesta que tenía bastante de legítimo, cuando los recorridos de los buses se modificaro­n de una manera drástica y de la noche a la mañana, la gente salió a tomar un bus que no encontró. Eso produjo indignació­n. Y eso fue un grave error de diseño del Transantia­go, que produjo una pérdida de respeto de la gente por el servicio de transporte­s en buses. Pero justamente en esa época el Metro fue el único modo de transporte del Transantia­go que cumplió impecablem­ente su tarea, el rol que le correspond­ía, la gente lo apreció mucho. El Metro pasó a ser utilizado por mucha más gente de lo que se usaba antes. Hoy día, al trasladar la evasión al Metro se arriesga a arrastrar al Metro al desprestig­io del Transantia­go y eso sería muy grave, para el Metro, sin duda, y yo creo que sería grave para la ciudad. ●

EVASIÓN Y TRANSANTIA­GO “Hoy día, al trasladar la evasión al Metro

se arriesga a arrastrar al Metro al desprestig­io del Transantia­go y eso sería

muy grave para la ciudad”

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