Impacto del estrés generado por el Covid
La amenaza del Covid-19
Como no es visible y no hay vacuna, el cerebro no sabe a qué se enfrenta, por eso el estrés es permanente
El cerebro es el órgano central para percibir y adaptarse a distintas circunstancias. La actual pandemia de Covid-19 es para él un factor desencadenante de estrés, acción que remodela su arquitectura para responder ante el peligro que representa este nuevo virus. Una adaptación exitosa, que ha permitido a los humanos evolucionar, pero que cuando es persistente, como hoy, genera múltiples efectos en el organismo.
El estrés es una respuesta normal frente a amenazas. En nuestra historia biológica esas han sido físicas. Estar frente a un precipicio, en un lugar a oscuras o frente a un animal que acecha. Escenas que gatillan respuestas en el cuerpo. Es lo que en fisiología se conoce como respuesta de huida o pelea, explica el investigador del Instituto de Neurociencia Biomédica de la Universidad de Chile, Pedro Maldonado.
La evolución ha hecho al cuerpo humano eficiente. Si hay un peligro, huye y rápido. Aumenta el pulso de corazón, se eriza la piel y hay más sangre en los músculos. “Se prioriza una respuesta física y se bajan las actividades mentales de cognición, como la memoria. Por eso, cuando las personas están bajo estrés, reaccionan más irracionalmente”, explica.
Hoy, la pandemia por coronavirus es una amenaza. Escapar a esa condición de estrés es casi imposible. Algo conveniente en peligros transitorios, porque acelera la acción para responder. Pero si ocurre por un tiempo prolongado, hay un desbalance, señala Maldonado. Un uso energético excesivo con consecuencias fisiológicas de desgaste.
Ante una amenaza se produce liberación de hormonas, como cortisol, por el aumento de actividad en el hipotálamo. Implica un llamado a que la zona cognitiva pierda prioridad y aumente la sensibilidad a estímulos.
Las consecuencias fisiológicas son dilatar las pupilas, relajar los bronquios, acelerar el corazón, inhibir el sistema digestivo.
Pero una de las consecuencias más importantes se da en el sistema inmune. El cortisol lo inhibe. Lo que por un corto periodo no es problema. Sin embargo, en el largo plazo implica estar más expuesto a infecciones, “como ahora por Covid-19”, dice Maldonado.