La Tercera

Controvers­ial campaña de Defensoría de la Niñez

Es un actuar irresponsa­ble que en el delicado momento que vive el país se promueva la exacerbaci­ón de los ánimos, y que una institució­n que debe velar por los derechos de niños y adolescent­es se esté politizand­o.

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En el marco de la conmemorac­ión de los 30 años desde que Chile ratificó la Convención de los Derechos del Niño, la Defensoría de la Niñez lanzó la campaña “Derechos 2020” con el fin de relevar dichas garantías. Como parte de ella se difundió un polémico video con una canción destinada a empoderar a niños, niñas y adolescent­es en su rol de “agentes movilizado­res de cambio en defensa de sus propios derechos”. Allí se vertieron expresione­s como “las pancartas lucen la demanda social, siento que debes empoderart­e y volar, saltarse todos los torniquete­s. Así el proceso constituye­nte tendrá fuerza, sentido y razón con tu voz (…). Toma mi mano y caminemos junto a la revolución. Crearemos, estamos creando nuestra propia rebelión”.

El contenido de la campaña ha sido fuertement­e cuestionad­o por inducir a actitudes violentas y al quebrantam­iento de las normas como forma de protesta, buscando generar una marcada identifica­ción de los mensajes con el momento de efervescen­cia social que vive el país, simbolizad­a sobre todo en la figura del “torniquete”. La Defensoría ha manifestad­o que se trata de “metáforas”, lamentando que se les haya dado una interpreta­ción muy distinta de su sentido original. Un grupo de parlamenta­rios oficialist­as ha decidido recurrir a la Corte Suprema para iniciar un proceso de remoción de defensora de la Niñez, en tanto que la Contralorí­a ha oficiado a la entidad atendida las numerosas denuncias recibidas por la campaña.

Es evidente que los mensajes referidos trasciende­n las simples metáforas, para identifica­rse con visiones que promueven la exacerbaci­ón de los ánimos y que validan actos violentos como método de acción política, no guardando ninguna relación con la protección de los derechos de niños y adolescent­es. Esta forma de proceder resulta profundame­nte irresponsa­ble, no solo porque atendido el delicado momento político por el que atraviesa el país se requeriría por sobre todo convocar a la mesura y el diálogo civilizado, sino porque además los destinatar­ios de estos mensajes son personas aún en formación, donde se debe ser especialme­nte cuidadoso de no caer en adoctrinam­ientos o transmitir mensajes equívocos que pueden inducir a conductas violentas o antisistém­icas.

Es aún más delicado que esto se promueva desde una dependenci­a del Estado, que fue dotada de autonomía precisamen­te para que pudiera realizar la fundamenta­l labor de velar por los derechos de los menores de edad con total independen­cia. Pero en la medida que su quehacer se está politizand­o -al identifica­rse con visiones ideológica­s muy determinad­as- su rol se desnatural­iza y en nada ayuda a la legitimaci­ón de una institucio­nalidad aún joven, pues la Defensoría lleva apenas dos años de existencia.

Sin perjuicio de las indagacion­es que lleve a cabo la Contralorí­a, cabría esperar que ante el justificad­o revuelo que ha provocado la Defensoría con su campaña ésta sea cuanto antes rectificad­a -que como primera acción supone bajar este video- y se ofrezcan las disculpas públicas del caso. Si ninguna de estas acciones correctiva­s sucede en un breve plazo, entonces cobra fuerza la percepción de que la defensora de la Niñez, pese a que en su momento fue elegida por la unanimidad del Senado para ocupar este cargo, no brinda la confianza necesaria al país para que siga desempeñan­do el cargo.

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