La renovación imposible del PC
En la pasada elección interna, en el sistema propio que tiene el PC, resultó que la diputada Camila Vallejo y el candidato presidencial Daniel Jadue obtuvieron más votación que el actual presidente del partido. En otra colectividad política habría sido un cambio generacional, una nueva sensibilidad que toma el poder e incluso una crisis institucional como las que suele tener el PS. Pero el PC no funciona con las lógicas de la democracia a la que suelen llamar burguesa, como reconoció honestamente el alcalde de Recoleta. Bajo la mirada tranquila de Teillier, el recambio quedó solo como una historia sacada de cuentos de hadas.
Un crítico tuit de la diputada Cariola, sobre el machismo imperante en el partido, fue borrado a tiempo antes de que lo leyeran los medios. Así, Teillier sigue siendo la única figura anacrónica en el partido, alabado al estilo estalinista por abrir espacio a las nuevas generaciones.
En cierto sentido, tienen razón. Teillier parece más un Nikita Krushov que actúa con pragmatismo y así formaron parte del segundo gobierno de Bachelet sin pedir nada a cambio. Ese acto oportuno da un sello de legitimidad al PC y despeja dudas respecto de que su lógica es siempre rodear edificios. Saben estar con un pie en la institucionalidad y otro en la calle, como lo planteó en su momento la diputada Vallejo.
Por cierto, el anticomunismo imperante en muchos líderes de opinión no es la norma en la calle. En su momento, en el comando de Bachelet hubo tranquilidad cuando estudios encargados mostraban que no había mayor drama en la incorporación de los comunistas al comando como criticaban por doquier los oficialistas de entonces, e incluso algún contendor de las primarias. Tampoco existe esa lógica de Guerra Fría en las valoraciones que hacen las personas sobre el alcalde de Recoleta. La ilusión que debido a su militancia comunista es un candidato fácil en segunda vuelta funciona muy bien en columnas políticas, pero mal en la realidad. Esa quimera ha hecho que muchos en la derecha se concentren en él para que tenga más fuerza sobre los candidatos moderados y así llegue al balotaje. Pero no tienen en cuenta que Jadue es un candidato formidable, capaz de derrotar a cualquiera en segunda vuelta y hacer trizas el proceso constitucional.
Un dato importante lo entrega la encuesta Criteria. En septiembre de 2019, Jadue tenía un 4% de preferencias presidenciales. Lo superaba con creces Beatriz Sánchez, que tenía entonces un 14%. En la última encuesta de octubre del 2020, el alcalde llegó hasta ese mismo 14% y al primer lugar de las preferencias presidenciales. En la decisión del diputado Jackson y sus partidarios de girar hacia el PC hay un pragmatismo numérico evidente.
Las razones de esta alza son múltiples, pero un hecho concreto es que Jadue y el PC han sido opositores de siempre al acuerdo de noviembre que abrió el camino a un nuevo escenario institucional. También son contrarios a la regla de los 2/3 que permiten una Constitución consensuada, razonable y que se haga cargo de las carencias de la democracia chilena. Por ello la apuesta será hacer la presión popular suficiente para deslegitimar la cocina necesaria para los acuerdos que lleven a una nueva Constitución. Y, sin duda, poner su presión en el plebiscito de salida. Si además ocurre ello en un gobierno de izquierda dirigido por Jadue, será el momento para llamar a una verdadera revolución constituyente.