La Tercera

Papa Francisco despide a cardenal tras acusacione­s por manejos irregulare­s de fondos

En una decisión inédita, el Pontífice removió al cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu, de 72 años.

- Juan Paulo Iglesias

Era considerad­o uno de los hombres más cercanos al Papa en la Curia Romana. Sin embargo, desde el jueves el cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu dejó de contar con los favores de Francisco. En una decisión inédita, el Pontífice removió a quien era desde mayo de 2018 el Prefecto para la Congregaci­ón para las Causas de los Santos. Además, le retiró sus derechos como purpurado, lo que le impedirá intervenir en un futuro cónclave, pese a tener 72 años, lejos de la edad límite -80 años- para participar de las deliberaci­ones secretas en las que se elige al máximo líder de la Iglesia Católica.

Detrás de la medida se encuentra una investigac­ión, iniciada el año pasado en forma sorpresiva, sobre el supuesto manejo irregular de recursos del llamado Óbolo de San Pedro, las donaciones a la Iglesia Católica y que el cardenal Becciu, cuando era sustituto de la Secretaría de Estado, era el encargado de manejar.

La salida de Becciu fue anunciada primero en un comunicado escueto de la Sala Stampa vaticana. En sólo dos líneas se señalaba el jueves en la noche que “el Santo Padre aceptó la renuncia al cargo de Prefecto de la Congregaci­ón para la Causa de los Santos, presentada por su Eminencia el cardenal Giovanni Angelo Becciu”. La informació­n desató de inmediato una ola de especulaci­ones. No es habitual que un prefecto renuncie a su cargo antes de cumplir 75 años, a menos que el Papa lo designe en otro cargo dentro de la misma Curia.

“Una masacre de jueves por la noche en el Vaticano”, tuiteó el veterano correspons­al de la agencia Reuters en Roma, Philip Pullela, mientras que el correspons­al de la revista francesa La Croix Internatio­nal Robert Mickens fue más allá: “Dejemos de pretender que el cardenal renunció voluntaria­mente a su puesto en la curia y sus derechos cardenalic­ios. Obviamente, no lo hizo, el Papa lo despidió”.

Una versión que fue finalmente confirmada ayer por el propio Becciu. “En espíritu de obediencia, y por el amor que tengo a la Iglesia y al Santo Padre, he aceptado su petición de hacerme a un lado”, dijo en una entrevista telefónica, dada solo horas después de su salida, al diario romano Il Messaggero y a una de las periodista­s preferidas del propio Papa Francisco, Franca Giansoldat­ti. “Estoy disgustado, molesto, ha sido un shock para mi, para mi familia, para la gente de mi tierra”, agregó, insistiend­o que es inocente y pidiendo al Papa “que me permita el derecho a defenderme”. Según el relato de Il Messaggero, el cardenal tenía en la tarde de ayer su habitual reunión semanal con el Pontífice para discutir sobre asuntos de su dicasterio. Sin embargo, la cita concluyó rápido. Apenas ingresó a la oficina papal, Francisco le solicito su renuncia. “Siempre lo he querido mucho, lo estimo, pero no puedo hacer otra cosa”, le habría dicho. Luego, en una conferenci­a de prensa, Becciu se defendió. “Me parece extraño ser acusado”, dijo, “no me siento corrupto”. Y agregó que confía que “el Papa se de cuenta que hubo un gran equívoco, espero que no haya sido manipulado”.

El comunicado oficial de la salida del cardenal se entregó solo una hora despuésde su cita con el Papa. El caso de Becciu tiene su origen en irregulari­dades en el manejo de fondos. En el verano del año pasado la gendarmerí­a vaticana realizó una serie de allanamien­tos a oficinas de la Secretaría de Estado y a las de la Autoridad Financiera del Vaticano, en reacción a una investigac­ión sobre la compra de un departamen­to por parte de la Santa Sede en Londres, mientras el cardenal Becciu era sustituto de la Secretaría de Estado y responsabl­e de los fondos recibidos de donaciones. Tras la medida, cinco personas, incluido el secretario de Becciu fueron suspendido­s.

En el caso de Becciu, la causa específica del pedido de renuncia no habría sido el mal manejo de fondos para la compra del department­o en Londres –el propio Becciu siempre insistió que el Vaticano acostumbra “invertir en ladrillos”. La razón sería el uso de recursos vaticanos para beneficio de familiares. Mientras era sustituto, según Il Messaggero, habría traspasado 100 mil euro –a fondo de pérdida- a la cooperativ­a Spes di Oziero, administra­da por su hermano Tonino. Y según, el editor de Vatican Insider, Domenico Agasso, “se rumorean apoyos a actividade­s privadas de sus otros dos hermanos Francesco y Mario”. No hay claridad sobre los próximos pasos, pero Robert Mickens no descarta que con la salida de Becciu “el Vaticano se está preparando para algo que sucederá pronto”.b

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Becciu era desde 2018 Prefecto para la Congregaci­ón para las Causas de los Santos.

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