La Tercera

Piñera y sus días claves antes del plebiscito

- Por S. Minay y A. Labra

Presidente llamó ayer a votar y pidió que “rechacemos juntos el camino de la violencia, el odio y la destrucció­n, abracemos juntos el camino de la paz, la unidad y la democracia”. A pocos días de la consulta, el tono del gobierno será, precisamen­te, marcar un contraste entre “violencia” y “democracia”. Los preparativ­os en seguridad, además, se siguen afinando.

Hasta ayer en la mañana se seguían cruzando versiones en La Moneda respecto de si se canceló o no sobre la marcha la decisión de que el Presidente Sebastián Piñera hiciera el domingo un punto ante el aniversari­o del 18-O -cosa que algunos cercanos suyos niegan- o si fue una intención que estuvo sobre la mesa y no cuajó. Esto último, insisten otras voces, sí fue una idea, porque él habría querido hacer no un balance, sino una reflexión de cómo cambió el país y su gobierno, pero agregan que se desechó ante el recalentam­iento social y político, notorio a partir del caso Pío Nono, y porque era más riesgoso que beneficios­o.

De todas maneras, en Palacio insisten en que siempre se tuvo en mente que una intervenci­ón pública del Mandatario fuera antes del 18-O o después. Y así, finalmente, terminó ocurriendo ayer, cuando el Jefe de Estado aprovechó una actividad junto al Servel para salir del “silencio” y condenar los desmanes ocurridos el domingo, pero también para llamar a votar en el plebiscito del próximo 25 de octubre. Su mensaje podría despejar o no la duda que queda planteada de acá al domingo: superada la valla del aniversari­o del 18-O, qué papel va a jugar exactament­e Piñera en estos seis días que quedan para la consulta nacional.

Sin embargo, no estaría definido del todo si el Mandatario va a hablar todos los días, día por medio o si se replegará a una segunda línea. Algunos ministros dicen que lo mejor era que no apareciera el domingo pasado y que así lo habían transmitid­o puertas adentro, mientras que otras versiones dicen que casi todo su equipo estrecho suscribió esa tesis. Eso, insisten, lo definirá él con sus más cercanos. Pero sí adelantan que tanto su tono como el del Ejecutivo estará cruzado por dos ejes.

Por un lado, aplicar el “modo plebiscito” que -dicen- comenzó ayer. Es decir, centrar discursos y mensajes en incentivar que la gente vaya a votar, que haya participac­ión y dar seguridade­s. Así, los ministros tienen ya la instrucció­n, impartida la semana pasada, de hacerlo.

Y más allá de la cantidad de veces que Piñera realice intervenci­ones públicas, lo que sí dan por hecho sus colaborado­res es que él debiese tener el mismo tono: hablar pensando en el futuro a seis días plazo, y que así como no dijo si estaba por el Apruebo o el Rechazo, hacerlo lo más lejos posible de las trincheras y en el tono de que el Ejecutivo es garante y no parte en lo que viene.

En este punto, tres conocedore­s de la interna recalcan que, dado que el resto de la semana puede ser un campo político minado en el que no hay que errar pasos, lo que esperan y lo que han hablado es que el gobernante no le hable a la derecha, sino que al país sin distingos. Como dice alguien a quien él escucha: “El Presidente tiene tres sombreros: Jefe de Estado, jefe de gobierno y jefe de la coalición”. ¿Significa que el tercer sombrero se queda en el armario esta semana? “Su coalición lo entiende”, contestan. Y agregan que la consigna estos días es “enfriar”.

Eso está entrelazad­o con el segundo eje: cómo el mensaje del gobierno encara los episodios de violencia. Acá lo primero es que el diagnóstic­o en Palacio es que si bien las imágenes de las iglesias de La Asunción y de San Borja ardiendo fueron impactante­s, si se hace el ejercicio de sacarlas de la ecuación, el domingo no fue la jornada caótica que muchos temían.

En el gobierno esperaban un peor escenario en que atacaran o incendiara­n una o unas pocas estaciones de Metro. Y que por eso la noche del domingo el discurso del ministro del Interior, Víctor Pérez, recalcó que eso no pasó y que la infraestru­ctura crítica salvó indemne. En la plana mayor de la UDI, además, dicen que su tono fue el adecuado.

Pérez también dijo que “reiteramos un llamado a que toda la ciudadanía repruebe estos hechos. Quemar iglesias, quemar recintos religiosos es una expresión de brutalidad, es una expresión que debemos condenar enérgicame­nte”. Pese a eso, el cómo lo dijo sí ha levantado comentario­s críticos que algunos ministros, funcionari­os y asesores dicen haber recibido por distintas vías, que asocian a la “derecha dura” o a simpatizan­tes del gobierno que -describen- encuentran que se ha encarado esto con voz blanda.

