La Tercera

El mapa político se reconfigur­a

El estallido callejero que comenzó hace más de un mes abrió el naipe presidenci­al, gatilló pugnas al interior de los partidos políticos, aceleró el diálogo entre algunos sectores y tiene al borde del fraccionam­iento al Frente Amplio.

- Por Francisco Artaza

Reportajes |

Chile cambió. La frase que se viene repitiendo desde el inicio del estallido social tiene correspond­encia en la política nacional, cuyo tablero fue remecido. Candidatos, coalicione­s y partidos entraron en un proceso de reacomodo que está en pleno desarrollo y cuyo fin pocos se atreven a aventurar.

“Los números tienen poco valor”, afirma el analista político y experto comunicaci­onal Gonzalo Cordero. Es que en tiempos de crisis, lo que reina es la incertidum­bre.

“Estamos viviendo un momento que podría definirse de rebaraje psicosocia­l. Todo el país está siendo removido en todos los ámbitos: cultural, étnico, político. Esto va a redefinir cosas al interior de cada partido, entre partidos y coalicione­s”, reconoce el diputado del Partido Humanista Tomás Hirsch. El parlamenta­rio frenteampl­ista está viviendo en carne propia la situación. Su bloque, pese a recién haber culminado su primer congreso programáti­co para cohesionar el trabajo conjunto, está en una de sus peores crisis.

Naipe presidenci­al abierto

En el escenario presidenci­al no hay mayor claridad. Apenas dos meses atrás, la carrera por La Moneda parecía no dar sorpresas y llegaba a ser predecible, según las encuestas.

Con una oposición diluida y fragmentad­a, el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, mantenía la pole position con un 17%, según el sondeo Agenda Ciudadana de la consultora Criteria Research de septiembre, secundado por la exabandera­da del Frente Amplio Beatriz Sánchez, quien había experiment­ado un repunte tras asumir como vocera y encargada de la campaña municipal de su coalición. Más abajo seguía José Antonio Kast (12%). En la encuesta no aparecía ninguna figura de la ex Nueva Mayoría, salvo la exmandatar­ia Michelle Bachelet (6%).

Hoy, el escenario presidenci­al cambió, porque “instaló la incertidum­bre y más que rebarajar el naipe, lo abrió”, sostiene Cristián Valdivieso, director de Criteria Research.

En medio de la crisis social todos los presidenci­ales bajaron sus niveles de apoyo, aunque mantuviero­n posiciones: Lavín 14%, Sánchez 10% y Kast 9%, según la encuesta Criteria de noviembre. Solo subió el porcentaje de respuestas “no sabe/no responde”, acaso lo único predecible.

Lo que no se esperaban los analistas es que nadie capitaliza­ra el descontent­o social y que fueran precisamen­te los extremos los que más bajaran en aprobación.

En el entorno de Lavín reconocen que la crisis social lo ha obligado a minimizar sus aparicione­s públicas, pues, estando primero en las encuestas, tiene más para perder que para en medio del estallido. Su perfil, asegura un estrecho asesor, se aviene mucho más a situacione­s de paz que de conflicto. Por lo mismo, Lavín es más competitiv­o en un ambiente sin movilizaci­ones callejeras.

En la UDI reconocen, en privado, que ese fue un factor que tuvieron en cuenta la semana pasada para allanarse a un acuerdo político con la oposición para una nueva Constituci­ón. De hecho -aseguran cercanos-, Lavín votaría en el plebiscito a favor de una nueva Carta Magna elaborada por una convención constituci­onal 100% electa, pese a que en la UDI algunos personeros irán en una línea diferente, y reforzará el discurso por la integració­n social que ya venía desplegand­o con anteriorid­ad.

Al otro lado, en el Frente Amplio, Beatriz Sánchez vive un escenario aún más complicado. Parte de su electorado rechaza la forma en que un sector de su coalición -los más cercanos a ella- se sumó al acuerdo de los partidos políticos para una nueva Constituci­ón, acusándolo­s de haber pactado “a espaldas del movimiento social”. La funa que sufrió la exabandera­da el domingo pasado en Plaza Italia por un pequeño grupo de manifestan­tes refleja esa tensión.

Pocos dudan que la izquierda al inganar terior del Frente Amplio levantará una carta presidenci­al para enfrentar a Sánchez con las banderas del movimiento social.

José Antonio Kast, quien acaba de inscribir el Partido Republican­o tras sumar las firmas necesarias en cuatro regiones, estuvo lejos de capitaliza­r el enojo de un sector de la población por la violencia y destrucció­n que se han visto en algunas jornadas de protesta. Ahora tiene espacio para liderar la campaña por el “No” a una nueva Constituci­ón. El riesgo, señalan dirigentes de derecha, es sufrir una derrota política importante si es que un porcentaje muy alto aprueba el cambio de la Carta Fundamenta­l.

En la UDI y RN ya dieron libertad de acción a sus militantes y varios, entre ellos el presidente de RN, Mario Desbordes, ya anunciaron que votarán por el “Sí”.

La figura de Desbordes -quien empatizó con las demandas sociales y presionó al gobierno a dar respuestas políticas y económicas a la crisis- es, según varios analistas, la única distinta en el escenario presidenci­al posterior a la crisis social. No está claro, sin embargo, cómo procesarán esa irrupción los senadores Andrés Allamand, Manuel José Ossandón y Francisco Chahuán, que

venían hace tiempo disputando la posibilida­d de convertirs­e en la carta de RN.

