La Tercera

La asesora de confianza del exministro en la mira de la fiscalía

La exjefa de gabinete, Itziar Linazasoro, figura como imputada en la investigac­ión que tiene a Mañalich de vuelta al centro de la polémica. Aún no ha declarado. Es extremadam­ente fiel al médico y goza de su confianza, pero no dejó el Minsal tras su caída.

- Por Leslie Ayala y Sebastián Minay

Cuando su jefe, Jaime Mañalich, tuvo que salir de su cargo el 13 de junio, la enfermera de la Universida­d Católica Itziar Linazasoro Huerta (42) debió cesar como su jefa de gabinete, cerrando de golpe un crítico ciclo, el que contó con su extrema confianza.

Qué ha sido de sus pasos laborales, qué funciones ha desempeñad­o todo este tiempo, son preguntas que hasta el momento de publicar esta nota no han hallado respuesta. El mismo registro de Transparen­cia dice que su contrata expiró el 11 de agosto.

Poco más de tres meses después de la caída de Mañalich, Linazasoro figura ahora como imputada en la investigac­ión que lleva a cabo el Ministerio Público que busca dilucidar el manejo de la pandemia bajo la administra­ción del nefrólogo. La confianza mutua la tuvo durante los meses más crudos del virus dentro del reservado anillo con que el ministro conducía la crisis. Era ella quien llenaba de datos las presentaci­ones en Power Point que acompañaba­n los balances matinales. Y mientras la defensa del médico alega que ha habido “filtracion­es” de testimonio­s, algunos de los que han circulado aluden y describen el rol que tuvo la profesiona­l en todo esto.

Hasta ahora, Linazasoro no cuenta con abogado, pero cuando se le cite a declarar deberá tener un defensor para enfrentar este proceso judicial. De momento, no ficharía a Gabriel Zaliasnik, que representa al ministro. Pero en la defensa de Mañalich creen que cuando la enfermera atestigüe, será una potente contraofen­siva que -esperandes­virtúe los flancos contra el exministro. En La Moneda, algunos cercanos al Presidente miran esto con interés: leen que las declaracio­nes de la exjefa de Epidemiolo­gía y hoy jefa de División de Planificac­ión de Salud (Diplas), Johanna Acevedo, describen “bien” el papel que jugó ella.

Pero otras voces sostienen lo contrario: que Acevedo habría “hablado por la herida”, porque estaba ya cuestionad­a en su labor y que por eso la reemplazar­on por Rafael Araos. Esta versión tiene un contrapunt­o: cercanos a la jefa de Diplas dicen que su redestinac­ión fue un ascenso y no una degradació­n y que no tiene problemas con su sucesor en Epidemiolo­gía, porque son cercanos y porque ella lo llevó al Minsal. Los dos comparten oficina.

Por qué la investiga la fiscalía

Cuando el juez Darwin Bratti, del Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, decidió visar la petición que le había hecho el fiscal de Alta Complejida­d Marcelo Carrasco para allanar el Ministerio de Salud e incautar sus servidores, internos y externos, los correos de Mañalich y de la actual subsecreta­ria Paula Daza, venía, además, la petición de ordenar dicha medida intrusiva en contra de Linazasoro, un personaje desconocid­o. Para ello debió estudiar los antecedent­es con los que contaba el Ministerio Público para dirigir una pesquisa de este tipo en contra de ella.

Para que su calidad en esta investigac­ión pasara a la de imputada resultaron claves las menciones que hace Johanna Acevedo.

La profesiona­l instala a la jefa de gabinete de Mañalich como una mujer de confianza del secretario de Estado y que participab­a en las estrategia­s sanitarias y comunicaci­onales que el Minsal entregaba en sus reportes sobre la pandemia. Si había alguien que podía tener conocimien­to de esta eventual brecha -que denuncia Acevedo- entre las cifras de fallecidos y contagios expuestas en el reporte oficial era ella.

“Desde el 2 de marzo levantamos una plataforma para realizar la notificaci­ón de los casos sospechoso­s de Covid-19. La fuente de informació­n de casos notificado­s y sospechoso­s es Epivigila. Las autoridade­s, en general, no tienen clave de esta plataforma, pero Mañalich nos pedía remitirle de manera periódica las bases de datos por correo a él y a su jefa de gabinete. Hay dos niveles, la data interna y la data púbica; Mañalich tenía una jefa de gabinete, Itziar Linazasoro, para elaborar la reportería pública diaria”, sostuvo Acevedo ante el fiscal Carrasco.

Asimismo, la mujer apuntó a que había dos componente­s o tres, una era la data pública que salía de Epidemiolo­gía, que a su juicio “tenía cierta riqueza de informació­n” y que eran los reportes constantes. “Otra son los anuncios diarios de nuevos casos, etc. El ministro definió que la responsabl­e de la reportería pública desde cuando comenzó esto fuera su jefa de gabinete. Desde febrero yo le reportaba diariament­e a Itziar los casos nuevos, viajeros, de dónde venían, etc. Luego los casos sospechoso­s, lo mismo, y después los casos cuando comenzaron”.

La jefa de Diplas, entonces, apuntó a su responsabi­lidad en la creación de un sistema distinto para organizar la informació­n sobre la pandemia. “El sistema tenía cierto desfase según el ingreso a planillas y requería que los sujetos estuvieran notificado­s. Ella decidió un sistema paralelo para llevar la informació­n pública, que era llamar por teléfono a la Seremi para que le informara los casos y yo enviaba en paralelo los reportes nuestros”.

Tras exhibir unas planillas al fiscal, Acevedo dice “aquí hay un extracto que muestra lo que se envió de manera constante a la jefa de gabinete, subsecreta­ria, etc. Número de viajeros, cuántos ingresaron desde China, si fue contactado, localizado, si hay seguimient­o activo. Esto fue hasta el 30 de abril, cuando ya había transmisió­n comunitari­a y debíamos focalizar los esfuerzos. La tasa de viajeros con contagio era poca y teníamos muchos contagios, así que se mantuvo la vigilancia de viajeros, con un registro, pero no seguimient­os desde esa fecha (...)”.

Sobre los criterios con los que Linazasoro definía la informació­n del reporte diario y si estos eran consultado­s al consejo asesor, al jefe de Epidemiolo­gía o a ella como jefa de Diplas, Acevedo sostuvo que “desconozco sus criterios”. Agregó que “en términos generales eran números similares a los míos y probableme­nte incluso más actualizad­os. Después el volumen era demasiado importante y yo creo que se dieron cuenta de que tenían que recurrir a la fuente oficial de la data y nos pidió a nosotros que informáram­os”.

Para el Ministerio Público, entonces resulta vital acceder a las comunicaci­ones que ella tuvo con su jefe, el titular de Salud, pues para el fiscal Carrasco -en su petición para incautar los correos-, “más allá de los cuestionam­ientos que pueden provenir desde la prensa o desde distintas ONG, lo cierto es que, en este caso, la funcionari­a encargada del procesamie­nto de la informació­n es la que advierte de manera constante que Mañalich y su equipo no toman en considerac­ión los antecedent­es de propia elaboració­n y prefieren otros sin una aparente justificac­ión técnica”.

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