Juegos mentales
Planificadores como nadie, los atletas de alto rendimiento han tenido que lidiar con la incertidumbre de Tokio 2020 y todas sus derivadas. Crovetto, Riveros, Köbrich, Abraham, Acosta y Grimalt, apellidos referentes del Team Chile, despliegan sus sensaciones y proyectos.
LLos calendarios de los deportistas nunca enseñan cajas en blanco. Cada día, cada semana tienen un fin, una estrategia, un momento, un orden perfecto que se planifica al detalle. El Covid-19 borró toda esa agenda, páginas ahora sin anotaciones que desesperan a cualquiera. A un deportista de alto rendimiento, aún más. Y si en medio de todo se empujaron 52 semanas los Juegos Olímpicos, el caos es total.
Seis reconocidos deportistas nacionales resumen lo que han vivido y aún enfrentan de cara a una incierta cita de los anillos en Japón con una gran diferencia, solo 15 deportistas ya están clasificados a Tokio y otros muchos deben buscar aún un cupo. Desde marzo se sabe que los Juegos de 2020 serán en julio de 2021, pero eso no logra tranquilizar. De incertidumbre a desesperanza, la línea parece ser fina.
La skeetera Francisca Crovetto, que fue quien logró la primera clasificación a la cita, hace más de dos años, dice que algo de eso hay, pero se debe superar: “La desesperanza es el sentimiento que hemos tenido todos durante este año. Para mí, que clasifiqué con tanta anticipación, fue un cambio de planes rotundo”.
Una visión similar tiene Bárbara Riveros. La triatleta aún tiene que conseguir la clasificación a Tokio y en su caso ha pasado la pandemia en Australia, desde donde reflexiona: “Todos estamos en un período de incertidumbre a nivel mundial, pero creo que ahí está el tema. Saber conducir esas energías, poder focalizar la mente en el presente y seguir avanzando. La motivación interna está en comprender por qué hacemos este trabajo, por qué entrenamos. Poder mantenerte honesta y con pasión a tu deporte es la forma cómo salir adelante”.
En Córdoba, en tanto, ha pasado la pandemia Kristel Köbrich. Argentina impuso desde el inicio una fuerte cuarentena y la chilena la ha sufrido sin poder ir a entrenar en una piscina por semanas. Pese a eso, asegura: “Nunca me he sentido desesperanzada, ni he perdido las ganas de entrenar. Sí pasamos una etapa de mucha incertidumbre, cuando no se sabía cuándo se hacían los Juegos. Fue un momento interno súper fuerte, pero nada dramático”.
En general, los deportistas nacionales han intentado no bajar los brazos. Así lo ve Crovetto, quien mantiene constante comunicación con ellos como presidenta de DAR Chile, la asociación de deportistas de alto rendimiento. “He tratado de que la desesperanza no me gobierne, trato de planificar y direccionar mis energías hacia lo que el COI comenta: que los Juegos se hacen sí o sí, con o sin vacuna, y eso da una cuota de esperanza”, cuenta.
Pero el que todo se haya atrasado un año golpea fuerte a varios deportistas, en especial a aquellos para quienes serían sus últimos Juegos. Como Köbrich, 35 años: “Seguimos entrenando para lo que nos interesa, que son los Juegos Olímpicos del próximo año... Que son los quintos para mí. Yo no sé cómo le afecta al deportista, porque en el físico, la mente, en alma, somos todos únicos”.
Melita Abraham, de 23 años, exponente del brillo internacional del remo chileno, ve todo distinto y cree que el año que pasará entre la fecha original y aquella en que se realizará la cita es de ganancia. “Ha sido difícil, pero lo hemos tomado bien. Con la Antonia somos jóvenes, lo tomamos como un año en que podíamos seguir sumando”.
“Entrenar en pandemia ha sido una adaptación, todas las semanas cambian las condiciones, este año se congeló, pero al mismo tiempo se nos abrió esta ventana para poder prepararnos con una mejor base física”, coincide Marco Grimalt, voleibolista de playa que hace dupla con su primo Esteban.
El factor sicológico es clave y Riveros lo ha tenido en cuenta para mirar con una visión general: “También hay una crisis mental. Ahí está el gran reto de poder focalizarnos en lo que tenemos, en el día a día, dejarle el resto a que la vida vaya tomando su curso de a poco y podamos seguir avanzando. Así tendremos una enseñanza de todo este período crítico. Son cosas que me han enseñado a retroceder y valorar lo que tenemos ahora”.
“Fue muy difícil todo ese tiempo que no pudimos entrenar, no lo pasamos bien”, dice el luchador Yasmani Acosta desde Serbia, donde estuvo compitiendo esta semana. Pocos han tenido esta suerte. Muchos deportistas han recurrido ahora a sicólogos deportivos y otros han intensificado su trabajo con los que ya tenían. Marco Grimalt cuenta su secreto: “Con Emilio Saavedra nos lo planteamos. ¿Qué deportista queremos llegar a ser? Queremos ser los número uno. Y todo lo que hacemos es para llegar a eso. Entonces planteamos pequeños objetivos diarios que van en miras del objetivo general”.
Los que saben que irán y los que aún no, imaginan hace tiempo Tokio 2020 y lo sueñan diferente. “Claramente van a ser unos Juegos distintos, por el público, los aforos que van a tener los recintos, no como nos hubiera gustado, pero vamos a tener que acostumbrarnos”, dice Francisca Crovetto, que ya estuvo en Londres 2012 y Río 2016. Serán diferentes “por donde se vean”, pero “seguirán siendo mágicos, nada le bajará ese título”. Cierra Köbrich, que sabe de Juegos Olímpicos. ●
“Trato de que la desesperanza no me gobierne, direcciono mis energías hacia que los Juegos se hacen sí o sí”.