El gran impostor: así engaña al cuerpo el coronavirus
En el Covid-19, al igual que los camaleones, que en la naturaleza cambian de color para no ser reconocidos, el virus usa diversos trucos para engañar al organismo y avanzar en su infección. Ruta que realiza con presentaciones clínicas nuevas y a veces desconcertantes (ver infografía).
Fue clasificado desde un inicio
como un virus respiratorio. El Sars-CoV-2 ingresa por las vías aéreas y, por lo tanto, son las células del tracto respiratorio las más expuestas al virus, explica Rodrigo Pacheco, investigador de la Fundación Ciencia y Vida.
Sin embargo, reportes dan cuenta que pacientes también han presentado complicaciones gastrointestinales, hepáticas, cardíacas y renales. Esos síntomas podrían deberse a que el virus se
propaga hacia otros órganos, explica Pacheco, “afectando su función o, indirectamente, la inflamación producida por el virus podría afectar el funcionamiento correcto de estos órganos”.
Para entender su capacidad camaleónica, es necesario ver cómo es el proceso en que el virus ataca y engaña a la célula.
Los coronavirus pueden causar la alteración del epitelio (que cumple una función de barrera físo
sica e inmunológica) nasal o pulmonar, y así alcanzar el torrente sanguíneo o los vasos linfáticos. De esa manera se propaga hacia otros tejidos.
En ese proceso, la enzima convertidora de angiotensina, o Angiotensin Converting Enzyme 2 (ACE2), proteína presente en la superficie de algunos tipos celulares del organismo, y que forma parte de un sistema llamado renina-angiotensina, que cumple la función fisiológica de regular la presión sanguínea, sería el receptor que el Sars-CoV-2 usa para infectar las células. Dicho de otro modo, es la cerradura que utiliza para ingresar al organismo.
Por lo tanto, el virus puede potencialmente infectar a las células que presentan esta proteína. “El ACE2 no solo se expresa en las células del tracto respiratorio, sino que también en otros tejidos del organismo, incluyendo los riñones, el intestino, corazón, vasos sanguíneos y algunas células del sistema nervioso”, de ahí que pueda expandirse por todo el organismo, señala Pacheco.
La pérdida del olfato y del gusto podría deberse a que el virus esté afectando el sistema nervio
central. Algunos coronavirus y virus pueden infectar los nervios olfatorios y, a través de estos, transportarse hacia el sistema nervioso central, indica Pacheco.
Hay antecedentes que apoyan esa hipótesis. Pacheco detalla que se ha detectado material genético de Sars-CoV-2 en el líquido cefalorraquídeo de pacientes infectados que sufrían de encefalitis.
Pablo González, investigador del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y académico de la U. Católica, agrega que algunos pacientes con Covid 19 muestran además signos neurológicos, como dolor de cabeza, náusea y vómito, “lo cual sugiere que Sars-CoV-2 podría afectar el sistema nervioso central”.
“La presencia de Sars-CoV-2 en el cerebro de algunos pacientes sería algo esperable, ya que la infección del sistema nervioso central pareciera ser un atributo común de virus de la familia coronavirus, particularmente del virus Sars, el cual está estrechamente emparentado con SarsCoV-2”, puntualiza González.
En el brote de Sars de 20022003 se demostró su presencia en neuronas del cerebro.