UNA PATRIA PARA TODOS
SEÑOR DIRECTOR
Estas semanas nos hemos visto sorprendidos por la cruda realidad de los dos Chile: el que aparece moderno y exitoso, y aquel fragmento desintegrado, que no quisimos mirar con profundidad en el pasado, que se engendró y creció sin acceso a oportunidades, educación mínima u otros bienes públicos esenciales. De alguna forma, esa imperceptible pero formidable distancia entre el mundo político y la sociedad ha sido desnudada por la elocuencia y rabia de las movilizaciones.
Esa manifiesta carencia de cohesión social hace imprescindible cerrar las brechas y renovar los consensos sociales fundamentales. Al “acuerdo por la paz y la nueva Constitución” se ha sumado el “marco de entendimiento social para pensiones, salud y transporte”, que incrementa las pensiones solidarias un 50%, baja las tarifas de transporte de los adultos mayores, incrementa recursos de salud primaria y, al fin, se mejora la competencia y regulación en el imprescindible mercado de medicamentos. Estos son evidentes signos de que el modelo de desarrollo comenzó a evolucionar, no por su fracaso, sino más bien por su éxito, el vasto progreso de las últimas décadas benefició a toda la población, creció el producto per cápita, mejoró la distribución del ingreso y se redujo la pobreza sustancialmente, entre muchas otras cosas. Sin duda, han sido, en términos comparativos, los años de mayor prosperidad para nuestro país; y es justamente esta base la que nos permite hoy transitar hacia un nuevo paradigma.
En la medida que se va asentando el polvo levantado en este proceso, se comienzan a vislumbrar algunas luces de los nuevos tiempos: tenemos la oportunidad de construir una sociedad más desarrollada e inclusiva, donde todos tengan la posibilidad de llevar adelante sus proyectos de vida, como diría Don Jaime Castillo Velasco: “Una Patria para todos”.
Álvaro Clarke De la Cerda Ex subsecretario de Hacienda