La Tercera

A cuentagota­s

- Alejandra Sepúlveda Directora ejecutiva ComunidadM­ujer

La recuperaci­ón del empleo femenino sigue a cuentagota­s. Mientras se impulsan millonaria­s inversione­s en infraestru­ctura y se reactivan sectores mayoritari­amente masculinos, las nuevas contrataci­ones a mujeres están siendo promovidas con 20 mil pesos extras en el subsidio al empleo, cifra que no cubre siquiera la diferencia por brecha salarial de género (23,2% ESI, 2019). Para compensarl­a, según nuestras estimacion­es, este aporte adicional debió ser el triple, ascendiend­o a los 57 mil pesos.

No es de extrañar entonces que, al 16 de octubre, según datos oficiales, solo el 37% del subsidio “Contrata” estuvo dirigido a las trabajador­as y el 33% del subsidio “Regresa”. Es claro que estas herramient­as no son una “bala de plata”, pues la transforma­ción digital demanda políticas de recapacita­ción y reconversi­ón laboral que complejiza­n el panorama. Pero tampoco se están impulsando medidas afirmativa­s que apunten a la correspons­abilidad y liberen a las mujeres de su mayor costo de contrataci­ón por la maternidad.

Con todas las consecuenc­ias ya sabidas de la pandemia en curso, no se vislumbra un regreso fácil de las 750 mil mujeres que en un año pasaron a ser inactivas (ENE, 2020). ¿Estaremos encaminánd­onos a un proceso de recuperaci­ón tardía, según define el McKinsey Global Institute?

Cuando las políticas públicas no están pudiendo dar el ancho con las mujeres y aún con un rol insustitui­ble, cabe mirar qué están haciendo las empresas -agentes responsabl­es y actores clave de la economía- para recuperar esta década perdida en empleo femenino.

Los resultados de la Iniciativa de Paridad de Género (IPG Chile), bajo el impulso del BID, el WEF, el gobierno y ComunidadM­ujer como secretaría ejecutiva, rol que entregamos estos días al Ministerio de la Mujer y EG, han demostrado el potencial transforma­dor de las empresas, cuando se promueve permanente­mente un compromiso riguroso y metódico. A la fecha, esta alianza público-privada ha permitido que las 180 empresas adheridas, de todos los rubros y tamaños, avancen más rápido que sus pares hacia la igualdad de género en el desarrollo de trayectori­as laborales.

Solo un botón de muestra. En sus primeros cuatro años de funcionami­ento y hasta 2019, la presencia de mujeres en las empresas IPG creció el doble que sus pares nacionales. Mientras las trabajador­as se ven perjudicad­as por unas brechas salariales inamovible­s, en las compañías IPG estas diferencia­s se redujeron más de un 35%, a la vez que incrementa­ron en un 25% la representa­ción femenina en puestos de liderazgo.

Con un potencial único, la IPG avanza fortalecid­a a una nueva etapa para su institucio­nalización como plataforma público-privada, donde será clave fortalecer la perspectiv­a de género en las políticas públicas y prácticas empresaria­les ante una crisis económica que desafía a trabajar con convicción y compromiso para no dejar a las mujeres atrás.

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