Voto Covid: el derecho a sufragio versus el derecho a la vida
El derecho a sufragio de personas contagiadas puede chocar con otro -del mismo calibre- si es que al ejercerlo se ponen en riesgo vidas.
Es domingo 25 de octubre, toma su carné y parte a su local de votación. En la entrada lo para un militar -o un funcionario del Servel- y le toma la temperatura. Fiebre. ¿Pueden impedirle votar? Puesto así, no. No solo porque el aparato pueda estar defectuoso o no exista un diagnóstico: sufragar es un derecho que consta en la Constitución. “Nadie puede ser impedido de votar”, sentencia el constitucionalista Gastón Gómez. Pero esa claridad podría entrar en un pantanoso debate ante otro supuesto del mismo ejemplo: que al llegar, el votante ya tenga a cuestas un examen PCR positivo.
“Podría haber una colisión de derechos interesantes, entre el derecho a sufragio y el del derecho de las demás personas a no exponerse a una posibilidad real, objetiva, de contagio”, apunta otro constitucionalista, Patricio Zapata, aludiendo al numeral primero del Artículo 9 de la Ley de Leyes: “La Constitución asegura a todas las personas el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica”.
Este choque de derechos hace más enredado y urgente
responder a todas las preguntas que abren estos y otros escenarios. Es lo que tienen que resolver el Servel y el Minsal, que han de consensuar lo que será el protocolo sanitario definitivo para el referéndum, y que debe estar listo 45 días antes del 25 de octubre.
Sobre esto han estado conversando la cartera que dirige Enrique Paris y el servicio, sin acuerdo hasta ahora. Lo prioritario es zanjar cómo se habilitará el sufragio de quienes para entonces figuren enfermos, con o sin síntomas. Eso, sin considerar siquiera qué se hará para que también voten seguros quienes están en grupo de riesgo.
En el Servel asumen que por lógica deberán acudir en horarios distintos y segregados, pero aún no se zanja si unos irán en la mañana y otros al final del día, o viceversa. Es probable que se determinen horarios preferentes, pero no exclusivos ni obligatorios.
Ya hay cosas que se han descartado o en vías de. El Minsal propuso al Servel habilitar mesas segregadas solo para los contagiados, y el ministro Paris ya planteó diferenciarlos del resto. También que haya accesos separados por lo mismo. Pero hasta ahora,
en el servicio dicen que es impracticable por al menos tres razones. Una, es imposible confeccionar a tiempo un padrón aparte solo para los casos activos, que además ya llegaría tarde y desfasado a todos los locales. Dos, los contagiados quedarían automáticamente identificados, pasando a llevar su privacidad como pacientes. Tres, eso arriesgaría incidentes o episodios de discriminación.
“Hacer mesas especiales podría acarrear un cierto grado de discriminación: ¡Ahí están los enfermos, ahí votan los enfermos, por ahí entran ustedes, los que están contagiados! Conocemos la idiosincrasia lamentable del pueblo chileno”, terció ayer el presidente del consejo directivo del Servel, Patricio Santamaría, durante la mesa por el plebiscito seguro que integran el gobierno y el Congreso.
Con todo, la posibilidad de establecer el voto postal para esa población, lo que han planteado varias organizaciones de la sociedad civil, como el Colegio Médico, no convence para nada al Servel, dado que no garantiza el secreto del sufragio, que también es derecho constitucional.