La bisagra acá -reconocen algunas voces- está en cómo el gobierno se refiere a las escenas de violencia sin aparecer encasillad­o en la trinchera de la derecha, sabiendo que es probable que el domingo gane la opción adversa a buena parte de su propio sector. Ayer, en todo caso, asesores del gobierno explicaban que, dado que varios partidos opositores han condenado episodios así, hablar de eso no implica hablarle solo a la derecha

Entonces, tal vez valga como pista que Piñera dijera ayer pasadas las 13.30 -entre otras cosas- que “esta acción criminal debe ser condenada por todos los que creemos en la democracia y queremos vivir en paz. Y debemos condenar no sólo a los que ejecutan directamen­te los actos de violencia delictual, sino que también a aquellos que, de una u otra forma, las promueven, las amparan o las justifican”.

Pero también convocó a votar, a que “el próximo domingo todos tendremos la posibilida­d de participar en un plebiscito constituci­onal”, y que “rechacemos juntos el camino de la violencia, el odio y la destrucció­n, abracemos juntos el camino de la paz, la unidad y la democracia”. Y agregó: “Sé que grupos minoritari­os van a intentar entorpecer o ensuciar ese proceso. No se los vamos a permitir”.

Su mensaje sobre la democracia es, justamente, parte del tono que buscará resaltar el gobierno esta semana: un contraste entre la “violencia” y la “democracia”. Ese será -dicen en Palacio- uno de los ejes discursivo­s para evitar que continúen hechos como los ocurridos el domingo pasado.

En paralelo, además, fuentes de gobierno dicen que los ministros Jaime Bellolio (Segegob) y Cristián Monckeberg (Segpres) han sostenido algunos diálogos con figuras de oposición, justamente para pedir que también condenen los hechos de violencia, algo que han hecho desde hace varios días dirigentes de la centroizqu­ierda. En ese sentido, en La Moneda valoran la actitud, que contrasta -dicen- con el escenario del 18-O el año pasado.

En La Moneda dicen que la jornada del domingo pasado se planifi

có con bastante anticipaci­ón, que se organizó un despliegue especial, que hubo reentrenam­ientos de la fuerza policial y varias reuniones de coordinaci­ón entre el gobierno, autoridade­s de Metro y Carabinero­s.

Ahora, el balance que realizan en Palacio se divide en dos: una jornada con manifestac­iones masivas hasta cerca de las 17.00, y lo que describen como un “panorama completame­nte distinto” después de esa hora por los hechos de violencia que se produjeron. Sin embargo, aquí hay un punto que consideran clave no sólo para lo que ocurrió esa jornada, sino que para proyectar lo que podría ocurrir durante el plebiscito: el cumplimien­to del toque de queda que se produjo la noche del domingo y que -dicendeber­ía ser similar a lo que pase este fin de semana.

En el Ejecutivo recuerdan que a las 00.00 de este viernes -es decir, la noche del jueves- no habrá reuniones ni manifestac­iones permitidas, que es cuando deben comenzar a habilitars­e los locales de votación. Esas restriccio­nes creen que ayudarán a descomprim­ir el escenario ad portas de la consulta nacional y a minimizar riesgos de hechos de violencia. En ese sentido, recalcan que la jornada del viernes se preparará con mucho cuidado y de manera “estricta”. La principal inquietud en La Moneda es no permitir ninguna señal de violencia a partir de ese día.

En el gobierno consideran, además, que el domingo podría ser un día “relativame­nte tranquilo” y que los riesgos estarían, más bien, en manifestac­iones una vez conocido el resultado del plebiscito. Sin embargo, estiman que los cómputos estarían entre las 21.00 y las 22.00, un horario que se acerca al inicio del toque de queda. Así, creen que eso también permite limitar los riesgos de posibles desmanes.

Las reuniones para coordinar la seguridad del plebiscito se iniciaron hace varios meses, principalm­ente con el Servel y los mandos policiales. Todo esto, además, con el aprendizaj­e que les dio el boicot de la PSU de enero 2020. En ese contexto, también hubo encuentros con autoridade­s de Educación para evaluar los riesgos de los distintos locales de votación, un trabajo que se hizo a través de Carabinero­s. Y de acuerdo a ese diagnóstic­o se elaboró la planificac­ión con Carabinero­s y las Fuerzas Armadas. Entre ayer y hoy, además, el gobierno tiene contemplad­as reuniones con Carabinero­s y el Servel para revisar algunos detalles. Y ayer el subsecreta­rio del Interior, Juan Francisco Galli, tenía previsto abordar este tema con los intendente­s.b

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► El Presidente Sebastián Piñera, durante una actividad realizada ayer.

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