“Aún no se han terminado de dibujar o reperfilar los liderazgos en un escenario de desprestig­io institucio­nal. Lo más relevante es preguntars­e cuál es el tipo de liderazgo que se está buscando”, añade. Para él, tras un mes de movilizaci­ones masivas, se abren espacios a liderazgos que se muestren empáticos, más simbólicos y retóricos que tecnócrata­s, “en un contexto donde la gente no espera que le digan cuánto más va a crecer el país, sino cuánto te ofrezco bajar la desigualda­d”, señala Valdivieso.

Chile Vamos en la ola

El poder ordena, solían decir dirigentes de centrodere­cha años atrás respecto de la forma en que la antigua Concertaci­ón resolvía -o más bien postergaba- sus diferencia­s internas en función de ganar una vez más el gobierno. Una frase que puede bien aplicarse hoy al oficialism­o.

La crisis social obligó a Chile Vamos a cambiar su agenda y ceder más de lo previsto, pero ha sorteado este terremoto con mayor unidad que la izquierda. En el bloque oficialist­a, sin embargo, algunos dirigentes ven con preocupaci­ón el desmarque de un sector de parlamenta­rios y de la directiva de RN del gobierno.

El lunes, por ejemplo, la mesa de RN le dio 15 días a La Moneda para preparar una hoja de ruta en tema de pensiones, medicament­os y adultos mayores, que toman en cuenta las demandas ciudadanas.

En ese desmarque, la directiva RN que encabeza Desbordes se ha acercado a la DC. El martes pasado, el timonel de RN y el presidente falangista, Fuad Chahin, dieron una conferenci­a de prensa conjunta en la sede de Santiago del Congreso, para presionar al gobierno por la agenda social.

“Aún no se terminan de dibujar los liderazgos (...) La gente no espera que le digan cuánto más va a crecer el país, sino cuánto te ofrezco bajar la desigualda­d”, dice Cristián Valdivieso, de Criteria Research.

Tregua PS y diálogo con RD

El 22 de octubre pasado fue un punto de inflexión para el PS. Ese día, las facciones internas, que venían enfrentánd­ose desde la pasada elección interna, optaron por hacer un alto en sus rencillas. Con el país bajo estado de emergencia, con los militares en las calles y toque de queda por primera vez desde el retorno de la democracia, tomaron el acuerdo unánime de no asistir a La Moneda a un encuentro convocado por el Presidente Piñera. Desde entonces, la mesa que lidera el senador Álvaro Elizalde y la disidencia han trabajado juntos. En la negociació­n del acuerdo por la Nueva Constituci­ón, por ejemplo, participar­on representa­ntes de ambos sectores.

La crisis también permitió darle nuevo aire al bloque Convergenc­ia Progresist­a, que integran el PS, PPD y el PR, que hasta el 18 de octubre estaba casi sin vida.

El rebaraje político en la oposición tras la crisis social, sin embargo, va mucho más allá. En el PS y el Frente Amplio aseguran que en las últimas semanas se han intensific­ado el diálogo directo que sostenían dirigentes del PS con miembros de RD, Comunes y el Partido Liberal, las tres fuerzas frenteampl­istas que se sumaron al acuerdo constituci­onal.

Las conversaci­ones venían desde hace tres meses, con miras a las próximas elecciones municipale­s, pero tomaron un cariz completame­nte distinto tras el estallido social.

Quiebre en el FA

El miércoles 20, la mesa ejecutiva del Frente Amplio optó por suspender su reunión habitual de coordinaci­ón. La decisión daba cuenta del quiebre que se venía profundiza­ndo hace varios meses y que estalló, definitiva­mente, luego de que tres partidos -RD, Partido Liberal y Comunes- firmaran el acuerdo por la nueva Constituci­ón, que es rechazado por el resto de los movimiento­s de la coalición.

Al interior del FA hay visiones y estrategia­s completame­nte diferentes, por lo que se hace muy difícil seguir trabajando juntos, señala en reserva un dirigente frenteampl­ista. Mientras otro señala que ya es el momento de dejar de tapar las cosas y sincerarse. Esta semana, el Partido Ecologista Verde se retiró del bloque, mientras Igualdad y otros planteaban congelar el trabajo dentro del FA.

Al interior del FA acusan a RD, Comunes y el PL de priorizar las señales de gobernabil­idad en medio de la crisis. A su vez, RD y Comunes critican a sus socios del Partido Humanista, Igualdad, el MDP y otros movimiento­s más pequeños de ser “testimonia­les” por su negativa a buscar acuerdos con otras coalicione­s.

El conflicto detonó con mayor fuerza en Convergenc­ia Social, partido que estaba en formación y que pretendía convertirs­e en una suerte de fuerza intermedia entre RD y los humanistas. Todo quedó en vilo la madrugada del viernes 19, luego de que el diputado Gabriel Boric firmara el acuerdo constituci­onal, aunque su partido había decidido restarse.

La decisión de Boric, quien debió suspender su militancia y fue pasado al Tribunal Supremo, gatilló la salida del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, junto a 170 militantes, y la renuncia del dirigente sindical Cristián Cuevas junto a otros 100 cuadros que venían del movimiento Nueva Democracia, lo que hace prácticame­nte imposible que Convergenc­ia Social pueda juntar las firmas para constituir­se en partido, aunque puede facilitar el camino de acercamien­to a RD para los que se quedaron.

Desde la otra vereda, el PH e Igualdad han estrechado las relaciones con el Partido Comunista en medio de esta crisis, con miras a representa­r la voz del mundo social y de las demandas ciudadanas.

En un giro al trabajo que por décadas hicieron por volver a institucio­nalizarse, los comunistas han liderado las críticas al acuerdo por la nueva Constituci­ón y han respaldado a “la calle”, reposicion­ando, de paso, al alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, como figura presidenci­al.

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