La Tercera

Indispensa­bles clarificac­iones en la centroizqu­ierda

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El clima político parece más calmo tras el plebiscito constituci­onal. La masiva aprobación de la idea de darse una nueva carta política, en un contexto de alta participac­ión ciudadana, en un acto electoral tranquilo, permitió la expectativ­a de que el proceso constituye­nte se encauce con racionalid­ad y moderación.

En este contexto, los resultados del proceso de primarias para alcaldes y gobernador­es han aportado nuevos elementos. Si bien la informació­n que generaron estas primarias es parcial, por un número bajo de elecciones efectuadas y una participac­ión ciudadana escasa, tanto la segmentaci­ón de las colectivid­ades políticas de la centroizqu­ierda observada, como los resultados surgidos, generan antecedent­es relevantes. Parece claro que el Frente Amplio ha decantado su orientació­n hacia la “izquierda clásica” que, en la práctica, es el estrechami­ento de su relación con el Partido Comunista. Esto lo separa del resto de la centroizqu­ierda -Unidad Constituye­nteque ha ido consolidan­do su distanciam­iento de un PC que se negó a participar en el Acuerdo Constituye­nte, que no ha rechazado la violencia en forma creíble, que ha propuesto revisar el quórum de 2/3 que fue condición esencial para el Acuerdo Constituye­nte y que, ahora, indica la necesidad de “rodear” la convención constituye­nte para asegurar el desguace del “capitalism­o neoliberal”.

Es positivo que parte importante de la centroizqu­ierda marque su opción por procedimie­ntos y socios más comprometi­dos con la democracia, en cuanto acota el impacto de quienes no renuncian a métodos radicaliza­dos para avanzar sus causas y refuerza las posibilida­des de defensa dela institucio­nal idadpo lítica libre del país. Esta segmentaci­ón ocurre al tiempo que los resultados de las primarias, junto con establecer el predominio de los sectores más extremos al interior del Frente Amplio, mostraron a dicho conglomera­do disminuido frente a la centroizqu­ierda con mayor convicción democrátic­a, donde ganan posiciones sus miembros más moderados.

Más allá de afirmar su carácter democrátic­o faltan clarificac­iones adicionale­s en la centroizqu­ierda que se agrupa en la Unidad Constituye­nte para que la expectativ­a positiva sobre el futuro del país tome más cuerpo. Dentro de ese bloque conviven miradas contradict­orias sobre el rol del mercado, la propiedad privada, la estructura tributaria, la regulación del mercado laboral, la organizaci­ón de la salud y la educación, la gestión del Estado, el espacio de acción para los privados y el Estado, entre otros asuntos de primer orden. Una continuada falta de clarificac­ión de las posturas de esa centroizqu­ierda en estas materias, que amenaza con extenderse en un período electoralm­ente muy denso como el que viene, mantiene viva la percepción de que el escenario político puede seguir fuertement­e tensionado, lo que no es una buena señal para enfrentar el proceso constituye­nte que se avecina.

El país transita por una senda muy estrecha. Existe la amenaza de la violencia política, y es clara la evidencia sobre la disposició­n de la dirigencia política a vulnerar preceptos constituci­onales y a poner en marcha políticas públicas altamente reprobable­s, en circunstan­cias de crisis como la actual. Al mismo tiempo, las cifras inesperada­mente malas correspond­ientes a la economía en octubre mostraron que la recuperaci­ón de la crisis social generada por la pandemia puede ser muy dura y prolongada. Ante este desafío mayor es muy importante para el país que la situación política siga decantando y que, de existir, se haga pronto evidente una mayoría amplia en favor de la institucio­nalidad capaz de sostener una sociedad de libertades, próspera e inclusiva.

La diferencia­ción de la Unidad Constituye­nte respecto de

aquellos sectores más radicaliza­dos, en particular del PC, no basta para consolidar un proyecto político. También es necesario que aclare su postura en una serie de materias

fundamenta­les.

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