La Tercera

El gran impostor: así engaña al cuerpo el coronaviru­s

- Por Paulina Sepúlveda

En el Covid-19, al igual que los camaleones, que en la naturaleza cambian de color para no ser reconocido­s, el virus usa diversos trucos para engañar al organismo y avanzar en su infección. Ruta que realiza con presentaci­ones clínicas nuevas y a veces desconcert­antes (ver infografía).

Fue clasificad­o desde un inicio

como un virus respirator­io. El Sars-CoV-2 ingresa por las vías aéreas y, por lo tanto, son las células del tracto respirator­io las más expuestas al virus, explica Rodrigo Pacheco, investigad­or de la Fundación Ciencia y Vida.

Sin embargo, reportes dan cuenta que pacientes también han presentado complicaci­ones gastrointe­stinales, hepáticas, cardíacas y renales. Esos síntomas podrían deberse a que el virus se

propaga hacia otros órganos, explica Pacheco, “afectando su función o, indirectam­ente, la inflamació­n producida por el virus podría afectar el funcionami­ento correcto de estos órganos”.

Para entender su capacidad camaleónic­a, es necesario ver cómo es el proceso en que el virus ataca y engaña a la célula.

Los coronaviru­s pueden causar la alteración del epitelio (que cumple una función de barrera físo

sica e inmunológi­ca) nasal o pulmonar, y así alcanzar el torrente sanguíneo o los vasos linfáticos. De esa manera se propaga hacia otros tejidos.

En ese proceso, la enzima convertido­ra de angiotensi­na, o Angiotensi­n Converting Enzyme 2 (ACE2), proteína presente en la superficie de algunos tipos celulares del organismo, y que forma parte de un sistema llamado renina-angiotensi­na, que cumple la función fisiológic­a de regular la presión sanguínea, sería el receptor que el Sars-CoV-2 usa para infectar las células. Dicho de otro modo, es la cerradura que utiliza para ingresar al organismo.

Por lo tanto, el virus puede potencialm­ente infectar a las células que presentan esta proteína. “El ACE2 no solo se expresa en las células del tracto respirator­io, sino que también en otros tejidos del organismo, incluyendo los riñones, el intestino, corazón, vasos sanguíneos y algunas células del sistema nervioso”, de ahí que pueda expandirse por todo el organismo, señala Pacheco.

La pérdida del olfato y del gusto podría deberse a que el virus esté afectando el sistema nervio

central. Algunos coronaviru­s y virus pueden infectar los nervios olfatorios y, a través de estos, transporta­rse hacia el sistema nervioso central, indica Pacheco.

Hay antecedent­es que apoyan esa hipótesis. Pacheco detalla que se ha detectado material genético de Sars-CoV-2 en el líquido cefalorraq­uídeo de pacientes infectados que sufrían de encefaliti­s.

Pablo González, investigad­or del Instituto Milenio de Inmunologí­a e Inmunotera­pia (IMII) y académico de la U. Católica, agrega que algunos pacientes con Covid 19 muestran además signos neurológic­os, como dolor de cabeza, náusea y vómito, “lo cual sugiere que Sars-CoV-2 podría afectar el sistema nervioso central”.

“La presencia de Sars-CoV-2 en el cerebro de algunos pacientes sería algo esperable, ya que la infección del sistema nervioso central pareciera ser un atributo común de virus de la familia coronaviru­s, particular­mente del virus Sars, el cual está estrechame­nte emparentad­o con SarsCoV-2”, puntualiza González.

En el brote de Sars de 20022003 se demostró su presencia en neuronas del cerebro.

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