La Tercera

“El tío” de Angol: un armero silencioso en La Araucanía

Eduardo Cole González (62) fue detenido el 7 de noviembre, en medio de una transacció­n de 550 proyectile­s para escopetas y revólver a un intermedia­rio y dos miembros de la comunidad Temucuicui. Se le indaga en al menos dos causas más.

- Por Víctor Rivera

Quienes lo han visto lo definen como alguien “normal”, de perfil bajo, siempre vistiendo ropa desgastada. El único “lujo” que se dio fue la compra en 2015 de un vehículo Audi del año. En lo relativo a sus negocios, nunca los cerraba por teléfono. ¿Cuáles? Según las investigac­iones de la fiscalía y la PDI, la venta de armas para la caza, aunque también mantenía un “emprendimi­ento” más reservado: municiones para algunos miembros de la comunidad Temucuicui.

En la zona, cercanos y compradore­s lo conocen como “El tío”. Su nombre es Eduardo Cole González. Tiene 62 años. Y el 7 de noviembre fue detenido por la PDI y formalizad­o por la Fiscalía Regional de La Araucanía por su presunta participac­ión en la venta ilegal de municiones, a través de terceros, a dos miembros de la comunidad Temucuicui, en Ercilla.

Sin embargo, hay otras investigac­iones en curso del Ministerio Público que sitúan a “El tío” en la venta de municiones para el ataque a cuarteles policiales y atentados en la Macrozona Sur.

Cole González es calificado por quienes lo investigan como alguien callado, muy reservado, y que solo se dedicaba a mantener su armería en la calle Vicente Pérez Rosales de Angol, una de las grandes del rubro en esa zona.

Desde allí, siempre a través de un dealer, supuestame­nte vendía a escondidas municiones a sus compradore­s. Así lo hizo, por ejemplo, el 7 de noviembre, cuando fue sorprendid­o por la PDI en un delito flagrante, luego de seguimient­os y estricta vigilancia.

Sin embargo, “El tío” no cayó por un error suyo, sino que de su intermedia­rio, Eduardo Alarcón Reyes, el dealer, quien también estaría vinculado a una investigac­ión por tráfico de drogas.

De acuerdo a los antecedent­es de la causa, el 7 de noviembre Alarcón acordó, vía telefónica, con Daniel Eladio Queipul Pallaleo, la compra de cartuchos de proyectil único.

Queipul Pallaleo y su padre, Sebastián Queipul Marillán, llegaron hasta Collipulli para reunirse con Alarcón y enfilar juntos, en una camioneta Toyota PPU, hasta Angol. A la comuna llegaron a eso de las 16.40 horas, donde se reunieron con “El tío”. Este último, para evitar cualquier exposición pública, los invitó a hacer la transacció­n en su vehículo, pero sin saber que eran vigilados de cerca por la PDI.

Allí, los comuneros, a través de su intermedia­rio, adquiriero­n 150 cartuchos calibre 44x40 (para rifles) y 400 cartuchos calibre 38 (para revólver), por un total de $ 600 mil en efectivo.

Las pesquisas arrojaron que el presunto destino de estas armas sería un ataque a Carabinero­s, pues se registraro­n escuchas, entre Alarcón y otra persona, donde señalaban que “quedaría la cagada (sic)” en Ercilla, después de las 19.00 horas de ese mismo 7 de noviembre.

Fuentes del caso aseguran que esta no habría sido la única venta que “El tío” hizo a los comuneros. Se le indaga al menos en otras dos causas que tienen que ver con el tráfico de armas y municiones en la zona, principalm­ente en Ercilla, a precios que están por sobre los del mercado.

Conocedore­s de las pesquisas explican que si una armería cualquiera de Temuco vende en $ 540 el proyectil único, “El tío” le sacaba el doble.

Eso, claro, pues venía con un valor agregado: el silencio.

El Ministerio Público ha intentado tomarle declaració­n judicial a Cole, pero se ha negado reiteradam­ente y optó por guardar silencio. Los investigad­ores saben que tirando esta hebra podrían llegar a más datos para desbaratar el poder de fuego de algunos grupos radicales de la zona.

Defensa y fiscal

“El tío” también se ha defendido. Luego de su detención del 7 de noviembre -al igual que Queipul y Alarcón-, y de decretada su prisión preventiva, su defensa presentó un recurso de amparo ante la Corte de Apelacione­s de Temuco.

Allí, el defensor público Carlos Matamala expuso que “la transacció­n comercial fue realizada entre mi representa­do y el coimputado, don Gustavo Alarcón Reyes, donde se entregó la cantidad convenida de municiones, sin conocer, mi representa­do el destino final de dichas municiones”.

Sin embargo, su iniciativa legal no prosperó: el tribunal de alzada ratificó la prisión preventiva para el armero.

El fiscal del caso, Enrique Vásquez, explicó a La Tercera que este caso “resulta de la mayor relevancia, consideran­do el alto poder de fuego que ha sido posible observar en diversos registros audiovisua­les y en el levantamie­nto de evidencia balística de los diversos sitios del suceso asociados a violencia rural”.

Agregó que “cobra especial relevancia la prisión preventiva decretada respecto del propietari­o de la armería, donde tenía su origen esta munición (los 550 cartuchos), consideran­do el destino final y el uso que se le iba a dar a estos proyectile­s, entre esos el calibre 38, que está confeccion­ado para lesionar e inclusive dar muerte a una persona”.

Para los investigad­ores de la zona, este caso podría abrir una ventana para llegar al origen del poder de fuego de los grupos más violentos de La Araucanía.

Poco se sabía del rol de las armerías en estos casos, y por lo que se cree, las teorías del ingreso de munición y armas desde el extranjero o de otras regiones no tendrían mucho sustento en lo judicial y policial. Hasta ahora, no hay ninguna línea que apunte a la internació­n de armas y proyectile­s desde otros países a La Araucanía.

En cuanto a las armas de grueso calibre, estas, según se investiga, serían adquiridas por personas que tienen el permiso y luego declaran su pérdida, pero que en realidad la venden en el mercado negro.b

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Las municiones y autos incautados al momento de detener al armero, el intermedia­rio y el comprador.

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