¿RECHAZAR PARA REFORMAR?
SEÑOR DIRECTOR
Rechazar para reformar. ¿No será el desprestigio de esta fórmula lo que ha terminado, entre otras razones, por llevarnos a un debilitamiento y a una falta de confianza de la ciudadanía con quienes somos los encargados de llevar a cabo las reformas, en la oportunidad y de la envergadura que se requerían? Un país agotado de que le den el mismo antídoto, siempre en pequeñas dosis, ha alargado y ha desatendido parte de la enfermedad.
Estas reformas, al no tener plazo para su discusión y aprobación, darán paso nuevamente al tortuoso camino ya conocido, plazo que sí está definido de triunfar el “apruebo”.
Pasaron 15 años para sacar de nuestra Constitución a los senadores designados. La irresistible tentación de la negociación política de algo tan antidemocrático pudo más.
Esta vía está agotada o, en buen chileno, “pasó la vieja”. Desaprovecharon la oportunidad aquellos que no querían cambiar nada, los que querían cambiar muchas cosas, pero siempre a cambio de otras, y quienes querían cambiarlo todo.
El partido de la Constitución de 1980 se jugó con un solo equipo en la cancha y sin más equipos que le dieran vida a la liga y mostraran su juego, por lo que éste impuso sus condiciones sin contrapesos. A pesar de que se fueron incorporando equipos en el camino, la hegemonía del que partió solo ya era incontrarrestable, a diferencia de lo que ocurrirá ahora de triunfar el “apruebo”, en que serán muchos equipos que partirán jugando la liga al mismo tiempo, en igualdad de condiciones, con reglas claras y justas. Estos tendrán la oportunidad de participar y de construir un Chile donde todos los “hinchas” puedan sentirse representados.
Andrés Longton Herrera
Diputado RN