La Tercera

Difícil unidad política

- Eugenio Rivera Fundación Chile21

El 18-O, el acuerdo del 15-N y el 80% de apoyo que obtuvo el Apruebo y la Convención Constituci­onal (CC) abren esperanzas de tener una nueva Constituci­ón que abra paso a una sociedad más igualitari­a y democrátic­a. Amenazan esta posibilida­d la lista unitaria de la derecha a la CC, las múltiples listas de la oposición, la retórica unitaria y la aplicación de la aritmética simple a la política de la oposición, pero, sobre todo, la falta de una real renovación de sus diferentes sectores.

Superar la actual fragmentac­ión política requiere reconocer que la renovación es un desafío de todos. En primer lugar, para la ex Concertaci­ón que, más allá de los avances, falló en la renovación de sus liderazgos, abandonó la idea de sustituir el modelo neoliberal con un nuevo modelo de desarrollo y mantuvo y profundizó el sistema de AFP, un sistema injusto e ineficient­e de salud y una educación desigual. Favoreció una creciente despolitiz­ación de la ciudadanía y del sistema político, y la idea que la deliberaci­ón política debía ser dejada a los “expertos”. Éstos ocuparon los puestos de decisión sobre las políticas públicas, hicieron uso de la puerta giratoria y pretendier­on ponerse por encima de la política. Una buena noticia puede ser la propuesta de la candidatur­a de Paula Narváez que podría retomar los afanes de cambio de Bachelet II e iniciar una efectiva renovación.

En segundo lugar, también es necesaria la renovación de un importante sector de críticos del neoliberal­ismo que siguen declarándo­se marxistas leninistas y no valoran la importanci­a de la democracia representa­tiva (denostándo­la como simple democracia procedimen­tal) como elemento insustitui­ble del autogobier­no ciudadano. La falta de renovación se traduce en la subestimac­ión del acuerdo del 15-N y de la CC como instancia para la creación de una nueva Constituci­ón. El que el comité central del PC sea paritario representa un aire de renovación que quizás puede proyectars­e a otros ámbitos de su política.

En tercer lugar, el Frente Amplio (FA) no ha logrado materializ­ar una fuerza real de cambios. La fragmentac­ión que ha sufrido tiene que ver con la falta de comprensió­n de los cambios que ha sufrido la sociedad chilena y la profundida­d de la desafecció­n política de la ciudadanía, una visión ingenua de lo que significa la construcci­ón partidaria y una perspectiv­a ideológica con muchos elementos setenteros que no termina de independiz­arse de los grupos no renovados de la izquierda tradiciona­l. La participac­ión de personas y partidos del FA en la búsqueda de una lista unitaria para la CC y la búsqueda de un precandida­to presidenci­al propio son señales importante­s de una mayor compresión de los desafíos que enfrenta el país. Avanzar en la resolución de estos desafíos es condición para alcanzar una nueva Constituci­ón y un gobierno progresist­a.

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