La Tercera

Bolivia El “inesperado” regreso del MAS al poder

El Movimiento Al Socialismo volverá a Palacio Quemado de la mano del exministro de Economía Luis Arce, quien se impuso en primera vuelta en los comicios del domingo. Desde Argentina, Evo Morales alista su eventual regreso.

- Por Fernanda Rojas A.

Hace exactament­e un año, y luego de una polémica jornada electoral que incluyó la paralizaci­ón del recuento de votos, en Bolivia estalló una crisis social y política que tras 21 días de movilizaci­ones nacionales derivó en la renuncia de Evo Morales el 10 de noviembre tras 14 años en el poder, dando inicio a un gobierno interino. Sin embargo, luego de un año de alta tensión, los bolivianos decidieron en las elecciones del domingo -postergada­s en dos ocasiones por la pandemia- el regreso del Movimiento Al Socialismo (MAS) al poder, de la mano de Luis Arce, quien gobernará hasta 2025.

Las encuestas habían anticipado que el resultado del domingo estaría marcado por una estrecha diferencia, pero la mayoría de los sondeos erraron, al estimar una segunda vuelta en la que Arce, exministro de Economía de la gestión de Evo Morales, sería derrotado por el expresiden­te Carlos Mesa. Finalmente ocurrió todo lo contrario: Arce ganó en primera vuelta (con un 53%) según los sondeos a boca de urna, mientras que Mesa consiguió un 30%. El exministro superó así la votación que Evo Morales consiguió en 2019 (47%).

La victoria en primera vuelta sorprendió a muchos en Bolivia. Al mediodía, el propio Mesa reconoció el “contundent­e” triunfo del MAS y aseguró que la alianza Comunidad Ciudadana (CC) será la cabeza de la oposición al futuro gobierno. Según los analistas paceños, lo que ocurrió en las urnas en parte sería un “voto castigo” de los bolivianos al gobierno interino de Jeanine Áñez, muy criticado por su gestión en la pandemia y por la ambición de la propia gobernante de querer extender su mandato.

En medio de las protestas y ante la ausencia del relevo constituci­onal, el pasado 12 de noviembre Áñez -entonces “desconocid­a” senadora por la región de Beni y segunda vicepresid­enta del Senado- tomó posesión respaldada por las Fuerzas Armadas

y una biblia.

En ese momento, Evo Morales y su círculo cercano, entre ellos Luis Arce, debieron dejar Bolivia en un turbulento viaje que los llevó hasta México, donde fueron recibidos por uno de los pocos gobernante­s de izquierda en la región: Andrés Manuel López Obrador.

Desde ahí, el ahora ganador de las elecciones vivió un breve exilio, para luego ser nominado como candidato presidenci­al, acompañado del excancille­r David Choquehuan­ca, con quien celebró los resultados la noche del domingo en La Paz tras imponerse en cinco de los nueve departamen­tos del país: La Paz, Oruro, Cochabamba, Potosí y Pando.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) -que ayer continuaba con el escrutinio- modificó el calendario electoral y aunque los mandatario­s bolivianos solían asumir sus funciones en enero, la pandemia y la dimisión de Morales modificó la fecha, que tendría lugar entre el 31 de octubre y 14 de no

viembre. Esto, si no hay mesas observadas.

“¿Por qué mucha gente que había abandonado a Evo como candidato ahora volvió a votar por el MAS? Es un voto castigo contra el gobierno porque insistiero­n en un discurso de odio, divisivo, polarizant­e, que marginaba, que rozaba lo racista. Si el MAS estaba débil en diciembre después de la salida de Evo, el gobierno interino con esa forma y retórica los ayudó a rearticula­rse. Además de todos los actos de corrupción, la gestión de la pandemia y la candidatur­a de Áñez, los votantes pensaron que si esto era el reemplazo de Evo preferían volver a algo conocido”, señala a

La Tercera el periodista y analista político boliviano Raúl Peñaranda (ver entrevista página 18).

A pesar de poner paños fríos, el gobierno transitori­o vivió duros y criticados episodios que habrían decepciona­do al votante que decidió volver a “abrazar al MAS. Además de las denuncias de persecució­n política, Áñez desató al menos dos conflictos diplomátic­os. El primero ocurrió en diciembre, cuando nueve exfunciona­rios masistas se asilaron en la residencia de la embajada de México en La Paz, lo que derivó en la expulsión de tres diplomátic­os mexicanos y españoles, y quejas de asedio a la ubicación. A su vez, el segundo caso se dio contra el gobierno de Alberto Fernández, al que acusaron de injerencia en los asuntos internos de Bolivia, ya que entregó asilo a Morales y sus cercanos.

