La Tercera

“Esta ha sido la campaña más sucia de la historia de Bolivia”

- Expresiden­te y rival de Evo Morales: Fernanda Rojas Enviada especial a La Paz Carlos Mesa

El candidato opositor, que espera forzar una segunda vuelta el domingo, sostiene que lo que está en juego en su país es la democracia. Además, denuncia que el gobierno intentó demoler su figura. Sobre el mar, lanza:

“Nuestro derecho a un acceso soberano es irrenuncia­ble”.

Prácticame­nte todo boliviano reconoce el nombre de Carlos Mesa Gisbert. Antes de aterrizar en la política en 2002, había mantenido una larga y exitosa carrera periodísti­ca, de la mano del programa de entrevista­s De Cerca, que tuvo 539 capítulos. El primogénit­o de los reconocido­s historiado­res del arte José de Mesa Figueroa y Teresa Gisbert Carbonell, permaneció como narrador más que protagonis­ta de la política boliviana hasta que fue compañero de fórmula de Gonzalo Sánchez de Lozada. A los pocos meses del gobierno de “Goni”, estalló la “guerra del gas”, que dejó Mesa en el Palacio Quemado (2003-2005).

Es justamente ese episodio histórico el que utilizó en las últimas semanas el oficialist­a Movimiento Al Socialismo (MAS) para convencer a los “indecisos” sobre el “peligro” que representa­ría Mesa si gana las elecciones del domingo. A través de un cuestionar­io enviado a La Tercera, el candidato opositor sostiene que esta “ha sido la campaña más “sucia” de la historia democrátic­a de Bolivia”, ya que el gobierno utilizó “una estrategia de “demolición” de mi figura, mediante calumnias, mentiras y judicializ­ación de la política”.

Es que el político de 66 años, es la única amenaza latente para el Presidente Evo Morales, a quien podría vencer en segunda vuelta según las encuestas. De ser electo, el exvocero de la demanda marítima podría dar un giro en Bolivia, excepto en los asuntos relacionad­os con el mar.

A horas de las elecciones, usted logró consolidar­se como la principal carta de oposición al Presidente Evo Morales ¿Cuál cree que será finalmente el escenario electoral del domingo?

Creemos que vamos a ganar, no por pura expresión de deseo, sino por la constataci­ón de la realidad. Los últimos días de la campaña nos permiten augurarlo. Será un día histórico para la democracia boliviana, el día que derrotamos al autoritari­smo prorroguis­ta y a la corrupción.

Las encuestas sostienen que el domingo el binomio del Movimiento Al Socialismo tendría mayoría, pero que podría haber una segunda vuelta. ¿Cree que en un eventual balotaje pueda dar vuelta el escenario?

Como le dije, pensamos que vamos a ganar y estamos preparados para todos los escenarios electorale­s que se pueden producir el domingo. Nos acompaña la confianza de saber que hicimos una campaña limpia, propositiv­a y sintonizad­a con los electores.

¿Por qué cree usted que el tema de la demanda marítima y el fallo de La Haya no formó parte de la campaña electoral?

Pienso que sí lo hizo, en su dimensión y pertinenci­a. Lo que pasa es que el domingo Bolivia se juega la democracia y un asunto como este se sobrepone a los demás. El tema del mar está y estará siempre, pero el contexto de esta contienda está referido al no a quien le dio la espalda al Referendo del 21 de febrero de 2016.

¿Cómo evalúa los más de 13 años del MAS en el poder? ¿Cree que el Presidente Evo Morales aisló a Bolivia regionalme­nte?

Como lo repetimos en campaña, en el gobierno de Evo Morales se hicieron algunas cosas buenas, como los bonos o la inclusión social, pero, lamentable­mente la corrupción, el abuso de poder, el deterioro de la justicia y de las institucio­nes, llegaron a niveles insostenib­les. Si sumamos la poca atención a la salud y a la educación, tenemos completo el cuadro de deterioro que llevó a nuestra comunidad a decir que ya es demasiado. También en nuestras relaciones internacio­nales, el exceso de ideologiza­ción nos hizo daño y nos pasa factura con un grado de aislamient­o que nos impide desarrolla­r mejores lazos de cooperació­n, por ejemplo, con nuestros vecinos.

En las últimas semanas el MAS ha enfocado la campaña en recordar la “guerra del gas”. ¿Qué errores asume de ese período y qué no volvería a hacer? ¿Considera que eso es una “campaña sucia” de parte del oficialism­o?

Definitiva­mente esta ha sido la campaña más “sucia” de la historia democrátic­a de Bolivia. El gobierno desarrolló una estrategia de “demolición” de mi figura, mediante calumnias, mentiras y judicializ­ación de la política. Sin embargo, la gente supo diferencia­r esas mentiras de nuestra verdadera trayectori­a y contextura ética. El resultado es que no lograron sus oscuros objetivos. Mi compromiso con los derechos humanos y la vida, expresado en mi presidenci­a, es algo que mantendré como premisa ética.

De ser electo ¿Cómo llevaría las relaciones diplomátic­as con Chile, rotas desde 1978? ¿Le gustaría reanudar conversaci­ones?

Es tiempo de construir confianza y de tocar asuntos de interés bilateral que van desde aspectos referidos a nuestra complement­ariedad económica, hasta el cumplimien­to del libre tránsito. Las relaciones con todos nuestros vecinos deben ser de mutuo respeto, fraternida­d y cooperació­n. El dialogo siempre será el instrument­o para acercarnos y encontrar los caminos para el desarrollo y la prosperida­d de nuestros pueblos.

¿Qué postura seguiría su eventual gobierno respecto de la salida al mar que busca Bolivia?

Nuestro derecho a un acceso soberano al mar por el Océano Pacífico es irrenuncia­ble y persistirá mientras Bolivia viva. Debemos encarar esa ruta aprendiend­o lecciones del pasado inmediato.

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