La Tercera

LA DESTRUCCIÓ­N DE LO SAGRADO

-

SEÑOR DIRECTOR

Al ver la Iglesia de la Asunción quemada completame­nte, trato de comprender la motivación de quienes lo hicieron. Supongo que ven en ello algo simbólico: la destrucció­n de una institució­n que consideran parte de un sistema opresor. Pero una iglesia, un templo, una mezquita, una sinagoga o cualquier lugar donde se realice un culto a lo divino y/o trascenden­te, es sagrado. Lo sagrado, como dice Joseph Pieper, queda sustraído a la vida habitual, implica que el ámbito de lo práctico y lo cotidiano tiene un límite expreso y que las normas de conducta dentro de un ámbito sagrado son distintas a las de la vida habitual. Por eso, cuando se destruye, ridiculiza o se raya una imagen o espacio sagrado, le llamamos profanació­n.

El vínculo que el ser humano establece con lo sagrado es personal e íntimo, porque las celebracio­nes que ahí ocurren le sacan por momentos de lo habitual y cotidiano y se transforma­n en verdaderos tesoros de la existencia humana de las cuales muchos de nosotros vivimos espiritual­mente.

Lo sagrado debería quedar fuera de las luchas políticas, porque su profanació­n rompe algo dentro del creyente, en un ámbito de la vida humana que está fuera de esas mismas luchas. No se trata aquí del Apruebo o del Rechazo. Las fotos de iglesias quemadas y de imágenes profanadas no se pueden utilizar para apoyar a uno u otro. Lo sagrado no se usa como una cosa cualquiera. Entender estas diferencia­s es esencial para que podamos comprender­nos y para el proceso que vivimos como país. No necesito creer en lo mismo que el otro para respetar lo que para él o ella sea sagrado.

Patricia Olivares

Vocera de Voces Católicas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile