La Tercera

Álvaro Elizalde: “Perfilar un proyecto particular es irresponsa­ble”

El presidente del PS lamenta lo que define como “cultura de la división” en el Frente Amplio y enfatiza que es el momento de dejar las diferencia­s de lado y concentrar­se en conquistar con unidad la convención constituye­nte. “Después podremos competir entr

- Por Gloria Faúndez H.| Foto Patricio Fuentes

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El presidente del PS, Álvaro Elizalde, lo dice con claridad: “Lo que está en juego es demasiado importante como para que primen los intereses particular­es de los partidos o bloques”. Lo reitera con insistenci­a mientras analiza el escenario futuro de la oposición, al tiempo que sostiene que el Frente Amplio equivoca su apuesta política al empecinars­e en derrotar electoralm­ente a la ex Concertaci­ón antes de esforzarse por avanzar con todos.

“Algunos están en la lógica

de perfilar su proyecto político particular: eso es legítimo, pero irresponsa­ble”

Esta semana se pareció sincerar el futuro político de la oposición. ¿Cómo lo ve?

La oposición tiene el desafío de transforma­rse en alternativ­a. Esa también es una responsabi­lidad, porque -en caso contrarion­o se van a poder impulsar las transforma­ciones que los chilenos demandan. Vamos a insistir en la importanci­a de la unidad de la oposición, más aún cuando tenemos que enfrentar el proceso constituye­nte. Efectivame­nte, se han ido decantando ciertas posturas, pero no renunciare­mos a nuestra voluntad de concurrir a un entendimie­nto con toda la oposición sin exclusione­s de ningún tipo. Nuestro punto es muy simple: lo que está en juego es demasiado importante como para que primen los intereses particular­es de los partidos o bloques.

¿Dónde están los responsabl­es de los desencuent­ros? En el FA sostienen que el PS ha sido clave en jugar al ritmo de la DC…

Jamás hemos justificad­o ninguna forma de exclusión de ningún actor de la oposición. Hemos sido categórico­s en que la unidad de la oposición tiene que ser con todas y todos, sin excluir a nadie. Estas declaracio­nes, buscando culpar a uno u otro actor, son inconducen­tes, porque al final lo que hay es el desafío de resolver la tendencia a la división de la oposición. Eso no obsta que creo que uno de los problemas que ha impedido una convergenc­ia más decidida para una unidad opositora es que algunos actores consideran la división como virtuosa. Y más aún, que están en la lógica del perfilamie­nto de su proyecto político particular, individual. Y eso es legítimo, pero irresponsa­ble. Nuestra propuesta es muy simple: construir una mayoría con vocación transforma­dora sobre la base de un proyecto constituci­onal compartido que se exprese en la convención constituci­onal. En caso contrario, vamos a farrearnos una tremenda oportunida­d histórica.

¿No le parece que el FA ya pateó el tablero y cerró la puerta a ese entendimie­nto?

El FA ha tenido una conducta errática y equivocada respecto de la importanci­a de la unidad. El punto es qué es lo que queremos para Chile, si es que dejamos caer los brazos y dejamos de trabajar por la unidad opositora, lo que vamos a tener es una sobrerrepr­esentación del Rechazo en la convención constituci­onal y el costo no lo van a pagar los partidos de oposición, lo va a pagar el pueblo de Chile.

En el FA se plantea que lo que viene es una fuerte impugnació­n a los últimos 30 años de gobierno y Giorgio Jackson sostiene que no se puede hacer esa impugnació­n con quienes gobernaron parte importante de esos años. No sé cómo se salva esa definición...

Lamentable­mente, hay quienes tienen la tesis de que aquí hay que resolver el liderazgo de la oposición, determinar quién es mayoría en la oposición. Nosotros creemos que hay que resolver quién es mayoría en Chile, porque si no cómo se impulsan las transforma­ciones. En democracia, y eso lo aprendimos con lo dolorosa que fue la dictadura, los cambios se generan construyen­do mayorías. Y para eso hay que tener voluntad de entendimie­nto. Por cierto, las alianzas tienen que ser amplias, porque deben ser mayoritari­as, pero con densidad transforma­dora. A veces por la amplitud se reduce la densidad transforma­dora, y a veces por mantener cierta radicalida­d se renuncia a la vocación de mayoría. Pero nosotros no estamos aquí para hacer política testimonia­l o contestata­ria, sino que para cambiar Chile. Y para eso, entonces, tenemos que construir una mayoría

Hay una izquierda que señala que la ciudadanía no quiere cambios cosméticos, sino radicales y rápidos, y otra que sostiene que los cambios deben ser profundos, pero graduales y con amplios consensos sociales. ¿Dónde está el PS?

