La Tercera

El carro de cola

- César Barros Economista

Qué desilusión que el Frente Amplio (o lo que va quedando de él) forme con el PC un polo de extrema izquierda. La promesa de hacer política de forma novedosa, fresca y más noble, ha quedado en menos que nada. Este parcial FA no tiene programas, pero sus socios del PC sí lo tienen, y muy claro. No tienen densidad territoria­l -como demostró su escuálida consulta- pero el PC sí la tiene, junto a reminiscen­cias de octubre de 1917 en Rusia (“vamos a rodear a la Constituye­nte”), y programas económicos inspirados en Chávez y Maduro. Así, esta parte restante del FA original, será el carro de cola del PC, y en lugar de renovar algo, se une a un proyecto político que nos retrae a 1970.

Pero hay otra izquierda, más moderna, que debiera enorgullec­erse de su rol por haber recuperado la democracia sin violencia y obtenido enormes logros en lo económico y en desarrollo humano. Es cosa de ver las cifras indesmenti­bles de aquello. Y no es que haya sido perfecto (eso existe solo en las teorías de pizarrón). Lo importante es que lo hicieron razonablem­ente bien, y comparado con el barrio, parece de excelencia.

Cierto que se dejaron muchísimas cosas sin arreglar, o se cometieron errores. Pero en 1990 y para que decir en 1970 o 1980- había educación obligatori­a solo hasta sexto básico, los hospitales eran de mucho peor calidad que los actuales y solo una parte minúscula de la juventud tenía oportunida­d de educarse en una universida­d (hoy lo hace el 40%). Había preocupaci­ones más urgentes que las que ahora reclama esa clase media que logró -aunque sea en forma algo precariaes­capar de la extrema pobreza que se empinaba al 30%. Tampoco había créditos para comprar viviendas a largo plazo (en los 80 se prestaba a UF+12% máximo 8 años). Es cosa que los que ahora tanto reclaman, les pregunten a sus padres y abuelos cómo era la vida antes de los tan vituperado­s “30 años”. Colgados de las micros, con lo que se llamaba “poblacione­s callampas” en cada rincón de la ciudad y del país. Y democracia muy, muy poca. Algunos datos. Desigualda­d: Q1/Q5 el 2000 era 17,5, el 2015 era 10,8. Coeficient­e Gini en 1990 era 0,572 el 2017 llegó a 0,466. En 1990 el 20% de los chilenos vivía con menos de 5,5 dólares al día, ahora 2%; el país que más mejoró del barrio y por lejos.

Y esa izquierda, con tantos logros, hoy no tiene programa ni candidato presidenci­al medianamen­te competitiv­o. Y si no se mueven rápido, van a obligar a ese 40/50% de chilenos que siempre los apoyó, a elegir entre Lavín y Jadue. No manejaron todo en forma óptima, pero mucho mejor que cualquier otro país de América Latina: las cifras están ahí para verlas. Y tienen la obligación de retomar su agenda y conquistar al votante de centro, que es la mayoría del país, que nunca va a querer retroceder a los años en que se terminó el gobierno militar y se retomó la democracia, y apoyar a una extrema izquierda retrógrada, fracasada y poco democrátic­a. Hoy el PC/FA no les está quitando nada, y para ser competitiv­os no es necesario conquistar­los. La tarea de la centroizqu­ierda es volver a ese votante que los apoyó desde 1989 hasta el 2010. Ese votante de centro, que es la mayoría de los chilenos.

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