“En Buenos Muchachos, Scorsese quiso contar la historia de un soldado de la mafia”
A 30 años del estreno de la película sobre los imprevisibles e inolvidables gángsters de Nueva York, el periodista de The New York Times se explaya sobre su libro Made Men: The story of Goodfellas, que indaga en los entretelones del filme.
Hace 30 años todos los grandes directores de Hollywood tenían su película de gángsters a punto de salir del horno. Entre septiembre y octubre de 1990 se estrenaron Tiro de gracia de Phil Joanou, Rey de Nueva York de Abel Ferrara y
De paseo a la muerte de Joel y Ethan Coen. Poco después, en diciembre, El padrino III de Francis Ford Coppola quiso decir la última palabra.
Pero había un quinto en disputa. Era un filme de mafiosos particularmente tramposos, parlanchines y con un raro sentido del humor. Nadie había visto algo así hasta ese momento y por eso Buenos muchachos, de Martin Scorsese, quedaría en el canon. En septiembre de 1990 se llevó el León de Plata a Mejor director en el Festival de Venecia y a fin de ese año se estrenó en Chile.
Protagonizada por Robert De Niro como Jimmy Conway, Joe Pesci en el rol de Tommy DeVito y Ray Liotta en los zapatos de Henry Hill, Buenos
muchachos fue un golpe desquiciado de energía, con personajes tan referenciales como los Sollozzo o los Clemenza de El padrino, pero a ras de la calle.
A tres décadas de su estreno, el crítico de cine de The New York Times, Glenn Kenny (1959), publica su libro Made Men: The Story of Goodfellas. En 400 páginas, detalla entretelones de la cinta y también la relaciona con otras de Scorsese.
Buenos muchachos cuenta el ascenso y caída de Henry Hill, un real hampón ítalo-irlandés-americano que entre los años 50 y 80 cosechó fortuna a costa de robos, atracos, tráfico de drogas y otros trabajos sucios con Tommy DeVito y Jimmy Conway.
En entrevista por correo electrónico con La Tercera, Glenn Kenny detalla algunos hitos de la película, que en Chile se puede ver por HBO Go. ¿Cómo se originó el libro?
Tengo una larga y profunda conexión personal y profesional con Buenos muchachos. Como relato al
principio de Made Men, conocí a Martin Scorsese en 1989 cuando él estaba editando la película. Lo entrevisté para un artículo sobre la preservación de películas clásicas y cuando fui a su oficina, justo antes de la Navidad de ese año, estaba absorto en su trabajo, lleno de entusiasmo. Sintió que la película iba a ser algo especial y yo quedé ansioso por verla. Cuando la vi, poco menos de un año después, entendí que Scorsese tenía razón. Mientras se fue convirtiendo en un fenómeno cultural la vi muchas veces más y supe que había un libro sobre el tema.
¿Por qué Scorsese se interesó en la pequeña historia mafiosa en contraste con los grandes jefes de El padrino?
Scorsese y Coppola comparten amistad y afinidades, pero son muy diferentes. Creo que Coppola es más romántico, más inclinado a la epopeya, a las grandes obras artísticas: pinta murales en lugar de retratos
o viñetas. Scorsese me dijo que lo que hacía a Buenos muchachos atractivo para él era la visión íntima del gángster, quería contar la historia de la mafia desde la perspectiva de un “soldado de infantería”. El padrino trata sobre un patriarca que intenta mantener el orden. Buenos
muchachos es sobre la anarquía transgresora de alguien, sin supervisión alguna. Buenos muchachos ha sido replicada y tributada en series como Los Soprano y en el cine posterior, ¿Por qué tanta influencia?
Es gracioso, pues en realidad desde la muerte de John Gotti, Estados Unidos no tiene muchos gángsteres ítaloamericanos conocidos. Y ahora que Los Soprano es cosa del pasado, este tipo de personajes bien puede convertirse en un anacronismo de la cultura pop. Aún así, Buenos muchachos perdurará debido a sus preocupaciones sobre el lado oscuro de nosotros y por su dinámica:
posee una mezcla única de violencia y comedia negra.
¿Qué tan diferente era el Henry Hill real al del interpretado por el actor Ray Liotta?
Muy diferentes. Más bajo, para empezar. Henry Hill era un contador de historias y también un bufón: en la personificación de Liotta, luce bastante más serio. Hill además luchó contra su adicción a las drogas y el alcohol durante toda su vida adulta. ¿Cómo relaciona Toro salvaje con Buenos muchachos?
Toro salvaje tiene lugar en un entorno ítaloamericano de Nueva York, al igual que Buenos muchachos. Ahí Jake La Motta se resiste a los mafiosos que dirigen el boxeo, que quieren que pierda, hasta que se da cuenta de que nunca obtendrá el título si no coopera. La relación de la película con la mafia se define por el desafío de La Motta, incluso si luego lo deja de lado. Los mundos son similares pero los personajes centrales muy diferentes.
¿Cómo compara la evolución de Scorsese frente a otros directores como Coppola o Brian de Palma?
Scorsese se ha convertido en el proveedor de proyectos de mayor escala en Hollywood en las últimas dos décadas. Es capaz de obtener el respaldo financiero para sus filmes grandes y también para los documentales y series donde su nombre está inscrito. “Cada película es una pelea a muerte”, me dijo en marzo. Le creo. Por otro lado, no tiene que autofinanciarse como Coppola (al menos este lo puede hacer gracias a su exitoso negocio vitivinícola) o ir con el sombrero en la mano a buscar financieros a Europa como es el caso de De Palma. ¿Podría Scorsese hacer una película como esta hoy?
En mi libro hablo sobre el lenguaje racista utilizado por los personajes de Buenos muchachos y cómo Scorsese suavizó el tono para El irlandés: fue la decisión acertada e inteligente. Quieres desafiar al público, pero debes mantenerlo de tu lado de cierta manera. Alienarlos es muy contraproducente y Scorsese lo evita con sabiduría.
PELEA A MUERTE “Scorsese se ha convertido en el proveedor de proyectos de mayor escala en Hollywood .... ‘Cada película es una pelea a muerte’ me ha dicho. Le creo”. DIFERENCIAS “El auténtico Henry Hill era más bajo. Un contador de historias y también un bufón: en la personificación de Ray Liotta luce más serio””
GLENN KENNY
CRITICO DE THE NEW YORK TIMES