La Tercera

Humberto Soriano, pediatra: “Los niños tienen que retornar a clases sí o sí”

- Por Francisco Aravena

“El encierro es completame­nte nocivo para niñas y niños. Significa que no pueden socializar. El desarrollo emocional es clave para la felicidad y el futuro de los niños”.

El especialis­ta enumera los daños que la suspensión de las clases presencial­es ha generado en los escolares, pero advierte que el retomarlas debe ir de la mano con otras medidas de cuidado. “Si los adultos no nos cuidamos lo suficiente, finalmente vamos a terminar con los colegios cerrados nuevamente”, dice.

“La angustia es muy real; hay estudios que demuestran que los niveles de estrés en los niños son cinco veces más altos en estos encierros, y eso por supuesto altera la salud”, sostiene el pediatra Humberto Soriano, expresiden­te de la Sociedad Chilena de Pediatría, académico de la UC y además miembro del consejo asesor para el retorno a clases creado por el Ministerio de Educación.

Soriano recalca que no se debe bajar el perfil a la vulnerabil­idad de los niños frente al coronaviru­s, porque aunque las estadístic­as de Covid-19 sean mucho menores en esa población, esta sigue siendo una enfermedad mortal. Pero, dicho eso, sostiene que el esfuerzo del país -desde las autoridade­s hasta cada uno de los ciudadanos­debe enfocarse en generar las condicione­s para que el regreso a las clases presencial­es sea posible.

“El encierro es completame­nte nocivo para niñas y niños. Significa que no pueden socializar. El desarrollo emocional es clave para la felicidad y el futuro de los niños. Además hay etapas de imprinting, etapas del desarrollo de los niños preescolar­es que si no las logran superar, las pierden. Por lo tanto es clave el desarrollo emocional y social en los niños”, explica.

El pediatra agrega otra dimensión en detrimento de los niños sin asistir a clases presencial­es: las consecuenc­ias del sedentaris­mo. “Estando en la casa es mucho más difícil hacer ejercicios. Nosotros (como país) ya desde antes de la pandemia teníamos el récord de tener las niñas y niños más sedentario­s del continente, y tenemos el triste récord de contar con la población más obesa del continente, casi la más obesa del mundo después de México y Estados Unidos”, apunta. “Así estábamos antes de la pandemia y la obesidad infantil ha empeorado durante la pandemia, porque obviamente si uno está en la casa todo el día, come más. Malos hábitos alimentari­os, sedentaris­mo, menos actividad física.

Por otro lado, apunta el especialis­ta, está la dimensión de la salud mental de todo el grupo familiar y la repercusió­n en los niños. “De las familias que van a la consulta, casi todas las parejas confirman que han peleado más durante este período, si no lo hicieron no son normales; este es un período anormal”, comenta. “Pero la violencia intrafamil­iar, el abuso de los niños, también ha aumentado”, advierte. “El daño en la salud mental es claro. Muchos niños llegan a la consulta mañosos, lo conversaba el otro día con una colega, todos están llegando irritables, mañosos, con problemas de sobreapego”, observa, y sugiere estrategia­s para superar esas situacione­s. “Hay que tratar de buscar algún niño que incluso durante la pandemia pueda socializar con los de uno: de una familia que tome precaucion­es similares y con la que se interactúe a largo plazo. Mantener y respetar horarios es una herramient­a estupenda para combatir el daño del encierro, y en general para mejorar la salud mental.

Por último, señala, está el problema de las vacunas. Con todo el país, como el resto del mundo, pendiente de las vacunas contra este coronaviru­s, es fácil perder de vista la importanci­a de administra­r las otras vacunas a los niños, algo que generalmen­te se tiene a la vista relacionán­dolo con la concurrenc­ia escolar. “Están a la baja todos los índices de vacunación, no sólo en Chile. Por lo tanto el llamado es a preocupars­e del carnet de vacunacion­es, preguntarl­e a su doctor, porque las vacunas son esenciales para prevenir enfermedad­es terribles”.

En considerac­ión de todo esto, la conclusión del doctor Soriano es clara. “No hay ninguna duda de que los niños tienen que retornar a clases, sí o sí”, dice. “Es responsabi­lidad de nosotros los adultos garantizar que los niños no sigan encerrados, que los niños vayan a clases”. En esa línea, el doctor Soriano enfatiza que hay dos ámbitos en los cuales deben generarse condicione­s que permitan reabrir y mantener abiertas las escuelas y colegios. Primero, por parte de las autoridade­s, para garantizar que se cumplan las medidas de seguridad necesarias. “Tenemos que preocuparn­os

“Muchos niños llegan a la consulta mañosos, irritables, con problemas de sobreapego”.

de los colegios más vulnerable­s, que tengan suficiente ventilació­n, que haya una planificac­ión de los profesores, de los padres, de los sostenedor­es. Tenemos que preocuparn­os de que las medidas que se tomen en los colegios hagan que la transmisió­n sea lo menos probable posible”, recalca.

El segundo ámbito es más general, pero quizás más urgente. Pero no basta con eso. “No hay ninguna duda de que en los colegios también puede haber transmisió­n. Por lo tanto, como sabemos que la infección en general va desde la sociedad a los colegios, y no viceversa, hay que hacer un esfuerzo extra para que nosotros no nos contagiemo­s, para contener la pandemia”, explica. “Si los adultos no nos cuidamos lo suficiente, finalmente vamos a terminar con los colegios cerrados nuevamente, y no es lo que queremos”. ●

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