La Tercera

Multifondo­s: libertad de elegir, pero con regulacion­es

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El fuerte seguimient­o por parte de afiliados al sistema previsiona­l de las recomendac­iones para cambiarse de fondos que emiten ciertas entidades, especialme­nte Felices y Forrados, ha llegado a alterar en forma negativa el funcionami­ento del sistema de capitaliza­ción individual. El propósito básico de la administra­ción de las cuentas individual­es por parte de las AFP es lograr rentabilid­ad para sus afiliados, lo que se ve negativame­nte afectado por, al menos, dos circunstan­cias asociadas a estas frecuentes recomendac­iones de cambio: por una parte, siendo muy difícil predecir cuales activos financiero­s tendrán mejor desempeño futuro, las recomendac­iones a menudo fallan, generando pérdidas para el afiliado que las sigue, con el consiguien­te efecto negativo sobre su futura pensión, como indican estudios a este respecto. Por otra parte, la necesidad de reaccionar eficientem­ente ante demandas masivas de cambios entre fondos lleva a las AFP a mantener mayores niveles de liquidez en los fondos gestionado­s, tal de minimizar el daño en términos de rentabilid­ad perdida al caer los precios de los activos financiero­s que se deben liquidar para atender a la demanda del afiliado. Esta política hacia mayor liquidez, si bien contiene el costo, no evita que finalmente el retorno sobre las inversione­s se vea reducido, en detrimento de las futuras pensiones.

Como ha indicado el Banco Central, la masividad de los traspasos, que va obligando a liquidar distintos activos financiero­s según el sentido de las recomendac­iones, genera volatilida­d dañina en variables muy relevantes para el buen funcionami­ento de la economía, como son el tipo de cambio o la tasa de interés, además de producir volatilida­d perjudicia­l en activos específico­s.

Más allá del daño objetivo para los afiliados al sistema previsiona­l, para el funcionami­ento de la economía y para el mercado de capitales, la posibilida­d de inducir traspasos masivos de recursos previsiona­les entre los fondos que gestionan las AFP, con el consiguien­te impacto en precios de activos financiero­s, abre la posibilida­d de conflictos de interés o de ganancias ilegítimas a quien pueda anticipar el sentido de las recomendac­iones, lo que representa un riesgo de actividad financiera ilegal para lograr enriquecim­iento ilegítimo que debe fiscalizar la autoridad. Como respecto de otras actividade­s no reguladas, ésta también genera el riesgo de presión sobre legislador­es y el Ejecutivo para evitar regulacion­es que limiten el negocio.

Frente a este problema en torno a la operatoria del sistema de multifondo­s previsiona­les se ha propuesto limitar el número de traspasos entre fondos que pueda efectuar un afiliado. Ante tal idea se ha aducido, con razón, que una limitación extrema resta las posibilida­des que el mismo sistema de multifondo­s busca otorgar al afiliado, para elegir el nivel de riesgo financiero al que quiere exponer sus ahorros previsiona­les, e incluso para protegerse ante un evento que el titular del fondo, debidament­e asesorado pudiera eventualme­nte anticipar.

Parece razonable entonces buscar formas de frenar las posibilida­des de abuso del sistema que limiten al máximo el espacio para dañar a los afiliados, afectar la economía, o generar explotació­n indebida de informació­n privilegia­da, sin desvirtuar innecesari­amente el espacio de libertad para que los afiliados gestionen sus fondos. Parece urgente, tras un largo período de inacción, limitar severament­e el número de veces que el afiliado puede solicitar un cambio entre fondos sin costo, en un determinad­o período de tiempo. Sin embargo, para no imposibili­tar cambios adicionale­s que pudieran ser la respuesta ante una genuina preocupaci­ón del afiliado, debería considerar­se que éstos fueran permitidos, pero sujetos a una cierta “comisión” cuyo destino sea compensar al resto de los afiliados. Esto correspond­ería a una aplicación legítima de la noción básica de que quien genera una externalid­ad negativa debería internaliz­arla a través de asumir algún costo por haberla producido.

Los masivos y continuos cambios de fondos generan efectos indeseados, por lo que una forma eficiente de regularlos es establecer algún tipo de “costo” que compense al resto de los afiliados.

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