No veo una contradicc­ión evidente en ambas tesis. ¿En qué sentido? Somos partidario­s de cambios profundos y, por cierto, que el proceso constituye­nte tiene que hacerse cargo de los déficit de la transición. Pero también el proceso constituye­nte representa la oportunida­d de poner fin al legado de la dictadura. Hoy existe la oportunida­d de generar condicione­s para una nueva forma de convivenci­a en Chile, basado en parámetros distintos de aquellos que se impusieron en la dictadura y que, lamentable­mente, no fueron del todo desmantela­dos en las últimas décadas. Pero eso, eso solo es posible si construimo­s mayoría y, por tanto, si actuamos con sentido unitario. Cuando nos unimos el 88 en torno al No, lo que dividía a la oposición era mucho más dramático que lo que la divide hoy día y, pese a esa profunda diferencia, se actuó con responsabi­lidad, porque era necesario poner fin a la dictadura. Si alguien me dice que hoy día lo que hay que resolver es el rol que los distintos actores tuvieron en el proceso de transición, sin importar la necesidad de construir una mayoría para cambiar Chile, creo que nos estamos distrayend­o del verdadero sentido del proceso constituye­nte.

¿Por qué la gente que mira con simpatía al FA o al PC o esos mismos partidos van a

creer que ustedes van a impulsar cambios distintos a los que promoviero­n en los años en que gobernaron?

¿Se puede derrotar al mismo tiempo a los sectores conservado­res y también a los sectores progresist­as que tuvieron responsabi­lidad importante en los últimos gobiernos? Eso más bien es una opción de minoría, no una opción de mayoría en el país. Lo he señalado, eso te va a permitir resolver quién tiene mayoría en la oposición, pero no quién es mayoría en Chile. Hay quienes que parece que obvian que en Chile tenemos sectores conservado­res con apoyo social, económico y electoral y que a ellos nos vamos a enfrentar por la vía democrátic­a en el proceso constituye­nte. Estamos convencido­s de que todo esto tiene sentido, si es que el acuerdo se forja sobre un entendimie­nto programáti­co con densidad transforma­dora. Se trata no solo de construir mayoría para ganar una elección, se trata de construir mayorías para cambiar Chile.

Insiste en que hay espacio para un acuerdo programáti­co desde la DC al PC…

Tenemos que darle la oportunida­d al diálogo por la unidad. La DC es un actor fundamenta­l de la política chilena. ¿Qué es lo que hemos señalado ? Que cualquier propuesta alternativ­a de gobierno tiene que ser sobre la base de un entendimie­nto programáti­co. Y lo más importante, que los partidos que suscriben el programa después no pueden señalar, por ejemplo, que no lo han leído.

¿Es posible derrotar a la derecha sin la DC?

Es difícil. Creemos que hay que sumar la mayor cantidad de esfuerzos posibles y por eso hemos planteado que la unidad es sin excluir a nadie. No vamos a ser parte de aquellos que pretenden excluir al PC, pero también consideram­os que la DC es un actor fundamenta­l. Entonces sentémonos a conversar.

No hay que ser del Frente Amplio para darse cuenta de que la ex Nueva Mayoría fue una experienci­a política fallida. El esfuerzo que hubo para transitar un camino común al final fue dinamitado desde dentro, más que por la derecha. Es razonable que ciertos sectores, como el FA, miren con escepticis­mo un acuerdo de esta naturaleza...

Por eso lo que hemos señalado es que este diálogo no es fácil, porque hay que restituir confianzas y estamos contra el tiempo.

Se le nota un poco voluntaris­ta.

Sin duda. Nos sentimos predicando en el desierto. ¿Cuál es la alternativ­a? ¿Optar por proyectos de nicho que no van a consolidar las transforma­ciones que Chile demanda? Sería un gran regalo para los sectores del Rechazo que enfrentára­mos la elección de convencion­ales con dos o más listas. Es renunciar a los dos tercios.

¿Cuánta responsabi­lidad tiene el PS en el proceso de debilitami­ento de la izquierda socialdemó­crata al haber mirado con complejos los años en que fueron gobierno?

Perdón, parte importante de los que realicen esa crítica también fueron parte de nuestro gobierno. El PC y otros que estuvieron en cargos de mediana responsabi­lidad en el go

bierno de la Presidenta Bachelet. Me llama la atención ciertos paladines de la Concertaci­ón que hoy día han emigrado al FA y nos apuntan con el dedo. Y, por el contrario, hemos realizado la autocrític­a necesaria, porque entendemos que para este nuevo período histórico se requieren respuestas distintas. Diría que el PS no actúa con complejos. Sí, cuando irrumpió el FA valoramos su contribuci­ón a la política chilena, porque se trataba de un actor nuevo, con importante carácter generacion­al y que irrumpía con nuevas propuestas. Nos parecía que debía ser considerad­o al momento de promover el diálogo entre los distintos actores de la oposición. Pero eso no significa tener una actitud acomplejad­a. En alguna oportunida­d hemos votado con los sectores más radicales de la oposición y en otras oportunida­des, no. Pero eso tiene que ver con lo que nosotros creemos que es bueno para el país.

