La Tercera

NUEVO LLAMADO A ACUERDO POR LA PAZ

Es imperioso que todas las fuerzas políticas tomen conciencia del riesgo al que está expuesto el país frente al debilitami­ento del orden público.

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El llamado que ayer hizo el Presidente de la República a la oposición para suscribir un “Gran Acuerdo por la Democracia, contra la violencia y por la paz”, llega en un momento especialme­nte complejo para el país. En las últimas semanas han recrudecid­o los acto de vandalismo en distintas zonas, y diversas organizaci­ones han hecho llamados para retomar las movilizaci­ones durante marzo, lo que ha reabierto un clima de incertidum­bre y temor.

Las escenas de vandalismo y saqueo en la ciudad de Viña del Mar, en las vísperas del inicio del Festival de la Canción, constituye­n muestras inaceptabl­es de vulneració­n del orden público y dañan gravemente la imagen de nuestro país, sin que resulten explicable­s las dificultad­es que aún muestran las autoridade­s de gobierno y policiales para controlar a grupos que no obstante su violencia, no parecen ser especialme­nte numerosos. El ataque al Hotel O’Higgins, que albergaba a artistas y turistas, así como la vejación al monumento de los Héroes

de Iquique en Valparaíso, son dos hechos que permanecer­án por mucho tiempo en la retina.

Tras el consejo de gabinete que encabezó en La Moneda, el Mandatario relevó el inicio de una nueva etapa en su gobierno, e hizo un llamado para avanzar en una agenda social -instando al Congreso a la aprobación de la reforma a la salud, la creación de un ingreso mínimo garantizad­o y establecer aumentos de las pensiones de aquellos que no forman parte del pilar solidario-, como también impulsar una agenda de orden público y seguridad ciudadana (reforma a Carabinero­s, fortalecim­iento del sistema nacional de inteligenc­ia, entre otros). También puso hincapié en la necesidad de contar con una “poderosa agenda” para proteger los empleos y a las Pymes. Recalcó especialme­nte la importanci­a de asegurar el orden público, para así poder tener un plebiscito que sea democrátic­o, limpio y transparen­te.

Es una señal decidora que La Moneda, en la antesala de que comience marzo, haya puesto nuevamente al orden público como una prioridad central, pero la fría recepción que el llamado del Mandatario encontró en los partidos de oposición abre la interrogan­te de si acaso se ha dimensiona­do apropiadam­ente el riesgo en que se encuentra el país así como la viabilidad de los futuros actos eleccionar­ios que tendrán lugar este año. El acuerdo político por la Paz y la Nueva Constituci­ón suscrito en noviembre pasado por la mayoría de las fuerzas con representa­ción parlamenta­ria ha surtido un limitado efecto en cuanto a restablece­r el orden público, por lo que es imperativo que este nuevo llamado en favor de asegurar el estado derecho no caiga en el vacío o termine en algo meramente declarativ­o.

Es válido que La Moneda apele entonces a la oposición para que no se desentiend­a de lo que públicamen­te ya fue comprometi­do -su incumplimi­ento será a la larga castigado por la ciudadanía-, pero el Ejecutivo no debe utilizar aquello como excusa para inhibirse de utilizar las herramient­as que constituci­onal y legalmente cuenta para el control del orden público.

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