La Tercera

El 37 de febrero

- Por Juan Cristóbal Guarello

“Esperamos terminar la semana del 21 de febrero”. Esa fue la proyección de la actual temporada que hizo el presidente de la ANFP Pablo Milad en la crispada entrevista con radio ADN. Como ocurrió en 2019, cuando la gran mayoría de los clubes optaron por suspender todo sin medir las consecuenc­ias, este campeonato 2020 ha sufrido la mirada cortoplaci­sta, ventajera y contraprod­ucente de los mismos clubes, quienes, ante la posibilida­d de suspender partidos por el Covid-19, y darle aire a sus planteles tan cortos como mal armados, han desarmando el torneo al punto que ya nadie sabe qué fecha se está jugando.

En una entrevista con Fabián Estay, el ex volante de la selección chilena contaba que en México, con la pandemia descontrol­ada, no hay posibilida­d de suspender partidos, que, ante brotes masivos dentro de un club, estos deben presentars­e con juveniles. Es como la doctrina de la Conmebol que tiene a todos caminando derechitos y que el Junior de Barranquil­la, como ejemplo más reciente, sufrió con todo el rigor.

Pero en Chile no se puede hacer. Primero, porque el reglamento prohíbe jugar con Sub 20 (algo que se puede arreglar con una votación en el consejo de presidente­s). Segundo, y esto es lo más grave, es que la mayoría de los clubes profesiona­les carece de divisiones cadetes mínimament­e competitiv­as, que estas fueron graciosame­nte desmantela­das tras el 18 de octubre de 2019, para ahorrar plata, que, en definitiva, las sociedades anónimas ven en la formación de jugadores un gasto inútil, un botadero de plata que trae muy pocos e imprecisos beneficios.

Pero no es el único problema que conlleva el alargamien­to descontrol­ado del campeonato 2020. Los jugadores que terminan contrato esta temporada, la gran mayoría, pensaban que tendrían resuelta su situación a finales de enero a más tardar. Pero, no, serán tres semanas más y tal vez cuatro. ¿Qué pasa? Que los extranjero­s y los chilenos que tienen posibilida­d de jugar fuera, se encontrará­n con planteles armados y con casi nulas chances de ser transferid­os a mercados más poderosos. Un mal negocio para todos.

Además, como rúbrica, el fútbol chileno sufrirá el “síndrome La Serena”. Equipo que ganó el ascenso a finales de enero y dos semanas después debió jugar en Primera División casi con el mismo plantel que estuvo en la B, porque casi no quedaban jugadores en el mercado. Ya vimos cómo anduvo La Serena en la primera rueda. Bueno, termina el campeonato 2020 y resulta que la fase 1 de la Copa Libertador­es, Chile 4, ya se va a estar jugando desde el 16 de febrero. Y la fase 2, Chile 3, comienza su llave el 2 de marzo ¿Qué tal?

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