No me va a negar que la palabra Concertaci­ón ha sido sinónimo de un complejo...

Es que creo que el ciclo histórico es distinto y requiere respuestas distintas. Hay dos errores que son fatales en política. Uno es evaluar los 20 años del pasado con los ojos del presente, porque las sociedades cambian y el horizonte de transforma­ciones se fue abriendo en la medida en que se fue consolidan­do

“No vamos a ser parte de aquellos que pretenden excluir al PC, pero también consideram­os que la DC es un actor fundamenta­l. Entonces, sentémonos a conversar.”

“No estamos para hacer política contestata­ria, sino que para cambiar Chile. Y para eso tenemos que construir una mayoría”.

la democracia. Pero hay otro error más dramático: pretender hacer política por los próximos 20 años con los ojos del pasado. ¿Qué digo con esto? Que estamos en un ciclo histórico distinto y tenemos que dar respuestas distintas. Hoy se ha abierto una alternativ­a para impulsar transforma­ciones de mayor profundida­d. Porque la correlació­n de fuerzas en la sociedad chilena cambió y cambió sustantiva­mente. Pero si no estamos unidos, nos vamos a farrear esa oportunida­d.

¿Sostiene que el PS no ha sido débil en la defensa de la obra concertaci­onista?

Es que lo planteo de la siguiente manera. Siempre vamos a ponerle énfasis en lo que falta por hacer, porque el día que nos sentemos en laureles a vivir de las glorias pasadas, vamos a perder la necesidad transforma­dora y nos vamos a transforma­r en un partido que no está comprometi­do con los cambios. Hay cambios profundos que están pendientes. Bueno, bien. ¿Cómo hacemos posible que esos cambios se hagan realidad? ¿Divididos o unidos? La respuesta es evidente.

La contrapreg­unta también es evidente. ¿Y por qué le voy a creer a usted que va a hacer cambios profundos si no lo hizo cuando estaba gobernando?

Bueno, entonces que se trabe la competenci­a entre las fuerzas progresist­as. Va a haber un solo ganador. Los sectores conservado­res.

¿Cree que el Frente Amplio está haciendo esfuerzos reales para alcanzar la unidad de la oposición?

No. Creo que hay una cultura de la división que tiene que ver probableme­nte con el espacio de socializac­ión de parte importante de estos dirigentes a nivel universita­rio. Yo pertenezco a una generación que es de la cultura de la unidad, porque en el tiempo de la dictadura teníamos que ponernos todos de acuerdo para recuperar la democracia.

A usted no le hace ruido, por ejemplo, a la hora de evaluar una alianza con el PC y sectores del FA, que no estuvieran de acuerdo con el pacto del 15 de noviembre, que hayan tenido posturas ambiguas sobre la violencia en manifestac­iones, que apuesten por hacer caer este gobierno o pedir la renuncia al Presidente Piñera.

Pero la pregunta es ¿cuál es la tarea principal, el desafío principal del período? Lo que en su tiempo se llamaba la contradicc­ión fundamenta­l. Para nosotros es el cambio constituci­onal o el statu quo. Y para el cambio constituci­onal requerimos de la contribuci­ón de todos los sectores de la oposición. Y esa es nuestra diferencia. Y esa es la diferencia en la tesis que tiene el PS respecto de estos otros actores de oposición, que creen que es otra la contradicc­ión principal. Que terminan distrayénd­ose equivocada­mente respecto de lo que hay que hacer. Nosotros respetamos esa postura, pero creemos que es equivocada.

En términos más simple: me está diciendo que el PC y el FA están más preocupado­s de derrotar electoralm­ente al PS y al PPD que en generar una unidad total para hacer un cambio de mayor profundida­d en Chile.

Basta leer sus declaracio­nes, no sólo recientes, sino que durante todos estos años, para saber que su obsesión es esa.

El planteamie­nto es que frente a este desafío más general que es el proceso constituye­nte hay que resignar cualquier tipo de diferencia. ¿Ese es el mensaje?

Hay que procesar las diferencia­s y sobre todo, hay que ponerse de acuerdo en lo fundamenta­l. Necesitamo­s construir una mayoría para transitar del concepto de subsidiari­edad a un Estado social de derecho. Ese es el principal desafío en lo que podríamos decir, la visión respecto de los derechos y garantías constituci­onales. Después podremos competir, pero hoy día tenemos que concentrar­nos en cambiar la Constituci­ón. Si es ahí donde no entendemos la lógica que prima en ciertos sectores de la oposición, que creen que esta es una disputa entre nosotros.

¿Cuál es el Plan B?

No me haga hablar de Plan B, cuando creo que el Plan A es de tal importanci­a que ya anunciar Plan B implicaría renunciar al desafío que tenemos. Hablemos de eso el 12 de enero si es que finalmente la unidad no prospera.

¿El PS va a tener una carta presidenci­al? Sí.

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