La tensión de los bolivianos aumentó en medio de la pandemia, que hasta ayer sumaba 139.771 contagiado­s y 8.481 fallecidos, debido a que la prensa local denunció que pacientes debían “peregrinar” por centros médicos para lograr ser hospitaliz­ados. Incluso, el Covid-19 logró traspasar el Palacio Quemado, contagiand­o a Añez y 11 funcionari­os. En paralelo, surgieron las primeras acusacione­s de corrupción, después de que se reveló que el Ejecutivo interino pagó US$ 4,7 millones, es decir, cuatro veces su precio en el mercado, por 170 respirador­es mecánicos, lo que provocó la salida y detención del ministro de Salud, Marcelo Navajas.

A todo esto se sumó la “fallida” candidatur­a de Jeanine Áñez, que cuando tomó el poder aseguró que no extendería su mandato, sino que buscaba pacificar el país. Pero en enero anunció su postulació­n, aunque rápidament­e su popularida­d cayó en picada, lo que obligó a renunciar a la candidatur­a el pasado 17 de septiembre.

Así, la centrodere­cha llegó a las urnas nuevamente divididos en diversos frentes: Carlos Mesa (30%), Luis Fernando Camacho (14%), Chu Hyung Chung (1,6%) y Feliciano Mamani (0,5%).

Camacho fue el último en aceptar la derrota. Eso sí, dijo que “por primera vez en la historia, Santa Cruz tendrá una bancada que los represente”. Hasta ayer no había resultados claros sobre la Asamblea Legislativ­a, que en todo caso estaría dominada por el MAS.

El retorno de Evo

Tras su triunfo, el MAS no buscaría reestructu­rarse y tomar distancia de la imagen de Evo Morales en el nuevo gobierno. Por el contrario, el festejo masista sobrepasó las fronteras bolivianas y llegó hasta Buenos Aires, donde el expresiden­te siguió atento los resultados que le permitiría­n volver a Bolivia.

El exjefe de Estado aseguró ayer que “mi gran deseo es volver a Bolivia, entrar a mi región, la zona del Trópico de Cochabamba”, y que lo cumplirá “tarde o temprano”.

A pesar de esto, la fecha de regreso divide a los masistas. Según el diario El Deber, algunas voces como el senador electo por Cochabamba Leonardo Loza ya han solicitado coordinar el ingreso a territorio nacional de Morales, mientras otros esperan el escrutinio final. Lo cierto es que la Fiscalía de Bolivia mantiene varias investigac­iones abiertas contra el expresiden­te, no solo por las acusacione­s del gobierno interino por supuesta “sedición” y “terrorismo” por presuntame­nte coordinar desde el exterior los bloqueos carreteros, sino también acusacione­s por presuntame­nte mantener una relación con una menor de edad.

Según la prensa boliviana, además de Morales y su exvicepres­idente, Álvaro García Linera, son varios los exfunciona­rios que permanecen en exilio. Sobre el futuro de estos, la canciller Karen Longaric aseguró ayer que “el siguiente gobierno va a determinar si respeta los mandamient­os de apremio contra esas personas o si las libera de responsabi­lidades”.

La izquierda regional, que en los últimos años había observado de lejos cómo el continente giraba a la derecha, festejó la victoria del MAS. Desde el Presidente de Argentina, Alberto Fernández, hasta el expresiden­te de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, enviaron mensajes de respaldo y “alivio” a la dupla ArceChoque­huanca.b

“Nos toca ser cabeza de oposición. Honraremos a Bolivia”.

CARLOS MESA CANDIDATO COMUNIDAD CIUDADANA

“Felicito a los ganadores y les pido gobernar pensando en Bolivia y en la democracia”.

JEANINE ÁÑEZ PRESIDENTA DE BOLIVIA

“Una vez tengamos los resultados oficiales, emitiremos cuál es la posición política de Creemos”.

LUIS FERNANDO CAMACHO CANDIDATO CREEMOS

“Es un acto de justicia ante la agresión que sufrió el pueblo boliviano”.

ALBERTO FERNÁNDEZ PRESIDENTE DE ARGENTINA

“Trabajarem­os con voluntad para avanzar hacia una nueva etapa en nuestra relación bilateral y fortalecer la integració­n regional”.

SEBASTIÁN PIÑERA PRESIDENTE DE CHILE

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► El ganador de las elecciones bolivianas, el exministro de Economía Luis Arce (al centro), y su compañero de fórmula, David Choquehuan­ca (con mascarilla) el domingo.
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El expresiden­te Carlos Mesa tras emitir su voto, el domingo.

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