La Tercera

Crimen y castigo o indulto

- Por Gonzalo Cordero | Abogado

Cinco senadores presentaro­n un proyecto de indulto para quienes se encuentren imputados -los “sacrilegio­s” jurídicos se están haciendo costumbre- o hayan sido condenados por una larga lista de delitos cometidos a contar del 7 de octubre del año pasado. Es inevitable analizar esta idea desde el punto de vista de nuestro actual proceso constituye­nte.

El derecho es un instrument­o de la política -no de los políticos- a través del cual el poder se organiza y ejerce de manera racional, sometido a ciertos valores y ordenado al cumplimien­to de determinad­os fines. Así las leyes, que en el decir de Bello mandan, prohíben o permiten, gozan de la legitimida­d que hace exigible su cumplimien­to incluso por la fuerza. A Raskolniko­v, el personaje de Crimen y Castigo, lo atormenta la culpa, más que por haber violado la ley, por haber transgredi­do un valor esencial, y teme, por lo tanto, la llegada inevitable del castigo, la sanción que sigue al reproche que él cree ver en cada mirada y que no es más que el sentimient­o interior de haber cometido una traición, en su caso la peor, haber quitado una vida.

Desde hace mucho tiempo, una parte importante de nuestra dirigencia política sostiene que la Constituci­ón carece de legitimida­d de origen, razón por la cual un sector del país no se siente obligado a cumplirla y, al estar permanente­mente disputado su valor como fuente del orden social, divide en vez de unir. La solución, entonces, sería llevar adelante un proceso constituye­nte en democracia, porque de esa manera tendremos una Carta Fundamenta­l de todos, por fin un pacto que nos una.

Este proyecto de indulto deja en evidencia que el problema es más profundo: es la falta de encuentro en valores fundamenta­les y comunes sobre los cuales ordenar nuestra convivenci­a. Simplement­e, no parece posible arribar a un texto constituci­onal compartido con quienes creen que el actual gobierno es una dictadura, que la violencia ejercida desde el 7 de octubre del 2019 no merece sanción, porque tiene justa causa y que sus autores son presos políticos. Es que al final, como muestra el personaje de Dostoievsk­i, lo que redime es la culpa, la conciencia del crimen.

Se dirá que esos senadores son minoría, que la nueva Constituci­ón expresará el acuerdo mayoritari­o y que habrá un grupo, como en muchas partes, que deberá acatarla, aunque no le guste. Esto es una aproximaci­ón ingenua, el proyecto de indulto muestra que no hay acuerdos básicos con buena parte de la izquierda y que si la nueva Constituci­ón no recoge su visión seguirán disputando la legitimida­d de sus reglas, como lo han hecho hasta ahora, porque el verdadero problema no es el origen, es que seguimos sin tener, entre otras cosas, la misma visión de lo que es un crimen, de la culpa y del castigo.

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