SIGUE EL POPULISMO PARLAMENTARIO
SEÑOR DIRECTOR
Por una holgada mayoría de siete votos contra tres, la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados aprobó la reforma constitucional que permite “hacer un retiro” de las rentas vitalicias. La sola idea del proyecto ya es absurda, porque no se pueden retirar fondos inexistentes. Cuando las compañías de seguro venden una renta vitalicia, reciben los fondos del asegurado, que por ende dejan de ser de su propiedad, para que luego la compañía invierta estos fondos en proyectos de largo plazo que le generen flujos, y de esta forma poder cumplir su compromiso con los jubilados. Por lo tanto, el jubilado ya no es dueño de los fondos, y la compañía tampoco los tiene empozados para poder devolver una parte a todos en forma simultánea.
Pero nada de eso importa a los parlamentarios, ni el grave problema financiero en que quedarían las compañías, ni menos el derecho de propiedad sobre esos recursos. ¿Y cuál es el objetivo de implementar una aberración jurídica como la descrita? Por supuesto, ir en ayuda de estos jubilados, que producto de la pandemia enfrentan una situación de deterioro ¿En serio? Incluso en la justificación, este proyecto de reforma es ilógico, por cuanto por definición los jubilados por renta vitalicia no han enfrentado ninguna disminución en su renta, es más, justamente una de las razones para jubilarse por esta vía es que asegura una renta fija en UF hasta el día del fallecimiento, independiente de la situación económica del país.
Lo más grave de todo es que con este nivel de deterioro institucional y de vulneración de las leyes, nos hemos puesto por delante la tarea de acordar una nueva Constitución. Cuesta ser optimista sobre el proceso.
M. Cecilia Cifuentes ESE Business School