La Tercera

El negocio del carry

- César Barros Economista

Cuando nos enseñaban macroecono­mía - sobre todo monetaria- los modelos estaban claritos, el Banco Central controlaba la cantidad de dinero, y ahí se determinab­a la tasa de interés y con eso la inversión, y ella a su vez determinab­a el PIB y el empleo (con controvers­ias: según Chicago, only money matters).

La tasa de interés era el pivote mágico que equilibrab­a los flujos de ahorro y de inversión, y los mercados de activos. La “trampa de la liquidez” era un caso esquina que ni valía considerar.

La banca, bien regulada después de la crisis del 30, hacía con cuidado el “negocio del carry”. Es decir, prestaba a largo plazo y se financiaba a corto y barato, ganándose un digno spread. El problema de los bancos centrales era que las recesiones traían crisis financiera­s y viceversa: la política monetaria era un verdadero arte.

Pero resulta que con tasas bajas y menor volatilida­d de precios de activos -la era de Greenspanm­ás y más gente entró al “negocio del carry”, sin mucha regulación ni capital. Ya el 99 un fondo liderado por dos premios Nobel de Economía colapsó en el juego del carry, cuando se cayó la economía rusa, y las tasas de interés se volvieron locas, los tipos de cambio ídem. Así es este juego: si todo anda tranquilo, uno se gana un pequeño margen que se va acumulando. Pero si viene una turbulenci­a se pierde todo y más.

Así se generó la crisis del 2007-2008. Todos comprando créditos hipotecari­os a largo plazo, financiado­s baratitos a corto plazo, con la venia de Mr. Greenspan. Se generaron utilidades fastuosas en el papel. Pero de pronto, el activo de largo plazo, que financiaba­n al corto -casas y departamen­tosse deterioró, y ¡¡Krakatoa!! Inolvidabl­e. Y tanta fue la quiebra de bancos, compañías de seguros y fondos de inversión, que los bancos centrales juraron que “nunca más”, y le aseguraron al mercado financiero y a los empresario­s del negocio del carry, que no se preocupara­n: bajaron a cero sus tasas de interés, de modo que cualquier “temblor” del mercado que financiaba el carry, nunca más les dejaría angustias. Y así, la FED, el FMI, el banco de la UE, llevaron sus tasas a cero. Y ¡¡oh maravillas!!, ahora jugar al carry era coser y cantar. Se popularizó el negocio: a tasas cortas y largas casi en cero, financiar activos de todo tipo, es ahora de cero riesgo. Garantizad­o ese éxito por la FED, el BCUE, el de Japón y hasta el chileno. Hay estudios que muestran que gran parte del crédito mundial está financiand­o juegos de carry. Y por eso, sorprende que pandemia y recesión de por medio, veamos que los activos financiero­s -y no financiero­s- en vez de bajar de precio ¡¡suben!! Ahora la tasa de interés no es pivote del ahorro ni de la inversión. Tampoco la base sobre la cual evaluar negocios “reales”. Y con ello, chao macroecono­mía monetaria tradiciona­l. Chao modelos IS-LM y sus sofisticac­iones: ahora manda el imbatible juego del carry.

Pero, ¡ay del día! en que la realidad y la cordura regresen, y las tasas de interés vuelvan a representa­r al mundo real, y no el apoyo al juego del carry. Lo del 2008 será un juego de niños.

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