La Tercera

Los argumentos del Ejecutivo para no firmar pacto de Escazú

Gobierno zanjó su decisión, pocos días antes de que expire el plazo para suscribir el pacto. En un escrito elaborado por Cancillerí­a y Medio Ambiente se justifica la postura, que reabrió ayer las críticas de la oposición.

- Por P. Catena y C. Soto

8 POLÍTICA

Pocos días antes de que expire el plazo -este sábado- para firmar el Acuerdo de Escazú, en un documento de 12 páginas La Moneda terminó de zanjar ayer su posición: no suscribir el pacto latinoamer­icano, que busca dar garantías para el acceso a la informació­n, participac­ión ciudadana y justicia en asuntos ambientale­s.

Si bien a partir del sábado los países que no lo hayan firmado podrían, eventualme­nte, adherir al acuerdo posteriorm­ente, en el escrito del gobierno -elaborado por los ministerio­s de RR.EE. y Medio Ambientese entregan una serie de argumentos en contra.

El documento señala que “a la luz del análisis realizado, correspond­e reafirmar que Chile tiene una legislació­n ambiental que es reconocida nacional e internacio­nalmente, por su contenido, alcance y consistenc­ia. Compartimo­s plenamente la gran relevancia de la participac­ión ciudadana, la transparen­cia y la justicia ambiental para el avance a un desarrollo sustentabl­e. Así, nuestro país ha sido pionero en incorporar a nivel legal las temáticas planteadas por el acuerdo, que incluye normas sobre participac­ión, informació­n y acceso a la justicia”.

Desde el punto de vista técnico, se indica que el tratado contiene normas que “podrían ser interpreta­das como autoejecut­ables y otras que, pese a contemplar reenvíos a la legislació­n doméstica, podrían generar debate sobre su aplicación”.

Por este motivo, el gobierno sostiene -tal como lo señaló el canciller Andrés Allamand hace dos semanasque para el país es “inconvenie­nte la suscripció­n del Acuerdo de Escazú atendida la ambigüedad y amplitud de sus términos, su eventual autoejecut­abilidad y la obligatori­edad de sus normas, que prevalecer­ían por sobre la legislació­n medioambie­ntal interna, todo lo cual generará una creciente judicializ­ación de los procedimie­ntos ambientale­s y planteará un cuadro global de grave incertidum­bre”.

Sobre esto mismo, el Ejecutivo reitera que el pacto podría exponer al país a demandas internacio­nales, lo que ya habían manifestad­o a lo largo de los dos últimos años, desde que el Presidente Sebastián Piñera informó en 2018 que no firmarían el acuerdo en la primera ceremonia en Naciones Unidas.

En este contexto, el escrito enumera una serie de argumentos:

“Principios que condiciona­rán nuestra legislació­n ambiental”

El documento del gobierno indica que el Artículo 3 del Tratado de Escazú establece una serie de principios. Estos -se concluye en el análisis de la Cancillerí­a- pasarían a tener una jerarquía superior, modificand­o y condiciona­ndo los principios que se encuentran reconocido­s en el ordenamien­to jurídico chileno.

“Incertidum­bre jurídica”

De acuerdo al análisis, el tratado generaría controvers­ias con la definición legal del “derecho a vivir en un medioambie­nte libre de contaminac­ión”, que se encuentra contenido en el Artículo 19 Nº8 de la Constituci­ón. El Artículo 1 del acuerdo señala como finalidad “la protección del derecho de cada persona, de las generacion­es presentes y futuras, a vivir en un medioambie­nte sano”. El concepto de “sano”, dice la Cancillerí­a, es de amplia discusión internacio­nal, lo que podría llegar a interpreta­rse como una obligación distinta para el Estado.

Por otra parte, se indica que la autoejecut­abilidad del acuerdo y su carácter supralegal significar­án cambios relevantes en las evaluacion­es ambientale­s de proyectos, generándos­e incertidum­bres, conflictos y judicializ­aciones relacionad­as con la normativa a aplicar.

“Obligacion­es ambiguas”

El gobierno señala que el hecho de que se dé un reconocimi­ento y tutela a los defensores de derechos humanos en asuntos ambientale­s traería implicanci­as constituci­ona

les y que esto generaría desigualda­d ante la ley frente a otras agrupacion­es. Sobre esto mismo, añaden que el país ya cuenta con diversas figuras legales para dar garantías a personas afectadas y que lo estipulado por el pacto “exigiría un trato y protección privilegia­da, generando un estatuto especial que carece de fundamento suficiente, pudiendo dar lugar a una discrimina­ción arbitraria”.

“El acuerdo expone a Chile a controvers­ias internacio­nales”

Se sostiene que con este pacto Chile podría ser demandando ante la Corte Internacio­nal de Justicia por un Estado parte del Pacto de Bogotá en caso de que considere que se ha infringido el contenido de las normas. Paralelame­nte, se señala que Chile podría ser demandado ante el Sistema Interameri­cano de DD.HH.

La decisión del gobierno reabrió ayer las críticas de la oposición, mientras en la Asamblea General de la ONU se proyectaba el video del discurso del Presidente Piñera, en el que, sin embargo, no abordó el Acuerdo de Escazú.

En su intervenci­ón, además de referirse al estallido social en Chile y al plebiscito constituci­onal del próximo 25 de octubre (ver página 9), el Mandatario dijo -sin mencionar el pacto ambientalq­ue “la amenaza del calentamie­nto global es real, es inminente”, junto con señalar que “la ciudadanía nos exige como un imperativo moral un cambio de rumbo”. Y agregó que Chile está “completame­nte comprometi­do” con la causa para contrarres­tar el cambio climático.

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► El discurso del Presidente Piñera proyectado ayer en la Asamblea General de la ONU.

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