La Tercera

VOTO ONLINE

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SEÑOR DIRECTOR

Frente al desafío de lograr una alta participac­ión en el plebiscito del 25 de octubre y reducir el riesgo de contagio al mínimo, hay quienes han propuesto el voto online (concepto diferente al voto electrónic­o, que no implica voto a distancia).

El problema es que éste no garantiza que se cumplan dos condicione­s: voto personal y secreto. Ambas aseguran un voto libre, sin coacción. El voto con papel y lápiz es comprensib­le: nadie duda cómo se calculan los resultados. Si hay errores, se hace un recuento de los votos físicos y el proceso puede ser auditado. Con el voto online, el ciudadano no experto se enfrenta a un sistema donde no entiende lo que ocurre. Además, el escrutinio público, con presencia de apoderados y ciudadanos, desaparece. El conteo queda librado, nuevamente, al sistema.

Las experienci­as en Chile con votación online para elecciones en sindicatos, partidos políticos y consultas municipale­s no han sido satisfacto­rias. Varias han terminado en conflictos de legitimida­d. Y la brecha tecnoeconó­mico,

lógica en nuestro país, que afecta mayoritari­amente a las personas de menor ingreso y/o mayor edad, quedó en evidencia en estos meses. A la fecha, solo un país en el mundo emplea votación online a nivel nacional: Estonia. Países como Holanda, Alemania, Francia y Noruega hicieron el intento durante esta década, para luego volver al sistema tradiciona­l. El voto online puede llevar la legitimida­d de nuestras elecciones a la UTI. Concentrem­os esfuerzos en identifica­r modos que nos permitan aumentar la participac­ión y cautelar los derechos de todos quienes se ven impedidos de asistir el día de la elección, pero sobre la base de los que hasta hoy han sido los pilares de nuestro sistema democrátic­o: el voto personal y secreto.

Juanita Gana

Consejera del Servicio Electoral de Chile

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