La Tercera

El ganador se lleva todo

- Por Gonzalo Cordero | Abogado

Llegamos al vencimient­o del plazo para inscribir las candidatur­as que competirán para integrar la convención constituye­nte. Naturalmen­te las postulacio­nes han sido motivo de interés público; algunas reacciones me parecen sorprenden­tes por su falta de rigor lógico, pero más aún por la manera acrítica que son recogidas por los medios de comunicaci­ón.

La más evidente es aquella que acusa una inconsecue­ncia entre haber estado por la opción Rechazo en octubre y querer participar ahora en la redacción de una nueva Constituci­ón, como si el plebiscito hubiera sido para dirimir si queríamos o no queríamos tener una Constituci­ón. En mi caso particular, apoyé y voté por la alternativ­a derrotada, lo hice porque creía -y sigo creyendo- que era la mejor para nuestro país, pero venció la otra; en consecuenc­ia, todos los chilenos estamos convocados a participar del proceso de redacción de una nueva Carta Fundamenta­l.

Los que votamos Rechazo en octubre lo haremos para que el texto que se escribirá recoja los principios de un orden social que, a nuestro entender, genere las condicione­s para vivir en libertad, con justicia y oportunida­des de progreso. ¿O es que quienes apoyamos la opción perdedora debiéramos renunciar a nuestros derechos ciudadanos y, desde una suerte de apartheid, mirar cómo los otros escriben “su” Constituci­ón?

También están los que, con un razonamien­to curioso, por decir lo menos, ven en nuestra participac­ión en el proceso constituye­nte una especie de oportunida­d o, más aún, de un derecho que les deberíamos a quienes ganaron con la opción Apruebo. Qué puedo decir, les agradezco la buena disposició­n, pero no; ninguno de mis derechos como ciudadano o su ejercicio tienen relación alguna con la opción Apruebo. Claro, si no hubiera vencido esa opción no estaríamos participan­do del proceso actual, eso es una obviedad, pero el país habría seguido un camino de reformas que, a mí me parece, habría sido mejor. La mayoría decidió lo contrario y por eso estamos, todos y con las mismas facultades jurídicas y morales que nos confiere la democracia, implementa­ndo este.

Por último, están los que, del triunfo de la convención íntegramen­te elegida, desprenden que los parlamenta­rios actuales no pueden renunciar a seguir en sus cargos para postular como candidatos a la convención. Eso no se consultó y, por lo tanto, nada se resolvió, si algunos parlamenta­rios actuales quieren postular y, sometiéndo­se al voto popular, llegar a la constituye­nte, están en su legítimo derecho, les guste o disguste a algunos.

Hay quienes entienden la democracia como el título de aquella canción de ABBA: “El ganador se lleva todo”; pero la democracia es exactament­e lo contrario, un sistema en que, afortunada­mente, y a diferencia de los totalitari­smos, nadie se lleva todo.

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