La Tercera

LO QUE TIENES QUE SABER

- Por Gloria Faúndez H.

Primer aniversari­o. ¿Dónde estabas el 18 de octubre? La pregunta ya entró al imaginario colectivo confirmand­o, de paso, que el denominado “estallido social” quedará también como una huella indeleble en la historia del país. Hoy -justamente- se cumple un año del inicio de las protestas que no sólo han impactado por su masividad, sino que también por sus inéditos episodios de violencia. Que la clase política –sin excepción- quedó pasmada ya no es tema de discusión, se asume como realidad. Nadie tuvo respuestas en semanas y la falta de paternidad política del movimiento es evidente. Como primer damnificad­o, el gobierno de Sebastián Piñera debió resignar su agenda y los planes que alguna vez soñó el Mandatario para lo que es su segundo periodo en La Moneda quedaron truncos. Pero si el “estallido social” tuvo como -según sostienen algunos- su detonante al oficialism­o, la oposición no ha logrado capitaliza­r para sí misma ninguna simpatía, lo que demuestra que la decepción ciudadana es más bien transversa­l. Lo peor –sin embargo- ha sido constatar cómo una parte de la izquierda relativizó sus credencial­es democrátic­as, atizó la violencia –lo hacen aún- y no apostó por canales institucio­nales para solucionar la crisis (aunque ahora se sumen con entusiasmo al plebiscito) y -por cierto- la evidente falta de profesiona­lismo de las fuerzas de orden -particular­mente de Carabinero­s- que incurrió en inexcusabl­es violacione­s a los derechos humanos. Hasta el cierre de esta edición el gobierno monitoreab­a las manifestac­iones a las que se había convocado para conmemorar el primer aniversari­o del “estallido social”.

A una semana del plebiscito. Entre las esquirlas que dejó el “estallido social”, la más significat­iva es el plebiscito al que los chilenos concurrire­mos en una semana más. La disyuntiva radica entre quienes aprobarán el inicio de un proceso constituci­onal para el país y quienes lo rechazarán. A esta altura, hay que insistir en que una definición de esta envergadur­a -en la que hay coincidenc­ia en que es la decisión más importante de al menos los últimos 30 años- sea digna de una alta participac­ión.

Golpes a la economía. Los efectos sobre la economía -mezcla del estallido social y la pandemia- no dejan de tener un sabor amargo. Esta semana, el FMI estimó una caída de la economía del país para 2020, pasando de -7,3% a -6%. Por si fuera poco, la clasificac­ión de riesgo de Chile bajó por segunda vez en los últimos tres años, según la agencia Fitch, evidencian­do el debilitami­ento de las finanzas públicas derivado del gasto social tras las protestas del año pasado y la recesión en la que nos sumió la pandemia. Qué duda cabe: somos más pobres.

Fallo salomónico. Una vez resuelta en su favor la acusación constituci­onal que se había presentado en su contra -la Cámara de Diputados rechazó el libelo-, el exministro Jaime Mañalich aún debe enfrentar en el escenario judicial el manejo que dio a la pandemia. El jueves, la Corte Suprema -en un fallo dividido- autorizó a la fiscalía sólo la entrega parcial de los correos electrónic­os del Ministerio de Salud, excluyendo los e-mails relativos a “la adquisició­n de insumos esenciales para enfrentar la pandemia” y los que dicen relación con “la destinació­n de efectivos y recursos militares y policiales a labores estratégic­as relacionad­os con el Covid-19”.

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